Comienza el vídeo de El anillo. Jennifer Lopez es una reina (o una princesa, no lo sabemos) en un castillo, hasta aquí todo bien. Reúne a lo que parecen ser sus consejeras (sus amigas en el mundo real). Y entonces empieza a contar qué es lo que más le preocupa en esos momentos: Obviamente, un hombre (en este caso Miguel Angel Silvestre). Porque cuando las mujeres nos reunimos es evidente que solo podemos hablar de hombres. Ahí comienza la canción, con el matiz de que está dirigida al hombre y no a las mujeres que la acompañan. Y canta las siguientes letras:
“Me tratas como una princesa y me das todo lo que pido”. Porque la función del hombre es trabajar para mantener a la mujer mientras ella cuida de sus hijos. Y cuantas más joyas le regale más feliz será la mujer. El resto no importa. Todos lo sabemos. “Tú tienes el bate y la fuerza que yo necesito”. También sabemos que la mujer es incapaz de hacer tareas de hombres como utilizar desatornilladores, mover cajas pesadas, cortar el césped, etc. Por algo nos llaman el sexo débil, ¿eh? Menos mal que existen los hombres para socorrernos.
“Cuando estamos solos te juro no me falta nada, te pongo un 13 de 10 cuando estamos en la cama”. Lo que dice esta frase es: Muy bien hombre, cumples tu rol de ser el proveedor del hogar – este rol no me lo he inventado yo, ni siquiera JLo, sino el Génesis (la Biblia y eso, un libro muy feminista) – y aún encima me das mandanga de la buena, así se hace. No necesitamos nada más (excepto joyas y flores, claro).
Ya vamos con el estribillo. “Nunca había sentido algo tan grande y me vuelve loca tu lado salvaje”. Eh… De acuerdo. “Tú me has dado tanto, que estaba pensando, ya lo tengo todo, pero… ¿y el anillo pa’ cuando?”. A ver. A ver, a ver, a ver, a ver. Aquí hay tanto por decir que no sé ni por dónde comenzar. Hay varias ideas: La primera es esta que mencionaba antes de que el hombre tiene que mantener a la mujer. La segunda podría ser que la mujer no es completa por sí misma, sino que tiene que tener un hombre (aka una media naranja) para poder ser una persona completa. Y toda esta desigualdad se materializa en una tercera y peligrosa lectura: La ferviente necesidad para una mujer de matrimonio, materializada en ese anillo tan deseado. El fin de todos los cuentos de hadas (porque a partir de ahí no pasa nada interesante, tal y como dice Moderna de Pueblo en Idiotizadas). Pero a ver, Jennifer, amiga mía, el mensaje que estás lanzando a las nuevas generaciones es que tú eres una mujer fuerte, con éxito profesional, independiente, monarca de tu propio imperio, divina y forrada hasta las trancas; en fin, que lo tienes todo… y aún así quieres un dichoso anillo. ¿Pero qué necesidad hay?
Ahora comienza una especie de rap extraño en el agua no exento de barbaridades. Esta parte la pasaré rápido que no tenemos todo el día: “Hueles como me gusta, me besas como me gusta, me agarras como me gusta, así así que a mi me gusta como muerdes la fruta, si sales de noche me asusta (WTF), sin mapa conoces las rutas, así así que me gusta, papi esto es pa’ ti (o estoy pa’ ti, en cualquier caso ridículo), dale así pa’ tras que así somos las del Bronx, don’t stop, muevete má’, que siga la fiesta conmigo nomá’, no pierdas enfoque, papi tienes la clase cuando apenas la toque, jonrón con tres en bases (es una metáfora sexual). En fin, qué decir que no se haya dicho ya. Seguimos:
“No te pido na’, yo no soy mujer regalá'”. No no, que decir lo que quieres no es de damas. “Ponte en eso ya o echa pa’llá”. Chico, que se me pasa el arroz y todavía no estoy comprometida. Tic tac. Que estos óvulos no estarán así de bien toda la vida. Tengo que procrear, ya sabes que es mi única función en la vida como mujer, así que date prisa. “Tú sabes que yo tengo lo que no tienen otras” (¿el secreto de la eterna juventud?) “cuando muevo mi cuerpo el tuyo se alborota”. Ya no quiero entrar en que esta canción la escuchan niñas y que tantos mensajes sexuales son de todo menos didácticos porque ya es otra historia pero, en fin, ahí lo dejo.
Atención que aquí viene lo mejor. Coge palomitas:
“Las mujeres sabemos lo que nos toca. Si quieren todo eso (refiriéndose a su cuerpo, concretamente a sus partes íntimas), que nos pongan la roca (refiriéndose al famoso anillo)”.
Ole.
Como esta frase simplemente es TOO MUCH como para hacerle una autopsia desde el punto de vista feminista (daría para un libro entero), daré solo unas pinceladas: Al decir que las mujeres sabemos lo que nos toca no está haciendo otra cosa sino perpetuando e incluso validando el sistema patriarcal en el que vivimos. Además que está dando por sentada la idea católica de que fornicar antes del matrimonio es pecado. Sin olvidarnos del deber moral que tiene la mujer de proteger su concha de los placeres carnales para así llegar casta y pura hasta la sepultura (deber que los hombres no tienen). Por decir algo así rápido eh.
A partir de ahí la canción no dice más burradas (solo repite las anteriores), así que solamente queda decir que esa producción espectacular, todos esos trajes bonitos y la cantidad de dinero que se ha invertido no merecen esa letra tan patética, tan anticuada y, en definitiva, tan machista.
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