Allá por 2018 descubrí un cover de Team de Lorde y me encantó. Con el tiempo, me olvidé de ella. Ese mismo año, me obsesioné una canción llamada Crush Culture, que tarareaba a todas horas, pero también me olvidé. Durante esos meses de 2020 que nadie quiere nombrar me descargué TikTok y se hizo popular Heather, que se me metió en la cabeza y no salía. Sin yo saberlo, todos estos temas tenían algo en común: el intérprete era el mismo, Conan Gray. A raíz de redescubrirlo con ‘trends’ me empecé a escuchar su discografía y, sorpresa: me encantó.
De YouTube a Republic Records
El inicio de la carrera de Conan Gray fue en YouTube en 2013, grabando videos sobre su vida en Texas. Luego empezó a colgar versiones de canciones, más tarde las escribía él, y con el tiempo consiguió un contrato discográfico con Republic Records. A pesar de ya tener mucha popularidad durante el periodo más activo de su carrera en You Tube y con el lanzamiento de Sunset Season, su EP debut, el boom lo hizo con Maniac y Heather como trends de Tik Tok.
Su música podría ser categorizada como indie pop, ‘acoustic’ pop o pop de dormitorio (bedroom pop). Desde sus inicios ha asegurado que Taylor Swift ha sido –y es– su mayor influencia, que fue criado con su música desde que tenía nueve años y siente que le moldeó como persona y artista. De swiftie a swiftie, le entiendo.
De la habitación al escenario
Mientras esperábamos a que saliera Conan, sonaron canciones que todo el público cantaba: One Direction, Harry Styles, Taylor Swift, Troye Sivan y los Jonas Brothers (pero de sus tiempos mozos, cuando estaban en Disney Chanel). Se podría decir que estaba en mi salsa.
A las nueve de la noche se encendía una pantalla con el dibujo de un pájaro en una jaula y salía su banda, formada en su totalidad por mujeres. Los primeros acordes de Wish you were sober sonaron y él apareció en una plataforma de encima de la pantalla, llevando un top de lentejuelas que en función de cómo le daba la luz, deslumbraba y parecía una bola de discoteca.
Cuando bajó de esa plataforma, nos saludó con un “hola” y se presentó. Un detalle que me hace mucha gracia en general: que los artistas a los que vas a ver en directo se presenten, como si no hubiéramos estado meses esperando con ansias poder verlos en directo. Cogió su guitarra e introdujo su siguiente canción: Comford crowd, una canción que habla de necesitar la compañía de alguien y escuché que dijo una chica “tiene mucho sentido cantarla aquí”, rodeado de gente que conecta contigo a través de tu música y, de alguna manera, es una multitud reconfortante.
La pantalla donde al principio estaba el pájaro, se abrió y se convirtió en una habitación. Conan nos explicó que muchas de sus canciones las había escrito en su habitación y, por lo tanto, la primera vez que las tocó había sido allí. Así pues, quiso traer su habitación al escenario para rememorar eso, cantando Astronomy. Confieso que alguna de sus canciones las he cantado, o más bien gritado a todo pulmón, en mi propia habitación –como es el caso de People Watching– y gritarlas la noche del viernes en el Sant Jordi Club, con toda esa gente que también lo estaba viviendo, fue una experiencia indescriptible, muy terapéutica y catártica me atrevería a decir.
Más tarde, llegó el momento de The story, una canción preciosa, pero desgarradora a la vez. Nos habla sobre su infancia y adolescencia, que admite que no fue fácil, los demás le decían: “it gets better” (mejorará), pero que finalmente no lo hizo. Cuando empezó a cantar el segundo verso, el público lo gritó y empezaron a sacar banderas LGTBI: And when I was younger / I knew a boy and a boy / Best friends with each other / But always wished they were more. Los pelos de punta, sin duda una de las mejores canciones en su discografía.
Hacía un par de días que había salido su nueva canción, Yours, y por primera vez, la tocaba en directo. Al presentarla, se emocionó y todo el público empezó a cantar su nombre. Muy humilde él, pidió que quien se supiera la letra, lo acompañara, sin saber que sus fans hicieron los deberes y ya la tenían más que aprendida.
Si tuviera que definir el concierto en pocas palabras sería: intimista, porqué parece que estés hablando con un amigo sobre su vida y te esté contando lo que siente, y también buen rollo, con canciones como Maniac, que convirtieron el recinto en una pista de baile.
La última canción, después del paripé de me voy y luego vuelvo a salir, fue Heather, para la que se cambió de ropa con un outfit que parecía un uniforme escolar, de esos con falda de cuadros, y volvió a su habitación, igual que haré yo para seguir cantando sus canciones, y el nuevo disco que sale en junio.
Autores de este artículo
Lídia Moreno
Aitor Rodero
Antes era actor, me subía a un escenario, actuaba y, de vez en cuando, me hacían fotos. Un día decidí bajarme, coger una cámara, girar 180º y convertirme en la persona que fotografiaba a los que estaban encima del escenario.
