El auditorio Barradas registraba lleno, teniendo en cuenta las limitaciones impuestas por la Covid. Estoy convencido que muchas de las personas asistentes estaban allí por Chano Domínguez. Cuando finalizó el concierto, capté al vuelo varios comentarios en los que se intentaba memorizar el nombre de Mariola Membrives.
Esa es una de las maravillas del directo. Que acudes con una preconcepción, fruto de tu conocimiento o interés, y una actuación hace que descubras, que investigues, que amplíes las fronteras de tu saber, que asocies ideas y crezcas.
A estas alturas poco hay que descubrir de Chano Domínguez. Pianista privilegiado, gran coctelera de estilos, entre el jazz y el flamenco, con digitación prodigiosa y que conjuga la capacidad de fijar ritmos con su toque mientras improvisa; siempre suena libre, creativo, atrevido y bello.
Pero sí que queda mucho por descubrir de Mariola Membrives. Cantante, compositora, actriz, no es una recién llegada. Su primer disco data de 2014, Llorona, con el contrabajista Masa Kamaguchi. A continuación se ha embarcado en espectáculos con La Fura dels Baus y con Pep Tosar, hasta publicar el sublime Lorca, Spanish Songs (Karonte, 2019), con las guitarras del inconfundible Marc Ribot.
Parece que la Membrives disfruta realizando colaboraciones en formato de dúo. Dada su querencia por el flamenco y la creación sin restricciones, la asociación con Chano Domínguez tiene todo el sentido del mundo. Y cuando los ves en directo, todavía más.
Porque si ya sabemos que Chano es un improvisador con su instrumento, observamos que Mariola Membrives también utiliza su voz, su expresividad y su movimiento como un instrumento. Improvisa, varía cantes al instante, modula la voz y el gesto, con la misma libertad. No es un duelo, sino una colaboración. Es la belleza de la simbiosis.
La base de su repertorio es una fusión de canciones, tanto de la tradición española, como de la europea y americana. Puedes encontrar boleros, tangos, estándares de jazz. Las procedencias son diversas, pero la interpretación y los arreglos hacen que todas las piezas suenen como perfectamente ensambladas, como parte de un todo totalmente coherente en su diversidad.






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