Se apagan las luces, y enmudece el Palau de la Música Catalana estallando en aplausos cuando aparece, con su inmaculada melena blanca y leonina, el imponente José Mercé. «A mi me llaman el loco porque siempre estoy callao», entona el de Jerez de la Frontera. Un martinete colosal interrumpido por varias ovaciones innecesarias, en ese palo flamenco cualquier atisbo de rumor debería ser penado. Concluido el espeluznante cante, desparece entre bambalinas para dar entrada a José Fernández Torres, Tomatito, su compañero en el tercer concierto del ciclo De Cajón! del Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona 2018.
Al Tomate, como también le jalean desde platea, siempre se le ha considerado el relevo natural de Paco de Lucía. Lo ha sido, aunque llegar a ese nivel sobrenatural es una quimera. A pesar del grave imponderable que le acompaña, el almeriense tiene tanta categoría que nunca defrauda. No había vuelto a grabar como guitarrista acompañante desde la desaparición, hace 26 años, de Camarón de la Isla, la deidad nacida en San Fernado, Cádiz, un 5 de diciembre de 1950. De nuevo se ha atrevido con Mercé, magnifico relevo.
Producida por él mismo y con temas nuevos escritos por Kiki Cortiñas Barrul, la preciosa criatura nacida se titula De verdad (Universal, 2018). El recinto modernista fue elegido para su estreno mundial. Un Palau abarrotado que se exprimió adorando a la consagrada dupla. Ése era el principal argumento del recital, pero antes de interpretar juntos la soleá Perdura la verdad, primera pieza en conjunto de la noche, Tomatito se permitió cuatro temas de lucimiento en solitario para exhibir sus fabulosas habilidades con las seis cuerdas.
Mal empezamos, pienso para mis adentros cuando suena, por dos veces el soniquete de un móvil. Me retengo en increpar al irresponsable, debemos concentrarnos: va a sonar una rondeña. Aunque puedan leer lo contrario en algún escrito, la guitarra flamenca aparece a mediados del siglo XIX y es anterior al cante. Las conferencias ofrecidas por el Dorado Sociedad Flamenca Barcelonesa, incrementan muchísimo nuestro saber. Tomatito, acompañado por coros y otro guitarrista, embelesó paseando entre alegrías, bulerías y rumbas. Al finalizar, saludó al tendido, guitarra en ristre, dando paso a José Mercé, con quien se fundió en un largo abrazo.
«Este es el sitio más bonito de España entera» clama un Mercé emocionado. El mundo del flamenco está viviendo momentos intensos con la aparición de nuevos e interesantes valores dispuestos a renovar el género con aportaciones de diferentes matices, todas ellas atrayentes. José Mercé, a sus 63 años, no tira la toalla todavía, la cuerda es muy larga, y el talento hace estirarla mucho más. A alguien que se ha atrevido con Louis Armstrong, colaborado con Mariza y capaz de seguir estremeciendo con su versión de Al alba (la cantaron hasta los blancos caballos alados que vigilan el escenario del Palau), poco le pueden enseñar.
Incluso para llevar la contraria, el último disco, es lo más jondo que ha hecho en años. Escucharlo por bulerías en Buscando la verdad o en la difícil seguirilla Mi Curro y Adonaya, fue experimentar la emoción genuina del flamenco. Aquella que hace palpitar la sangre, la que te invita a llorar.
Modeló la voz a su antojo, midió las fuerzas y, aunque al final pareció faltarle algo de fuelle, cuando quiso cantar sin micrófono y desgañitarse en Aire (emotivo remate), ofreció toda una lección de arte grande. El paso del tiempo nunca ganará a la verdadera sapiencia, sólo la oscurecerá débilmente. Emocionante, portentoso.
La apoteósica velada nos confirmó serias verdades, destaquemos algunas. El flamenco debe vivirse en directo, la grabación disminuye la emotividad. Menos es más. Hasta diez artistas pisaron la escena, contando palmeros, coros, músicos (violín y bajo) y protagonistas principales. El resultado fue espectacular, sin embargo la piel se erizó con las miradas de complicidad del Tomate y Mercé en solitario. Desnudez impagable.
Los cronistas nos nutrimos del sentir de la gente y en esta noche flamenca, escuchamos algunas frases para el recuerdo: «Ahora ya me puedo morir», todo un clásico; «Me ha parecido corto», decían unos; «sólo me ha gustado la seguirilla», afirmaba un purista veterano. Y sobre todas, la elegida de titular: «Cómo canta er bicho este», a la que podríamos añadir una de cosecha propia: «Cómo toca el condenao del Tomate». Las opiniones del pueblo.
¡Viva el arte!
Próximo capítulo: Kiki Morente.







Autores de este artículo

Barracuda

Marina Tomàs
Tiene mucho de aventura la fotografía. Supongo que por eso me gusta. Y, aunque parezca un poco contradictorio, me proporciona un lugar en el mundo, un techo, un refugio. Y eso, para alguien de naturaleza más bien soñadora como yo, no está nada mal.
2 comentarios en «Tomatito – José Mercé: «Cómo canta er bicho este»»
Hay un error en las fotografías: donde pone palmeros aparece Kiki Cortiñas Barrul (a la derecha), que además de ser el compositor del disco como bien dices es el corista en el disco y en los conciertos.
¡Gracias Ánxela! Corregido.