Damas y caballeros, niños y niñas: menudo bolo tuve la suerte de vivir este viernes en La [2] de Apolo. Se alinearon las estrellas, el mundo giró de manera específica para que yo acabase esa noche en esa sala y pudiera recordar lo mucho que me gusta el rock n’ roll. Dos grupos españoles con años de experiencia a sus espaldas se juntaron para presentar sus nuevas publicaciones. Por un lado, Los Chicos, con By medical prescription (El Segell del Primavera) y Atom Rhumba con Cosmic lexicon (El Segell del Primavera, 2018).
Empezamos con los mágicos, majestuosos, estrambóticos y un poco ebrios Los Chicos, que nos despiertan las ganas de fiesta durante esta primera hora de espectáculo. Según ellos no se dedican a esto, pero cuando se ponen, se ponen. Entran invitando a la audiencia al calimocho de cinco litros que se han subido al escenario. Rafa, el cantante y absoluto showman, vestido con un traje negro con flores rojas de lentejuelas en pecho y piernas y sombrero de cowboy, avisa ya en la primera canción que vamos a hacer un poco de footing.
Los Chicos en el escenario son como niños llenos de coca enseñando algo que les apasiona. Se mueven de lado a lado, cada uno de manera independiente, se chocan sin querer y queriendo, se caen o se tiran al suelo. Nunca llego a saber qué se está haciendo a propósito y qué es resultado del alcohol, y eso es parte de la magia. El espectáculo que hacen es tan perfecto que se nos contagia la actitud de mandar todo a la mierda porque es viernes, estamos en Apolo y esto es rock’n’roll. Recorren la discografía igual que Rafa la sala. Vemos Land of a million dances desde abajo, y para We sound amazing but we look like shit Rafa ya se ha bajado del escenario, habiéndose subido antes al ampli más alto y colgado del techo. Acaban todos menos el batería en la pista, rodeados por el público hasta casi la última canción, robando tragos de las copas de colegas que se encuentran. Aquí es cuando cuentan que entre ellos hay un profesor de inglés, un controlador del impacto ambiental de molinos de viento y hasta un taxista madrileño, pero esta noche sólo trabajan para nosotros y para el rock. Antes de dar paso a Atom Rhumba, Rafa pide un aplauso para el guitarrista, con quien lleva tocando dieciocho años y esta noche no daba un duro por él.
Y llega Atom Rhumba, con un listón muy alto que superar, y poca pinta de preocupados. Una intro oscura da paso a Organised man blues. La banda liderada por Rober! es más tímida o simplemente menos interactiva, pero meten la misma caña, mantienen la misma energía. Cambian la conversación con el público y el recorrer la sala por transiciones rockeras, garageras y psicodélicas entre canción y canción. Rober! es mucho más serio, mira enfadado a la audiencia mientras le grita al micro. La falta de interacción importa poco gracias a la fuerza que tienen los temas. Distinguimos varios de los del nuevo disco, como Tumba gris y Voy cableando.
De repente, oímos un grito agudo, que el cantante dice que sólo lo perciben los perros y los hijos de puta. Desde luego, esta noche todos somos unos hijos de puta. Aprovecho que puedo prestar menos atención al frontman para mirar alrededor. La sala es pequeña, y eso mola más, nos podemos tocar todos, podemos chocar unos contra otros. Y mientras suena Fat Jackson me doy cuenta de que, sin importar la calidad de la grabación, cuantísimo más molan estos grupos en directo. No es cosa de que no sepan tocar en un entorno tranquilo, ni lo mejores o peores que sean las mezclas, sino que en directo podemos vivir el rock. Esto es lo que nos deja ver Atom Rhumba.
Ya al final, cerrando con Istingako mutikoa, todos estamos listos para seguir la fiesta en otra parte. A ver si nos encontramos al grupo en el próximo bar. A ver si podemos volver a disfrutarlos en concierto. Y qué bien que sigan existiendo grupos así, porque yo me perdí a los primeros. Qué bien que esta música se sienta mejor en concierto, donde siempre es más fácil contagiarte de la energía. Qué bien que estas cosas pueden pasar en viernes, la mejor forma de desconectar de la vida real.
Autores de este artículo
Nadia Dubikin
Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.