Ella ya nos lo advirtió en aquellas entrevistas de 2011, La Pareja Tóxica se había escrito en un momento gris, así que hablaba de realidades amargas que retrataban desde la soledad hasta la aceptación de una enfermedad. Este segundo álbum también fue el detonante de la autenticidad y la sinceridad que caracterizan a la artista y le permitió alejarse de esa imagen inocente y dulce que habían diseñado para ella. De hecho, hasta su voz sonaba diferente en el disco, más rasgada y hablada. Zahara había encontrado un discurso con el que se sentía cómoda y ya no era solamente esa chica pop que encajaba en la industria musical del momento.
Diez años más tarde, el Festival Mil·lenni organiza un concierto para celebrar el décimo aniversario del disco que marcó un antes y un después en la carrera de la artista.
Pasado y presente
En los momentos previos a entrar a la sala Barts charlé con una chica que me confesó su devoción por el disco, me dijo que era su álbum favorito y me habló con cariño de la época en la que iba a todos los conciertos de la “nueva sensación indie”, así que supe que estaba rodeada de los fans más fieles. De hecho, más tarde la artista confesaría que le sonaban muchas caras de entre el público.
Una vez en nuestros asientos, la cercanía de Zahara se apoderó de la sala y entre risas nerviosas dio paso a la proyección de un breve cortometraje de 2012, protagonizado por ella misma e inspirado en una de las canciones del disco. Segundos después, la banda irrumpió sin previo aviso para arrancar con Leñador y la Mujer América, canción que sirvió para advertirnos de la simbiosis entre Xavi Morelo (bateria), Martí Perearnau (teclados), Manuel Cabezali (bajo) y Emilio Sainz (guitarra).
El híbrido perfecto
La música de Zahara ha evolucionado y PUTA, su último álbum, está repleto de electrónica, así que es probable que la decisión de incluir sintetizadores en las canciones acústicas de hace más de 10 años fuera irresistible. El décimo aniversario estuvo lejos de ser un concierto como el del pasado verano en el Festival de Pedralbes, en el que la artista presentó las canciones de PUTA e hizo que nos sintiéramos como en una rave. Aun así, la banda se encargó de incluir pinceladas electrónicas que se evidenciaron en La Mujer Mayúscula y el Mar o Frágiles, así que pudimos disfrutar de un precioso repertorio reversionado. Debo detenerme brevemente en la voz de Martí Perearnau, que se lució en General Sherman y Cómo Sam Bell Volvió de la Luna. La canción del disco cuenta con la colaboración de Ricky Falkner. Por un momento pensé que iba a ser Zahara la encargada de cantar su parte, pero las luces enfocaron al teclista para brindarnos un momento hipnótico cargado de emoción.
Remontar
Los sintetizadores no mermaron la emotividad de las canciones y hasta la propia Zahara tuvo que parar para secarse las lágrimas y seguidamente preguntar: «¿Cómo pudisteis sobrevivir a este disco?» Es probable que esta pregunta ronde por la cabeza de todo aquel que sigue su música. Previamente había tocado Camino, canción que en su momento compuso en honor a su abuela Isabel, que padecía Alzheimer. Contó que la había escrito por si algún día quería regresar, para devolverle todos los lugares y enseñarle el camino por donde ir y, evidentemente, todos nos sentimos abatidos. La cercanía de la cantante volvió a invadir la sala cuando reconoció que no tenía pensado tocar Adiós, sin embargo, durante las horas previas al concierto había recibido muchos mensajes de gente que esperaba la canción como agua de mayo. Así que los integrantes de la banda desaparecieron para dar paso a un momento generoso e íntimo, compuesto únicamente por el sonido de la guitarra y la voz de la artista.
Regodearse en la tristeza está muy bien, pero era momento de remontar y gracias a canciones como Mariposas pudimos recomponernos. Todo lo bueno se acaba y con El Invierno se creó un final espectacular, de esos que se te quedan grabados durante muchos días. El público se levantó de su asiento cuando tocó despedir a la artista y entre regalos y ovaciones la cantautora, que había conseguido volver a conectar con las emociones de su pasado, abandonó el escenario bailando y agradeciendo.








Autores de este artículo

Paula González

Dani Alvarez
Bolerista y fotógrafo. Como fotógrafo, especializado en fotografía de espectáculos. Dentro de la fotografía de espectáculos, especializado en jazz. Dentro del jazz, especializado en músicos que piensan. Trabajo poco, la verdad.