Incidiendo en los elogios declarados hacia la versatilidad musical ofrecida por el Voll-Damm Barcelona Jazz Festival, debemos ensalzar el habitual ciclo Grans del Gospel que año tras año programa el certamen barcelonés. A pesar de que los cantos espirituales negros tienen poco sentido fuera de recintos religiosos, bueno es escuchar, sea donde sea, unas dosis de un género capital a la hora de entender la evolución de la música negra, y progenitor manifiesto del género jazzístico.
En la presente edición hemos podido gozar de un primoroso recital de los legendarios Golden Gate Quartet en el Palau de la Música y la exhibición gigantesca de The Campbell Brothers que abarrotaron, sorprendentemente, la sala Barts. Los de New York practican un estilo alejado de los habituales cánones del góspel; sus lamentos y alabanzas al Todopoderoso son ejecutados por el alma escondida dentro de un instrumento maravilloso: la steel guitar. Su manera de utilizar los pedales wah-wah es poco conocida por la mayoría del público europeo, sin embargo significa una parte importante del género místico y te atrapa cual halo bendito. Los presentes se volcaron con los superdotados intérpretes y al finalizar el show consiguieron ver la luz de la misma manera que John Belushi ‘Jake Blues’ la percibió contemplando, en The Blues Brothers (John Landis, 1980), los cánticos del Reverendo Cleophus James (James Brown).
La organización quiso ofrecer un espectáculo de mayores dimensiones, para ello invitó al Little Light Gospel Choir (qué de pequeño no tuvo nada, sino más bien todo lo contrario) y al cantante Clarence Bekker quien ofició de maestro de ceremonias. No vamos a negarles al numerosísimo coro el ímpetu, las ganas e incluso su buen hacer vocal, ni tampoco les debemos privar de expresar esa sentida pasión por el estilo que adoran, aunque no se puede dejar a un lado el erróneo repertorio escogido. Quizá podría cuadrar algo la interpretación del Hallelujah de Leonard Cohen, pero Let it be (The Beatles) no entra ni con un calzador de última generación. Desliz mayúsculo. Concluyamos capítulo.
El telón bajó para elevarse nuevamente con los tres hermanos Campbell (Chuck, Phillip y Darick) el baterista Levi Bennett, Daric Benett al bajo eléctrico y Denise Brown, la vocalista principal, situados sobre el escenario. Denise, sucesora de Katie Jackson, es una cantante aguerrida que recuerda sin disimulo a la fallecida Aretha Franklin, esta semejanza ya se mostró en la introductoria I feel good, pieza entroncada con el rhythm & blues más genuino. En ella aparecieron los primeros zarpazos de Chuck Campbell desde su pedal steel guitar, memorables arañazos que hicieron vibrar a la entregada platea.
El grupo neoyorquino, presentó A Sacred Steel Love Supreme, la tan reconocida aproximación a la obra maestra de John Coltrane, triple salto mortal resuelto con sabiduría y energía desconcertantes. Versión sincera, de digestión nada sencilla, donde destacó Phillip Campbell a la guitarra, proporcionándole unos toques psicodélicos a la pieza nada desdeñables. A veces lo imposible se hace realidad. Tampoco le fue a la zaga el clásico, inmortalizado por Sam Cooke, A change is gonna come. Intentar sustituir el saxo tenor de Coltrane o la insuperable voz de Cooke es inverosímil, pero las notas santificadas manadas por las guitarras steel consiguieron materializar la quimera; la fe mueve montañas, eso dicen.
Después de tal sacudida emocional el repertorio se tornó más ligero llegando a explosionar con Morning train o Lord i just want to thank you, conclusión energética en la que (Aretha) Denise Brown se desmelenó provocando el delirio.
La existencia de un creador omnipotente es uno de los grandes secretos de nuestra vida que nunca llegaremos a desvelar. Lo qué sí podemos asegurar es que su influjo, real o no, ha sido vital para poder engendrar algunos de los mejores pasajes musicales de la historia, probablemente uno de los mayores logros de la humanidad. John Coltrane soplando, Sam Cooke y los Golden Gate Quartet cantando o The Campbell Brothers con sus mágicas guitarras nos han regalado siempre amor, ése es el verdadero significado de Dios.
El festival va concluyendo dejando tan buenas sensaciones como las del iluminado concierto de los hermanos Campbell & cía. Divino regalo navideño.








Autores de este artículo

Barracuda

Miguel López Mallach
De la Generación X, también fui a EGB. Me ha tocado vivir la llegada del Walkman, CD, PC de sobremesa, entre otras cosas.
Perfeccionista, pero sobre todo, observador. Intentando buscar la creatividad y las emociones en cada encuadre.