Sold out desde hacía semanas. Las hermanas Stonefield, a quienes vimos hace unos pocos meses en su paso por Sidecar dentro de su propia gira teloneadas por las barcelonesas Pinpilinpussies, y el cuarteto Orb, también de rock psicodélico, pero menos oscuro y más ‘jamming’ que el de las anteriores, caldearon el ambiente antes de la llegada de la apisonadora que son el grupo con uno de los nombres más difíciles de recordar.
Sabía que King Gizzard And The Lizard Wizard eran unos prolíficos locos (quince discos en siete años, cinco en 2017) y unos locos eclécticos que le dan a todo y que no tienen problema alguno en pasar de la psicodelia al trash. Lo que desconocía es que también son unos locos del directo, y de la música en general, por decirlo de alguna manera. Mencionar todos los instrumentos que cada uno de los siete componentes toca durant el concierto me haría extender durante párrafos. Solo el líder de la banda, Stu Mckenzie, es voz, guitarra, teclados, piano, sinte, Mellotron, flauta, bajo, saxo, clariente, sitar, zurna y batería. En segundo lugar, la velocidad a la que lanzan discos, obvio. En tercero, lo dispares que son entre ellos. Infest of the Rats’ Nest y Fishing For Fishies, ambos de 2019, son de planetas diferentes. El septeto aussie no es ecléctico en el sentido de que fusiona géneros musicales, sino en que cada disco es un ejercicio de estilo. Infest of the Rats’ Nest es trash, es la voz rota de Lemmy, es duro, es pesado, es crudo, es rápido, es contundente, es “There is no planet B, open your eyes and see” y “Mars for the privileged, Earth for the poor”. Mientras que Fishing For Fishies es melódico, luminoso, folkie. En la vida dirías que son de la misma gente bajo el mismo nombre y que pocos meses de diferencia les separan.
Tan pronto como sonaron las primeras notas de Venusian 2 y la pantalla de caleidoscópicos visuales se encendió en colores, rayos y distorsiones lo-fi, la sala explotó en una bacanal de pogos. Empezar con tres temas trash fue una buena decisión. Con un setlist estructurado por bloques, que cambian casi por completo en cada directo, al trash le sucedieron cinco temas de Polygondwanaland de 2017, psicodélico y atmosférico, vibe que culminaron con Plastic Boogie de Fishing For Fishies o Robot Stop de Nonagon Infinity (2016).
Pese a la vorágine de cancelaciones que ha habido durante esta primera semana de protestas, en Razzmatazz nos encontramos a muchas mismas caras que en el concierto de la noche anterior de los dioses del stoner y doom metal Sleep. Aunque hayan sido días pésimos para Barcelona, el fin de semana ha sido grandioso para la música, todo sea dicho.
La audiencia de KG&TLW es variopinta, formada por heavies, setenteros, modernos y normies. Y muy locos, también. Crowdsurfing, vasos, chaquetas volando. Para el apoteósico último tema Head on/Pill, el frontman lanzó al público todo lo que pilló: agua, cerveza, vasos, botellas de plástico, púas, su propia ropa. Muchos crowdsurfings también por parte de los músicos una y otra vez. Subieron a Orb y a Stonefield para acompañarles a la guitarra, teclados o lo que hiciera falta; algunos se paseaban simplemente por allí y se unían a la fiesta final. Una rave interminable. Energía por doquier. Gente sudorosa y camisetas empapadas. Sin duda, de los mejores directos que vas a ver.
Autores de este artículo
Claudia Blasco Garcia
Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.