Mucho hemos tenido que esperar para escuchar Una Canción de cuna entre tempestades, pero –como suponíamos– ha merecido la pena. Y no solo porque estemos ante un discazo, sino porque una vez más The New Raemon ha capturado un momento social en notas y palabras. Además, hemos tenido la posibilidad de hablar con Ramón Rodríguez, su vocalista, de astrología, puntos de fuga y de la industria de la música.
Llevamos desde septiembre volviéndonos locos recibiendo a cuentagotas los temas de Una canción de cuna entre tempestades. ¿Buscabais generar expectativas o ha sido un baile de fechas no intencionado?
No, lo que ha sucedido es que olvidamos formalizar una cláusula del contrato discográfico, al ser una multinacional cualquier cosa debe ser aprobada antes de su fabricación, etc. Eso hizo que el disco se retrasara seis o siete semanas. El lado bueno es que preparé bien los temas extra y hemos podido ir estrenando cosas mientras tanto, así que todos contentos.
Soy géminis, una contradicción andante, así que algo de eso también forma parte de mis canciones

Los que te seguimos desde hace años sentimos que tu fuente de inspiración es el día a día, pero creo que esa cotidianeidad nunca había sido tan tensa como en este álbum. ¿Puedes hablarnos del contraste entre Wittgenstein y Un posible final?
Soy géminis, una contradicción andante, así que algo de eso también forma parte de mis canciones, esos contrastes tan marcados tipo ‘estoy muy loco / hola, ¿qué tal?’.
Dejo a Lyona manga ancha para hacer lo que le dé la gana, confío plenamente en su criterio
Un posible final cuenta con la colaboración de Rocío Márquez que se une a la inmensa lista de músicos y artistas con los que has colaborado… sabemos que la pregunta de ‘con quién te gustaría colaborar’ está muy gastada, así que si pudieses traer a alguien de vuelta para una canción, ¿a quién te gustaría que fuera y por qué?
Algún día me gustaría hacer un disco a medias con Jeremy Enigk –lo hemos hablado muchas veces– o con Eric Bachman. Siendo todos amigos, no lo veo demasiado imposible.
En el centro de baile es –por el momento– el único videoclip de los temas del disco y para él has contado con Lyona. Como era de esperar, el resultado es alucinante. ¿Qué imágenes o ideas queríais transmitir con esta peli?
Dejo a Lyona manga ancha para hacer lo que le dé la gana, confío plenamente en su criterio, en este caso concreto el videoclip es una idea suya y de Anna Hierro, que protagoniza el vídeo junto a Nao Albet.
Tu anterior álbum, Lluvia y truenos, es de 2016 con lo que podemos decir que este disco se ha gestado en los últimos dos años con todo lo que eso conlleva a nivel político, económico y social. ¿Trabajar en este álbum ha sido un refugio para digerir lo que estaba pasando?
Y más que va a pasar a no ser que reaccionemos con contundencia. Mis canciones son una vía de escape a esa realidad impuesta, es mi forma de crear otra estructura dentro de la que nos imponen.
Este es el tercer disco que produces junto a Raúl Pérez ¿os entendéis ya solo con miraros o siguen siendo necesarias las palabras?
Los dos somos hombres de pocas palabras, un disco más y ponemos en práctica la telekinesis.
Con más de doce trabajos a tus espaldas habrás vivido toda clase de emociones ante la salida de un nuevo trabajo… ¿qué esperas de este?
Que el disco haga su trabajo y la gente lo disfrute. Yo ya lo he disfrutado componiendo el álbum, es la parte que más me gusta del oficio.
En una entrevista concedida a La Vanguardia confiesas que estuviste a punto de dejar de tocar tras mirar al mal de la industria a la cara… ¿cómo ves esa misma industria en 2018?
La veo agonizando, es esperanzador.

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