Bajan las luces y el set de Fake Guido empieza a sonar, mientras cuatro bailarinas aparecen en escena y ondean banderas gigantes. Bad Gyal entra la última, con la pose, descaro y hortera elegancia de las divas del pop de los ’90, enfundada en un body de pedrería plateada y plumas, y con bambas para perrear a conjunto (shoutout al diseñador Nicolás Montenegro a cargo del vestuario de la artista).
Aunque vivieses en una cueva y no conocieses ninguna canción del repertorio de Soundsystem, nombre que recibe su gira 2019, incluso aunque ni siquiera te gustase el dancehall, te habría entrado el gusanillo de querer mover las caderas y de querer más concierto –o “fiesta”, como ella prefiere entender sus shows–.
Alba Farelo, sus cuatro bailarinas y Fake Guido cargaron fuerte desde el minuto uno, hit tras hit de dancehall al estilo clásico, con sus alarmas, canciones remezcladas, coreografías. A mitad concierto la cantante aprovecha para encenderse un peta, recurso que ya nos había sorprendido en otros conciertos, pero que sigue siendo igual de efectista. Tampoco faltaron: rociar de champagne al público, cañones de confetti, fumar de una cachimba, cambio de look, retoques de peluca, piruetas y twerking por doquier. Y culos empoderadores.
Entre los temas de Slow Wine Mixtape (2016) y de Worldwide angel (2018), la cantante hizo un breve guiño a Pai, carta de presentación de 2016, con base del infamous Work de Rihanna y Drake. Desde que Sean Paul irrumpiera en la música a principios de los 2000, la artista llevaba años escuchando dancehall para cuando salió el Work de Rihanna. Arropada por las redes sociales y las plataformas digitales, su fama y su música han crecido exponencialmente en los últimos pocos años. Hace una semana su último tema Alocao junto al reguetonero Omar Montes se coronó como disco de oro y de platino. 1 millón de visualizaciones en 1 día. La etiqueta de artista underground se le empieza a quedar pequeña. Internationally bien lo resume, canción que junto a Fiebre cerró el concierto entre gritos de euforia, abrazos y suspiros. El underground más mainstream.
Autores de este artículo
Claudia Blasco Garcia
Miguel López Mallach
De la Generación X, también fui a EGB. Me ha tocado vivir la llegada del Walkman, CD, PC de sobremesa, entre otras cosas.
Perfeccionista, pero sobre todo, observador. Intentando buscar la creatividad y las emociones en cada encuadre.