Extraño, cuanto menos, se sintió recibir un martes a las nueve de la noche a un grupo tan indicado para un sábado en la sala Apolo como Acid Arab, dúo formado por los DJs franceses Guido Minisky y Hervé Carvalho. Activos desde 2013, lo que empezó como un proyecto colaborativo con otros colegas DJs y productores, ha acabado fructificando en dos álbumes completos de música original, Musique de France (2016) y Jdid (2019), así como innumerables giras desplegando su hipnótico techno de influencias árabes.
En su regreso a Barcelona tras su actuación en el Sónar 2019, Acid Arab presentó Climats, un show audiovisual acompañado de una historia contada a través de ilustraciones hechas en directo por la artista franco-libanesa Raphaëlle Macaron.
Dos mundos en aparente desconexión
El setup de la actuación funcionó de la siguiente forma: al lado izquierdo del escenario dos mesas llenas de cachivaches electrónicos pertenecientes a Minisky y Carvalho. En oposición, al otro lado del escenario, el escritorio de Macaron, preparado con varios folios, acuarelas, un macbook y una cámara con la que proyectar sus dibujos a la pantalla en mitad del escenario.
Sobreimpuestas sobre grabaciones desde un coche de una ciudad anónima del Oriente Medio, la ilustradora comenzó sus dibujos a medida que los DJs moldeaban su sonido. Dos facetas que en un principio no parecía encajar, como si los aspectos visual y sonoro de este espectáculo vivieran en dos mundos aislados. Así lo parecía, desde luego, si uno se fijaba en que ninguno de los dos bandos pareció compartir una sola mirada en todo el concierto.
Hubo, sin embargo, un punto en el que estas dos visiones parecieron finalmente congeniar, especialmente a medida que se desarrollaban las viñetas de Raphaëlle Macaron, que mostraban un road trip de dos mujeres que se encuentran una gigantesca y llameante figura femenina caminar sobre los edificios de la ciudad. El proceso de ver cómo estos dibujos cobraban vida ante el espectador conectó con el sonido en constante evolución de Acid Arab. Aunque imagen y sonido no se sintieran siempre en sincronía, uno de los dos siempre era lo suficientemente interesante para suplir al otro.
Hablemos de la música
Y a todo esto, la música ¿qué tal? Pues seguramente todo lo bueno que se podía esperar de Acid Arab, si bien tal vez bajando una pizca la proporción de “arab” en su set en favor de los ritmos más club. En la hora y media aproximada que duró el show el dúo propuso un repertorio que pasaba de lo ambiental a lo melancólico a lo agresivo y a lo puramente bailable. Los samples de melodías vocales e instrumentos árabes se intercalaban con los repetitivos ritmos dance y unos profundísimos y retumbantes bajos.
A medida que Macaron escribía “The End” en el último de sus folios, tocaba empezar a despedirse de Acid Arab, ovación mediante y con el público en alto, como estuvieron casi desde el inicio del espectáculo, bailando inmersos en el hipnótico viaje de Climats.






Autores de este artículo

Miguel Lomana

Montse Melero
Hacer fotos es la única cosa que me permite estar atenta durante más de diez minutos seguidos. Busco emoción, luces, color, reflejos, sombras, a ti en primera fila... soy como un gato negro, te costará distinguirme y también doy un poco menos de mala suerte.