Lola Flores sorprendió recitando briosamente Cómo me las maravillaría yo (Rafael de León/Juan Solano) en la película Casa Flora (Ramón Fernández, 1973). La Faraona de Jerez de la Frontera entonó este trabalenguas de modo tan vertiginoso que algunos la consideran una de las precursoras del rap. Sin embargo, aunque esta teoría pueda ser válida, por su tímido parecido estilístico, la composición se aleja del concepto inicial a causa del ritmo, totalmente distinto, y a su inexistente mensaje social. Lo realmente cierto, es que esa instintiva forma de cotorreo, caló hondo en artistas como Dolores Vargas “La Terremoto” o Pepe da Rosa (no, no nos hemos vuelto locos) y lo ha hecho en María Peláe quien ha utilizado este rabioso método para revolucionar su carrera musical. La salerosa andaluza se inspira en la gran Lola y también en Rocío Jurado y Celia Cruz, situándolas en el podio de sus referencias. A ellas les dedicó Mix Tumbao, el cierre (sin contar bises) de una actuación bastante pobre que alborotó la platea, de modo exagerado y que analizamos seguidamente.
Éxito prematuro
A pesar de que María Peláe (se quita la Z final de su apellido cuando sube transformada al escenario) lleva doce años pisando tablas, no fue hasta 2016 cuando pudo sacar al mercado Hipocondría, un disco auto producido poco llamativo. El flamenco-pop descafeinado incluido en él, no pudo sacarla del anonimato ni desató excesiva euforia, la efervescencia apareció un par de años más tarde. El tema En casa de herrero, en el cual ya se intuía interés por buscar el éxito a base de acercarse al rap y a la música urbana, sí fue el detonante que la subió a las nubes, quizás demasiado pronto.
La bomba explotó del todo con La niña, y un año después, gracias a temas como La confesión, Y quien no o las rehechuras de los hits de Lola Flores, ya se paseaba por los platós de programas como El Hormiguero y Pasapalabra, apareciendo como remate en revistas tipo Hola!, donde ya la comparaban con el mito jerezano. Es evidente pues, que estamos tratando un fenómeno mediático de buenas intenciones, pero falto de calado musical, el directo desnudó las carencias.
Osadía defectuosa
Nuestra protagonista agotó las entradas de la actuación programada y la promotora decidió añadir otro pase para satisfacer la demanda, el triunfo estaba cantado o rapeado en este caso.
No podemos negar que la malagueña pone los cinco sentidos en su trabajo, es atrevida y posee una inusual facilidad para el fraseo. Tampoco desdeñaremos una entonación más que aceptable (destacó en la acústica Tablas junto al percusionista Antonio Bravo) ni el habitual y contagioso gracejo andalusí, los problemas aparecen desde otras zonas.
Su entrada parlanchina fue demoledora, el brillo sacado a Cómo me las maravillaría yo cruzada con Los tangos de mi abuela no tuvo desperdicio, sí en cambio la estructura sonora, de tono machacón, ensordecedor y sin ningún interés melódico. La dupla Antonio Bravo y el Dj Daniel Alanís se limitó a colorear el canto con una insulsa sucesión de sonidos apelmazados que distaron mucho de las grabaciones en estudio.
Hemos hablado de las virtudes de la cantante, pocas comparadas con los defectos. Los artistas andaluces llevan el arte impregnado dentro, es congénito, pero son necesarias incontables horas de entrenamiento para desarrollarlo y a la Peláe le faltan todavía muchas vueltas al estadio por correr. Repetimos, se desenvuelve bien en creaciones como Si se achucha, entra (coreada con entusiasmo) o en La confesión, colmada de ‘punch’ adictivo, lo que es insostenible es atacar Se nos rompió el amor (Manuel Alejandro-Rocío Jurado) si no conoces tus reales posibilidades. En ella se embarrancó sin remedio. Asomaron desajustes tonales y la gritó desaforadamente sin mostrar el desgarro necesario, consiguiendo únicamente demostrar sus carencias y lo lejos que está todavía de sus idolatradas figuras.
Le cuesta mucho bailar con soltura (defecto subsanable) y abusa en demasía del chiste facilón. Cierto es que va corta de repertorio, aunque eso no debe ser excusa para convertir parte del espectáculo en un remake de Genio y figura (los más jóvenes pueden buscar en Google). Quizás un apoyo instrumental más cuantioso podría ayudarle a descansar sus agotadas cuerdas vocales, recuperando así, el aliento con frescura.
El camino a seguir
Estamos absolutamente mediatizados por lo datos (a veces dañinos) introducidos día tras día en nuestro frágil cerebro y nos empeñamos en crear deidades cuando no han llegado ni a héroes. Ese encumbramiento temprano dificulta el normal crecimiento de los artistas, provocando una posible tendencia a la relajación, todavía estamos a tiempo de evitarlo.
Durante los saludos de despedida, sonó por los altavoces del recinto ¡Ay Alvariño! de Lola Flores, homenaje merecidísimo a la singular artista que debe seguir siendo el faro que ilumine la senda de una intérprete a la que le queda muchísimo por aprender. El marketing es incapaz de solucionarlo todo, más bien lo estropea.






Autores de este artículo

Barracuda

Miguel López Mallach
De la Generación X, también fui a EGB. Me ha tocado vivir la llegada del Walkman, CD, PC de sobremesa, entre otras cosas.
Perfeccionista, pero sobre todo, observador. Intentando buscar la creatividad y las emociones en cada encuadre.