Un bajo amordazado comienza a aporrear notas, como encerrando un mundo antiguo y sucio; al cabo de unos segundos, una guitarra atraviesa la escena como una luz nueva. La corriente veraniega de Nacha Pop no se explica sin esa irrupción de La chica de ayer; la vida de Antonio Vega, su alma máter, no puede narrarse sin su contexto: la Movida, las drogas, la libertad. En cualquier caso, su estela desatascó rápido las paredes de su propia época. Su poder lírico, transido por una angustiosa ansia de liberación individual y comunión con el entorno, acabó por colocarlo en un lugar misterioso dentro de la música española de la transición. Naveguemos en el misterio.
Antonio Vega: ficha básica
1. Canciones que consiguen que te pueda amar
No descubrimos la pólvora con esto: la irrupción de Nacha Pop en 1980, a través de su disco homónimo, fue el pistoletazo de salida a un movimiento de liberación musical que arrancó en las calles y acabó insertado en el status quo. Volvamos a aquel instante: en vísperas de los 80, Antonio Vega Tallés era un joven de 22 años. Junto a su primo Nacho García Vega, amén de Carlos Brooking al bajo y Ñete a la batería, percutió sobre el pop pegajoso y de herencia estadounidense que revolucionó los escenarios de la época.
En cualquier caso, al igual que ocurrió en el caso de Los Secretos -la figura de Enrique Urquijo y la de Antonio Vega, sendos líderes de ambos grupos, siempre guardaron una enorme lista de similitudes-, la ambición creativa de Nacha Pop pronto se desmarcó del grito generacional: Vega, ya en su primer álbum, marcó diferencias con canciones que pronto se integrarían en la mitología sonora de nuestro país. La chica de ayer fue, evidentemente, el tema que abrió la puerta a toda esta creatividad.
2. En un mundo descomunal, siento mi fragilidad
La carrera de Nacha Pop, como grupo, trazó el vuelo de los meteoros. A lo largo de la década de los años 80, Antonio Vega y sus compañeros de banda se alzaron al estrellato sin reparos. Entre su álbum de debut y el último disco del grupo, El momento, apenas pasaron siete años. En medio, otros tres trabajos de estudio que abastecieron a un público entregado a las letras coloristas de Vega y al sonido del grupo, tan arraigado a la atmósfera veraniega como abierto a los vientos de melancolía que procedían de su vertiente lírica.
La figura de Antonio Vega, en cualquier caso, parecía difícil de contener. Su ambición creativa pronto se desmarcó de su imagen de estrella juvenil, y la evolución estilística del grupo a lo largo de sus cinco discos da buena fe de ello: la energía inagotable de Nacha pop fue transformándose en una inquietud, en una búsqueda algo más oscura. En El momento, Vega escribió canciones tan reveladoras como Lágrimas al suelo, en la que canta: “le robaron la ilusión / su viejo truco le falló / y se escondió”.
La cima de todo ello fue Lucha de gigantes, un burbujeante poema en el que Antonio Vega describe con una belleza arrebatada su propia batalla interna: por un lado, su impulso creativo; por otro, la presión del público y la industria. En definitiva, la lucha entre sus dos identidades: la propia y la proyectada. Como no podía suceder de otro modo, todo aquel proceso de búsqueda acabó resolviéndose con la disolución del grupo. Llegaban los años 90; Antonio Vega comenzaba su carrera en solitario.
3. O te largas de una vez, o no vuelves nunca hacia atrás
A lo largo de todos los años 90, la música de Antonio Vega experimentó una caída hacia el lirismo que enhebró con su intacta pasión por el rock -ya despejado el asunto del pop veraniego-. En su primer álbum en solitario, No me iré mañana, incluyó cortes de la belleza de Se dejaba llevar, en la que canta: “y fundido por el sol / reina un sueño de sonido a mar”.
Los discos fueron agolpándose, a medida que la espiral de la vida personal de Antonio Vega lo iba sumiendo en el consumo de drogas. En cualquier caso, su música nunca perdió esa corriente de luz, la misma que habilitaba la primera guitarra de La chica de ayer. A diferencia del caso de Enrique Urquijo, quien exhibió mayor tendencia al pesimismo en algunas de sus letras, la escritura de Vega siempre estuvo anclada a un optimismo veraniego, como si su biografía se chocase de frente con su idea de la música.
Para Océano de sol, quizá su disco más relevante en solitario, Antonio Vega compuso El sitio de mi recreo. Una vez más, un poema hermoso sobre cómo la música se erige espacio inviolable, pese a las inclemencias de los días. Su ambición en la producción -el sonido del agua, que lava las desdichas del mundo- fue creciendo siempre, inyectando gravedad artística a su obra. Escribiendo al amor, a la vida, a la música: Antonio Vega fue un puro baile de salón, un pálpito en busca de hogar.
4. Una luz en la mañana
Antonio Vega habla, nosotros callamos:
«Mis canciones siguen un impulso puramente visceral. Cada paso que das en una melodía cobra un sentido. Algunos intervalos armónicos, conjunciones de notas como cuartas o quintas, que crean sensaciones de tensión, agradables o desagradables, rozando lo agrio… Todos los adjetivos que se utilizan en la vida cotidiana son aplicables a la hora de describir una melodía… En el momento en que tienes la primera frase escrita, la canción está encauzada, es como meter una llave en el agujero. Ya no tienes más que dar la vuelta y empujar la puerta. Lo malo es que a veces se tarda mucho en abrir esa puerta»
5. Con hoy es suficiente, y mañana es demasiado
Estaciones, la primera canción de De un lugar perdido, penúltimo álbum de Antonio Vega -y posiblemente su disco más anegado en el desamparo-, es otra de las grandes muestras de la habilidad lírica de Antonio Vega. Su capacidad para generar atmósferas, herencia híbrida de estéticas diversas -su uso de las flores podría hacernos pensar casi en una poética japonesa-, se culmina aquí con un recorrido estacional que termina en el presente, el único día posible. En ella, Vega canta:
Se dibujan los colores, / vivos en la magia de las flores / en la luz vital. / Rodeado de equipajes / que se pierden entre viaje y viaje, / queda recordar. / Y por eso vivo el día / día simple día claro / vivo al menos sin temores / sin el miedo de gozar. / Cada pueblo, cada puente, / cada cruce me ha enseñado / que con hoy es suficiente / y mañana es demasiado
Cinco álbumes fundamentales para entender a Antonio Vega

1. Nacha Pop (1980)
Madrid era una revolución y Antonio Vega apareció como un relámpago en la noche. La chica de ayer se convirtió rápido en el himno de una generación, y el disco debut de Nacha Pop los consolidó como uno de los grupos más importantes de la escena pop de los años 80 en España junto a Alaska y Los Pegamoides o Los Secretos. Más allá de su éxito central, los temas del álbum sostienen un tono lúdico que nunca pierde la oportunidad de ir un poquito más allá, apoyado en las finas letras de Antonio Vega.

2. El momento (1987)
Cinco discos después, Nacha Pop ya no era aquel grupo de veinteañeros que revolucionó Madrid a principios de la década de los 80. Antonio Vega, sumido en un crecimiento artístico importante, rompía la puerta de su propio grupo con su disco más maduro hasta la fecha, en el que muchas de sus inquietudes líricas dejaban, por fin, de ser una cuestión velada. Es posible que El momento fuese el álbum que certificase a Vega no sólo como un músico de masas, sino como un escritor para música verdaderamente prominente.

3. No me iré mañana (1991)
Su primer disco en solitario solventó cualquier duda posible respecto a la capacidad creativa de Antonio Vega. Ya lejos de aquel tono lúdico y veraniego, No me iré mañana no teme a su propia vulnerabilidad, así como al abrazo de la complejidad poética en la composición de sus letras

4. Océano de sol (1994)
Océano de sol y El sitio de mi recreo son dos de las canciones más hermosas que jamás escribió Antonio Vega; la primera da nombre a un disco central, lanzado por Antonio Vega en un momento en el que ya se había deshecho, en buena medida, de su aura de estrella juvenil. Con su adicción a la heroína planeando ya de forma clara, Océanos de sol todavía asestó importantes ramalazos de luz.

5. De un lugar perdido (2001)
El disco más triste, solitario y desabrido de Antonio Vega; posiblemente, su última gran obra. En A medio camino, uno de sus grandes éxitos, Vega repite, con una voz que se estira como una goma a punto de quebrarse: “Para ahuyentar la noche oscura…”
Imagen de portada © Andreea Dragomir
A continuación una playlist con los temas fundamentales de Antonio Vega, un repaso a su trayectoria en quince canciones:
Autores de este artículo

Adrián Viéitez

Andreea Dragomir
Hice mi primer curso de dibujo cuando tenía cinco años. Ahí comenzó mi camino. Años después me doy cuenta de que no podría haber sido más bonito. Soy diseñadora gráfica y tengo un bebé, la marca Meraki Design, que ilustra tradiciones.