Que Najwa Nimri no es una mujer cualquiera y que hace lo que quiere lo sabemos todos. Si quiere desvelar el secreto seis meses guardado de lo que hay dentro de la misteriosa caja de La Resistencia, pues lo hace. Y si quiere dar un concierto de tres cuartos de hora con una sala Razzmatazz a reventar y un público entregado, pues lo hace. A pesar de ser, por ahora, uno de los dos únicos conciertos de la gira de su nuevo y esperado disco, Viene de largo (Mushroom Pillow, 2020), un álbum a medio camino del trap, el techno y el ‘spoken word’.
El concierto empezó con la proyección durante 10 minutos de unos arcos geométricos concéntricos blancos sobre un fondo negro, como si de un ritual de hipnotización se tratara. El público, impaciente, gritaba “¡que salga ya!” y coreaba el nombre de la cantante, que significa ‘éxtasis’ en árabe, hasta que empezó a sonar la base electrónica de Todos Respirando. Entonces apareció ella, encapuchada y de negro, coreando “como una oleada” y la gente estalló en aplausos y gritos. Su presencia llenó el escenario y enseguida se mostró muy entregada a su público: “chavalitas, os quiero lo más grande”, gritó.
No hubo pausas entre un tema y el siguiente, así que tan pronto terminó su primera canción, empezó a sonar la base electrónica, con dejes de música oriental, de Más arriba. Najwa tiene algo hipnótico, seguramente debido a su fuerte personalidad y al hecho evidente de ser ama de sí misma, por el control que tiene de su cuerpo y de su música. Despierta sensualidad y rebeldía, cosa que traslada a su forma de cantar, especialmente cuando lo hace en español, le queda mucho más orgánico.
El tercer tema que interpretó fue Buenas palabras que es, quizás, el más ‘dancehall’ del disco. En la gran pantalla de detrás del escenario aparece una animación con la letra de la canción, verde sobre un fondo negro. La sorpresa nos la llevamos con el siguiente tema Tasqtsales, que critica el ‘encefalograma plano’ y la ‘estupidez’ de algunos seres humanos, y en el que Najwa desapareció del escenario para ceder el espacio a sus cuatro bailarinxs con una coreografía increíble. La cantante volvió aparecer para empalmar con el tema Guija, en la que casi todas las palabras terminan en -ja, que alude a este sonido fonético muy presente en la lengua árabe, su lengua paterna.
Y llega Viene de largo, el tema que da nombre al disco y que destaca por una base de trap con ritmos cubanos. ¿El mensaje? Todo el proceso de creación de este disco viene de largo, se ha ido cociendo entre los espacios libres de su ajetreada agenda como actriz, con el añadido de probar con distintos productores hasta dar con el adecuado: Josh Tampico. Alarga esta atmósfera latina con No tengo miedo a llorar, el tema más comercial del álbum y que recuerda un poco al Contando lunares de Don Patricio.
Najwa anuncia que es hora de ir despidiéndose –llevamos apenas media hora de concierto–, y que si Madrid vacío es el lugar equivocado, habrá que venirse a Barcelona, presentando así el siguiente tema entre aplausos. Sigue con Hay alguien ahí?, la más melódica del disco, para terminar con el tema estrella: Lento, producida junto a El Guincho, coautor y coproductor de El Mal Querer. El público aplaude y le tiran ramos de flores, cartas y pancartas. Najwa se despide y se cierra una especie de talón. La gente se queda con una sensación rara, la de “pero si acabamos de llegar”. Y es que a pesar de ser un concierto de presentación del nuevo disco, y tocar todas las canciones que lo conforman, no hubiera estado nada mal ir intercalándolas con algún tema antiguo. No se trata de un concierto en el marco de un festival y ningún fan se merece un concierto de sólo 45 minutos.






Autores de este artículo

Mariona Rodríguez Brugada

Miguel López Mallach
De la Generación X, también fui a EGB. Me ha tocado vivir la llegada del Walkman, CD, PC de sobremesa, entre otras cosas.
Perfeccionista, pero sobre todo, observador. Intentando buscar la creatividad y las emociones en cada encuadre.