Nos lo temíamos, el Blues & Ritmes no pudo acabar tal y como preveía. La contratación de artistas foráneos suponía un importante tanto a favor pero conllevaba riesgos. El festival badalonés deseaba concluir con la sobrecogedora voz de Jesca Hoop; no pudo ser. Un golpe bajo que no disminuye el éxito de este acontecimiento que año tras año se esfuerza en ser distinto, intentando estimular el monótono contexto musical dominante. En realidad el cartel no presentaba lagunas, poco importaba quien lo cerrara, faltó la quinta guinda del pastel, eso sí.
Aziza Brahim, quien ya actuó en el festival de 2016, causando gratísima impresión, regresaba para dar vida a Sahari (Glitterbeat Records, 2019), trabajo que todavía no había podido presentar por causa del maldecido virus.
La comprometida cantante y percusionista, que lleva veinte años afincada en Catalunya, nació en un campo de refugiados de la provincia de Tinduf (Argelia), hogar del pueblo saharaui desde hace más de cuatro décadas. Pese a que Brahim nunca ha visitado su país de origen, jamás ha renunciado al amor que siente por esa tierra. Un apego que expresa con música, arma invencible para seguir clamando por los derechos arrebatados.
Dichas reivindicaciones y los ecos cadenciosos del Sáhara Occidental se abrazaron fuertemente, en el Teatre Zorrilla, en pos de regalarnos una conmovedora velada.
Tradición evolucionada
Aziza Brahim tiene un absoluto respeto por el nídal (canción nacionalista saharaui) y por las sonoridades ancestrales. No obstante, además de utilizar armonías típicamente africanas, se apoya en el blues y el jazz con el fin de no quedarse paralizada como la historia de su ultrajada patria. Todo ello vestido de manera esplendorosa por la bellísima calidad vocal atesorada. Para proporcionar ese singular color armonioso, estuvo acompañada por Ignasi Cussó (guitarra eléctrica), Nico Roca (percusiones) y el reputado bajista Guillem Aguilar, combo voluntarioso, aunque falto de la distintiva chispa africana.
Con la paz no se juega
Antes de entonar Buscando la paz, Aziza nos recordó unas sabias palabras de Rigoberta Menchú (Nobel de la Paz en 1992): “La paz no es la ausencia de la guerra”. Esta frase tan demoledora y realista, define perfectamente el discurso que desea transmitir nuestra protagonista. Harta de esperar el prometido proceso de paz y de escuchar mentira tras mentira, lanza palabras cual puñales; las de Cuatro proverbios resultan definitorias: “La guerra la quiere solo quien no la conoce. El diálogo se basa en su final. Con la paz no se juega”. Dedicó Lagi a todos los refugiados del mundo y exclamó ¡Viva las mujeres! en el preludio de la fenomenal Julud. Rotunda.
Canto sereno y golpes de tambor
Es tal su poder hechizador que podría sostener ella sola, a golpes de ‘tabal’ (instrumento percutivo de las mujeres saharauis), todo el peso de la función. Quedó demostrado en la citada Cuatro proverbios, Ahlami (únicamente con el apoyo de Cussó) y en un canto tradicional, palpitante epílogo que consiguió levantar de las butacas al estremecido público asistente.
Vocaliza matizando exquisitamente cada frase; el canto (en dialecto sahaní) deviene arrebatador, sincero, palmaria demostración de que los berridos son infructuosos; sus característicos aullidos surgen del alma, crecen en el desierto. El verbo aparece flotando para encandilar, esa difícil y casi nunca encontrada sinceridad mana desnuda, no necesita oropeles. Párense a escuchar Leil (“Negra noche sin luna, madre del tiempo”) o Soutak, quedarán seducidos, cautivados.
El concierto transcurrió en un tono esencialmente intimista, sólo salpicado por algún arrebato blues-rock del guitarrista y tres piezas de tintes enérgicos: La musculosa (en vivo) Hada jil, Sahari (briosa invocación a la resistencia de los pueblos) y Gdeim izik, dinámica despedida de la intérprete y adiós definitivo al festival.
Ese júbilo producido cuando escuchamos a Aziza Brahim, no debe ocultar la indignación que produce un problema enquistado. A la nación saharaui parece habérsela tragado la tierra. Rescatarla es un deber urgente.
Blues & Ritmes 2021 concluyó agitando conciencias, como es debido. Los valientes promotores seguirán arriesgando y en la próxima edición el blues volverá a rugir rabiosamente, igual que siempre. Se lo merecen.
Autores de este artículo
Barracuda
Miguel López Mallach
De la Generación X, también fui a EGB. Me ha tocado vivir la llegada del Walkman, CD, PC de sobremesa, entre otras cosas.
Perfeccionista, pero sobre todo, observador. Intentando buscar la creatividad y las emociones en cada encuadre.
1 comentario en «Aziza Brahim: Resistencia Saharaui»
Molt interessant. L escoltarem. Crec que valdrà la pena