“Forever young, may you stay forever young”. Estos versos del himno de Bob Dylan, cerraron, con el público puesto en pie, el concierto de Deacon Blue en la sala Barts incluido en el festival Guitar BCN 18. Posiblemente, la decisión de utilizar Forever young como despedida corresponda al hecho de encontrarse igual de fuertes que hace treinta años, cuando empezó su carrera, o a una nueva demostración de que el llamado síndrome de Peter Pan sigue atrapando a todos aquellos que deseamos renunciar al envejecimiento, decisión, por otra parte, utópica y hasta ridícula. En cualquier caso, al escuchar esta obra magna siempre se nos encoge el corazón y el cosquilleo de la juventud perdida, rebrota por unos instantes.
Los escoceses, liderados por la voz melosa de Ricky Ross, están de gira con las canciones de Believers (2016) repasando, al mismo tiempo, la mayoría de sus grandes éxitos, aquellos que les hicieron famosos a finales de los ochenta y en el inicio de la nueva década. Una avalancha de seguidores celebró este regreso abarrotando la sala en tono de algarabía absoluta.
La escueta Born in a storm y Raintown, son las dos primeras piezas de Raintown (1987), un álbum plagado de grandes hits no superado hasta la fecha. Con ellas comenzó la fiesta. Un inicio con cartas marcadas pero sumamente efectivo, ideal para excitar a los presentes desde el minuto uno de juego. Suena la más reciente Bethlehem begins cuando Ross espeta jubiloso: “¡Vais a pasar la mejor noche de vuestras vidas!” El grupo se cree su discurso y al respetable ya le sobran las sillas de la platea. Pop trotón, pegadizo, sin malicia, con canciones cortadas por un mismo patrón, bien cosidas, ejecutadas con sapiencia. Sonarán veintiuna sin contar las propinas. En Wages day, escuchamos algún gorgorito desajustado de Lorraine McIntosh, corregidos más tarde en una brillante interpretación de Cover from the sky, canción de tono country, convertida en uno de los momentos más bellos de la velada. Más tarde llegarían el single When will you (make my telephone ring)?, medio tiempo que podría ganar Eurovisión cada año sin despeinarse, The hipsters, la estupenda Fergus sings the blues, I’ll never fall in love again (version del clásico de Bacharach/David) o Twist and shout, tema con aires a Talking Heads, y final de show antes del homenaje al premio nobel nacido en Duluth, Minnesota que actuará en el mismo festival el próximo mes de marzo.
Deacon Blue, siguen creando canciones espléndidas, como I will I won’t, sin embargo parecen anclados en el tiempo. La fórmula exitosa de Real gone kid, Loaded, o la sensacional Dignity dio tantos frutos que no ha habido renovación y el viaje creativo ha encallado. Poseen el indiscutible mérito de haber concebido varias canciones perfectas, sólo con eso ya han conseguido un lugar perpetuo en el parnaso. La pregunta sería si hay valor o capacidad para innovar. Difícil reto les espera, porque con la nostalgia únicamente se recorre medio camino.
Autores de este artículo
Barracuda
Sergi Moro
Desde que era un crío recuerdo tener una cámara siempre cerca. Hace unos años lo compagino con la música y no puedo evitar fotografiar todo lo que se mueve encima de un escenario. Así que allí me encontraréis, en las primeras filas.