Tuve la suerte de estar en el segundo concierto que el grupo de El Paso (una ciudad perdida en la frontera entre Estados Unidos y México) ofreció en Barcelona (otra ciudad rodeada de muchas fronteras) el pasado martes. Lo que noté fue un patrón de comportamiento muy marcado que me hizo pensar que antes del concierto, el grupo envió un memorándum a sus fans y que el mío se fue a la carpeta de spam. Para los que estuvieron: ¿por qué no la filtraron? Para los que no: no se preocupen, a continuación los los pongo en situación.
Primer requisito: ver la vida en blanco y negro. Si no la vida, al menos el concierto. Había que aceptar que desde el minuto uno, la escenografía te transportaba a un mundo de melancolía. Antes de que sonara cualquier riff de la guitarra, se proyectó un corto que mostraba nada más y nada menos que un balcón con un paisaje de lluvia. Si te dejabas llevar por el sentimiento, echabas de menos la manta y el sofá y te preguntabas qué te había traído a ese lugar en un día tan raro como ese martes. Ah, sí, un concierto. El concierto de Cigarettes After Sex.
El hecho que toda las imágenes que se comparten de los directos del grupo estén en blanco y negro es porque los fotógrafos y sus cámaras entran en la melancolía colectiva y no encuentran otra manera de plasmar ese momento que apelando a la colorimetría de antaño. Eso o que el grupo pide expresamente que estén en blanco y negro porque son muy cool. No afirmo ni desmiento ninguna de las dos.
Segundo requisito: Ir en pareja. Al parecer las entradas las vendían de dos en dos porque desde donde yo estaba, y mira que me ubiqué en un sitio que dominaba toda la sala desde lo alto, no había nadie solo. Excepto yo, claro está. A mi no me llegó el memo, recuerden. Pues eso, la miel se multiplicaba conforme el grupo tocaba Falling in love, Touch, Sweet… Y lo más destacable es que todas las parejas habían asistido a un curso previo de coreografía o algo así porque hacían exactamente lo mismo. Chica o chico abrazados uno detrás del otro meciéndose como un bote en altamar, levantando levemente los brazos en los coros y aferrándose aún más a la cintura de su pareja. Todos y cada uno hacían lo mismo. Pocas excepciones había. Muy pocas.
Tercer requisito: no abusar del móvil. Muy pocas pantallas se vieron en aquella noche en la Sala Apolo. El ambiente te invitaba a disfrutar del melodioso estilo de las canciones de Cigarettes After Sex. Moverte, incluso, era romper con el ritmo que creaba Greg Gonzalez. Porque si el líder del grupo se mueve tan poco para darle el protagonismo a la música, tú, simple mortal, te tendrías que mover menos. Por respecto y buen gusto, decían por allí.
Las canciones se sucedieron una tras otra, mientras el público consumía religiosamente cada nota. Todos salimos un poco flotando. Keep on loving you (excelente cover del hit de REO Speedwagon) y Dreaming of you nos recordaron el porqué estábamos allí y que esto estaba pronto a terminar. Que mañana sería miércoles. Y que faltaban tres días para un fin de semana que pintaba más de manta y sofá que de fiesta y reguetón. Un té y, claro está, unos Cigarettes After Sex.




Autores de este artículo

Maca Arena

Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.