Hace poco más de una semana que se ha publicado ‘MENINAS’, el álbum debut de GARCÍA Picasso, un artista que ha construido una propuesta única, diluyendo las barreras entre géneros en lo musical, estético y performativo. Una semana antes de su lanzamiento, tuvimos la oportunidad de conversar él a través de una videollamda.
En esta entrevista, nos cuenta el proceso creativo de su primer álbum, la importancia de Locomía en su sonido y cómo fue encontrando su propio estilo en el escenario. Así, MENINAS no solo representa el resultado de un año de experimentación, sino también la confirmación de un artista que busca reinterpretar el pasado con una identidad marcada y reconocible.
Tu nombre artístico, GARCÍA Picasso, y el título de tu álbum MENINAS están claramente conectados con el homenaje a los clásicos, especialmente a Pablo Picasso y su reinterpretación de Las Meninas. ¿Cómo nació esta idea? ¿Cuándo decidiste que esa inspiración en los clásicos sería el eje de tu proyecto musical?
La idea viene un poco de cómo estuve trabajando el último año, porque tomaba fragmentos de temas que me gustaban —como progresiones de acordes o melodías vocales— y los usaba como punto de partida para mis propias canciones, en vez de crear todo desde cero. A veces han salido versiones, como en el caso de Locomía, y otras veces son más bien inspiraciones, donde he tomado elementos de otros temas y los he adaptado a mi estilo. De ahí viene el paralelismo con Las Meninas: al igual que Picasso reinterpretó la obra de Velázquez, yo he reinterpretado o tomado prestados elementos de otras canciones. Creo que los artistas solemos nutrirnos de otros y, a veces, eso se nota, y otras no tanto. En este disco, además de la versión de Locomía, hay otros temas inspirados en clásicos, aunque algunos son menos evidentes.
Ya habías lanzado varios singles y EPs como Color de Época. ¿Cómo fue dar el salto a un álbum completo? ¿Fue algo planeado o surgió de manera espontánea?
Fue un proceso más orgánico. Al ver que ya había sacado un par de EPs, pensé que podría ser una buena idea hacer un álbum. Aunque al principio me daba un poco de miedo, porque un álbum supone mucha planificación y trabajo, me pilló en un momento de mucho optimismo creativo, allá por enero o febrero. Me sentía muy inspirado y pensé que podía componer muchos temas en un par de meses. Nació un poco de esa sensación de optimismo con mi propia creatividad.
Se ha notado una evolución desde esos primeros singles y EPs hacia un sonido cada vez más orientado a la pista de baile.
Sí, y eso tiene mucho que ver con la experiencia de tocar en directo. Al principio, los temas que sacaba estaban bien, pero al tocarlos en vivo no me divertía tanto. Sin embargo, cuando tocaba canciones con un tempo más rápido y un enfoque más cercano al DJ set, realmente lo disfrutaba mucho más. Además, notaba una conexión especial con el público cuando las canciones eran más bailables; creo que eso tiene que ver también con el hecho de que toco solo en el escenario. Las canciones más lentas o instrumentales no me funcionan igual en directo, y prefiero tener esa energía en el escenario, sentirme activo.
Por eso he ido evolucionando hacia este estilo. Al final pensaba: ¿para qué hacer temas que luego no voy a tocar en vivo? Los temas por debajo de 110 BPM no suelen estar en mis sets porque no encajan con la dinámica que quiero en mis shows. Así que ahora compongo temas más rápidos, en torno a 130 o 140 BPM, y la verdad es que esos son los que más disfruto tocando en directo.
En alguna ocasión has hablado de las altas expectativas y exigencias que te impones en tu música. ¿Sientes que esa autoexigencia es un motor o más bien un obstáculo en tu creatividad? ¿Qué haces para mantener el equilibrio?
Bueno, lo cierto es que equilibrio no tengo, ¡ya me gustaría! (risas). Suelo tirar para adelante y ya está. Ahora, por ejemplo, el disco va a salir y me encuentro bastante cansado; acabé un poco quemado. De hecho, en otra entrevista mencionaba que envidio a esos artistas que hacen una entrevista, ya sea en la radio o en la tele, y se les ve súper emocionados por su trabajo. Mi disco sale en una semana, pero personalmente no siento esa euforia. Claro que defiendo el material, porque en su momento me entusiasmaba, pero, por ejemplo, ahora mismo no me apetece escuchar el disco completo; solo hay un tema que realmente me gusta oír en este momento.
Es como una montaña rusa: si, por ejemplo, mañana me dicen que me han confirmado dos bookings para el verano, eso seguro me anima y cambia mi humor al instante. Pero es complicado mantenerme en un estado constante. Hoy, por ejemplo, me hace ilusión poder hacer entrevistas, y tocar la próxima semana en los Conciertos de Radio 3, eso sí. Pero igual envidio a esos artistas que siempre están contentos de presentar su trabajo. Creo que, como yo hago todo —produzco y soy la cara del proyecto—, la carga de trabajo es mayor. En cambio, otros artistas a veces solo cantan o solo producen, y tal vez eso les da un respiro.
Eso es lo que he buscado y encontrado en Locomía: algo propio, y no solo en las letras en castellano, sino en el sonido, en algo que te conecta con el lugar de donde viene.
Locomía ha sido una influencia importante en tu carrera. Más allá de su impacto estético, ¿qué crees que su música ha aportado al pop y cómo lo has integrado en tu sonido?
Más allá de lo estético, que es lo más llamativo de Locomía, cuando escuchas sus discos te das cuenta de que, musicalmente, fueron muy interesantes y vanguardistas para su época. La producción, los beats, las líneas de voz, incluso las letras —que a primera vista pueden parecer superficiales— están llenas de simbolismo y códigos propios. Todo eso ha sido una gran influencia para mí, sobre todo porque me he enfocado en la música electrónica en castellano, en la que Locomía destaca junto a la escena de la Ruta del Bakalao.
A diferencia de otros artistas de esa época, Locomía fue uno de los pocos proyectos con varios discos, por lo que a nivel musical se pudieron desarrollar un poco, a pesar de que nunca quedó claro quién producía los beats (si has visto el documental, sabrás que se habla mucho del manager y de los bailarines, pero nunca del productor). En particular, el álbum Party Time muestra una producción que ha envejecido muy bien. Incluso el verano pasado, en un festival en Berlín, escuché a DJs pinchar temas de Locomía. Creo que, con el tiempo, hemos pasado por alto el valor de su música al quedar eclipsada por su imagen, que es potentísima, pero a veces nubla la calidad de sus producciones.
En otra entrevista reciente mencionaste que mucha gente no se lo toma en serio.
Sí, creo que en su época la gente se quedó con la imagen superficial de la Ruta del Bakalao: drogas, excesos, esa estética llamativa… Con Locomía, también influyó que muchos lo veían como un espectáculo más que como música, y la gente se enfocaba en los abanicos, el vestuario, sin escuchar realmente lo que hacían. Pero, si te fijas en temas como el hit Locomía, es una de las pocas canciones que, cuando la escucho, pienso: “Esto suena a electrónica nuestra”. Te transporta al Mediterráneo, tiene un aire especial que es muy propio.
Eso es algo valioso, tener una identidad en la música. Por ejemplo, escuchas a Daft Punk y piensas en Francia; escuchas a Paul Kalkbrenner y tiene ese toque alemán inconfundible. Aquí no tenemos tantos referentes claros en electrónica con ese sello. Y eso es lo que he buscado y encontrado en Locomía: algo propio, y no solo en las letras en castellano, sino en el sonido, en algo que te conecta con el lugar de donde viene.
Has vivido de cerca la escena clubber berlinesa, algo que se nota en temas como BERLIN MINI y POR LA NOCHE. ¿Qué fue lo que más te atrajo de esa escena y cómo la integras en tu visión del DJing y la música electrónica?
Es una escena que conoces bien si vives allí, sobre todo si te gusta salir y conectar con la cultura de los clubs. Yo viví en Berlín durante ocho años y todavía voy de vez en cuando. Pero Berlín cambia muy rápido: cada dos o tres años la escena se transforma, los clubs cierran o cambian, aparecen nuevos lugares, la música evoluciona, las modas cambian… Todo se mueve a otro ritmo. Estos temas, BERLIN MINI y POR LA NOCHE, realmente los hice aquí, pero son un recuerdo de lo que se quedó en mi cabeza después de esa experiencia. Al volver, me di cuenta de cómo Berlín influía en mí porque ya lo echaba de menos.
Yo iba mucho a fiestas de tecno en Berlín, aunque no me interesa hacer tecno. Entonces, he intentado captar esos beats rápidos y agresivos, pero dándoles mi toque en las armonías. Por ejemplo, BERLIN MINI está en 142 bpm, que es un poco rápido para lo que suelo hacer, pero refleja ese lado más acelerado de Berlín. Me han influido nuevos artistas de Berlín, como DJ Heartstring, que tienen una forma de hacer beats con la que resueno. Diría que esa es la parte más moderna del disco, que se mezcla con otras referencias de los noventa, como Locomía, y ese toque de la Ruta del Bakalao que también se siente un poco.
Hablando de BERLIN MINI, colaboras con la cantante Nicky Col en este tema con base de breakbeat lo-fi. ¿Cómo surgió esta colaboración y qué buscabas transmitir con esta mezcla de estilos?
Las colaboraciones en este disco han surgido de forma muy natural, sin buscarlas demasiado. A veces piensas en hacer una colaboración con alguien que tenga un proyecto fuerte para que sea bueno para las métricas y esas cosas, pero esta vez fue distinto. Conocí a Nicky Col en Granada y la invité un día al estudio. Me pasó algo parecido a lo que me ocurrió en SINGULAR: la persona llega al estudio sin tener un proyecto de cantante ni estar acostumbrada a grabar. Solo le puse el beat, y ella empezó a sacar sus líneas de voz. Me encantó su forma de cantar, tan dulce y auténtica, y así quedó. Fueron colaboraciones muy espontáneas, casi de invitar a alguien al estudio, abrir el micro, grabar, y dejar que fluyera lo que tenía que salir.
En MENINAS descubrí lo versátil que soy, porque en el disco hay desde temas súper mamarrachos hasta canciones de amor o de introspección, pasando por otros más psicodélicos.
Has trabajado con artistas como Rafa Villalba, y en MENINAS le das un lugar especial, retomando su legado en La Ruta del Bakalao. ¿Cómo fue colaborar con una figura tan icónica?
Conocí a Rafa cuando tenía unos 18 o 19 años, ya que estudiaba en Valencia y él fue mi profesor de batería. Él es percusionista, así que nuestra relación comenzó como maestro y alumno hace un montón de años. Luego, me fui a vivir a Berlín y perdimos contacto completamente. Hace poco más de un año, me llamó por Facebook; resultó que estaba en Granada, se había mudado unos meses, me había visto en redes y no tenía mi número. Así que nos pusimos al día y decidimos hacer música juntos. Quedamos unas cuantas veces en el estudio y así salió el tema. Para mí, fue de los momentos más bonitos del disco, poder compartir con él, volver a reunirnos, y sentir esa relación casi paternal que siempre ha tenido conmigo. Él es muy exigente y tiene una manera de trabajar distinta a la mía; además, nos llevamos bastantes años. Fue una sorpresa encontrarlo de nuevo y que estuviéramos en sintonía musicalmente.
En NADIE AL VOLANTE adaptas Rock the Casbah de The Clash y lo llevas al terreno del synthpop. ¿Cómo surgió la idea de versionar esta canción tan emblemática y cuál fue tu enfoque para hacerla tuya?
Pues este tema encaja totalmente con el concepto de MENINAS. Empezó un poco por “vagueza”, por no querer empezar algo de cero (risas). Primero cogí la armonía y me quedé con la línea de bajo y la melodía, pero al final el tema no tiene mucho que ver con Rock the Casbah, es bastante distinto. En realidad, tenía una lista de canciones que quería usar, y también estaba Thriller de Michael Jackson, entre otras. Rock the Casbah fue la que se quedó. Que por cierto, este es el tema con el que me he presentado al Benidorm Fest.
MENINAS refleja mucho de tu carácter y vivencias personales. ¿Qué descubriste sobre ti mismo durante el proceso de creación del álbum?
Descubrí lo versátil que soy, porque en el disco hay desde temas súper mamarrachos hasta canciones de amor o de introspección, pasando por otros más psicodélicos. La variedad es grande, de temas más serios a otros más ligeros.
Ahora mismo estoy preparando los shows y probablemente saque un par de remixes que me han hecho. Tengo algunos temas nuevos que necesito terminar, pero últimamente he pasado por una pequeña crisis conmigo mismo como cantante; no sé si quiero orientar los próximos temas más hacia el pop o si prefiero hacerlos más instrumentales. Necesito tomarme un tiempo para decidir el enfoque.
Para ir acabando, se acercan las primeras fechas de presentación. ¿Qué nos puedes contar de tus directos? ¿Cómo trasladarás MENINAS en vivo?
El 7 de noviembre tengo el primer show en Granada, que es muy especial para mí. Antes del concierto haremos una jam de baile, ya que el show actual está muy orientado al baile y me encaja genial hacer algo así. Planeo tocar casi todos los temas del disco en directo, y es posible que en algún momento cuente con los bailarines del videoclip de PARTY TIME. No me llama tanto llevar músicos al escenario, pero me gustaría tener a los bailarines conmigo unos 10 o 15 minutos, porque siempre estoy solo en el escenario y eso le daría otra energía.
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