Desdichadamente, en la actual edición, el principal festival de jazz del país no anda sobrado de grandes voces femeninas. El concierto de Cécile McLorin Salvant llegaba para cubrir esa carencia y justificar (por si era necesario) el título de nueva emperatriz del jazz vocal, adquirido con todo merecimiento.
McLorin Salvant es algo más que una intérprete de jazz al uso. Gracias a su vasta cultura, es capaz de abarcar no tan solo el extenso universo del standard musical o incluir en su muestrario versiones de Kate Bush e incluso Sting, sino, también, sumergirse en los mundos, poco transitados, de Brecht-Weill, James Joyce o Charles Baudelaire. En Sant Cugat se presentó con el nuevo quinteto y muchas ganas de mostrar alguna de sus nuevas canciones.
Reconocimientos
Los cronistas de conciertos nos centramos, casi exclusivamente, en aplaudir o desdeñar a los artistas presentados, obviando el recinto que los acoge. Es injusto no resaltar el buen trato recibido por el personal de las salas y la estupenda calidad acústica de la que estamos gozando en este 53 Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona. Llámense Palau, Conservatori, Barts, etc. todo está funcionando a la perfección. El Teatre-Auditori Sant Cugat no podía ser la excepción, siendo el lugar idóneo para que el lustre de la protagonista alcanzara la mayor brillantez posible.
Versatilidad
Se la ha comparado con Bessie Smith, Sarah Vaughan o Billie Holiday; no se equivocan. Me gustaría añadir, al equipo, a Judy Garland y Lotte Lenya, debido al formidable dominio que ostenta en el género del Teatro Musical. Maneja este lenguaje a la perfección; así lo demostró en Pirate Jenny y Barbara song, ambas de Kurt Weill; todo cuadra. Esa facultad le permite narrar las canciones como si de historias íntimas se trataran: nos referimos a Side to side, relato de un amor perdido (“Like a breeze moving side to side”) y a Obligation, dos maravillas incluidas en Ghost song, la nueva obra que aparecerá el próximo marzo. También avanzó la delicadísima Thunderclouds, Until (composición de Sting que superó, con creces, la original) y The world is mean: “el mundo es malo” repitió varias veces con cara de pillina; no la desmentiremos.
Texturas
A Cécile (se hace estimar) le gustar hablar de crear texturas, a fe que lo logra. Dueña de una portentosa técnica vocal, moldea las notas a su antojo, consiguiendo un equilibro entre los tonos agudos y bajos que, únicamente, atesoran las elegidas; los años pasan y continúa superándose. Si le tradujeran “flor de un día” soltaría una carcajada.
La estadounidense (de ascendencia haitiana) ya mostró su delicadeza y ese característico hilo de voz, transmisor de sensaciones idílicas, a las primeras de cambio: en las introductorias Fog y Monday, piezas de propia autoría pertenecientes a For one to love (Mack Avenue, 2015). Su cualidad interpretativa se basa en la pausa, lo simple (no confundir con simpleza) y en la calidez; tomen por ejemplo la majestuosa Obsession, obra del brasileño Dori Caymmi. Sin embargo, no elude los lamentos profundos del blues (St. Louis Gal, I want to know) y, en ocasiones, hasta juguetea con arreglos “free” como en la anteriormente citada Obligation.
A simple vista podría parecer, dado el sutil fondo musical, que no arriesga; sensación harto engañosa. Se aparta de caminos trillados, potenciando la supuesta ortodoxia con un sello particular e intransferible. Dialoga constantemente (sin palabras) con los músicos, estableciendo una sincronía perfecta, ahuyentadora de calcos o similitudes con otras propuestas resabiadas: el triunfo de la valentía ante la banalidad.
Colofón
Nuestra heroína no quiso despedirse sin antes deleitarnos con una de sus piezas predilectas: Alfonsina y el mar, famoso caballo de batalla de la insuperable Mercedes Sosa. Con el único acompañamiento de piano (Glenn Zaleski) y percusión (Keita Ogawa) redimensionó el clásico, encontrándole velados secretos.
Dentro de un conjunto mayúsculo, permítanme destacar, aunque suene injusto, al guitarrista Marvin Sewell, prodigioso tanto en la eléctrica como en la acústica; la guinda del pastel.
En 2018 nos fascinó, tres años después nos ha dejado embobados. Lo que deparará el futuro no entra en nuestros cálculos. Deslumbrante








Autores de este artículo

Barracuda

Dani Alvarez
Bolerista y fotógrafo. Como fotógrafo, especializado en fotografía de espectáculos. Dentro de la fotografía de espectáculos, especializado en jazz. Dentro del jazz, especializado en músicos que piensan. Trabajo poco, la verdad.