Probablemente no tiene la pegada fulgurante de sus predecesores Soul power (2014) y el imbatible Face your fear (2017), sin embargo, If words were flowers (ANTI-, 2021), su reciente producción, es un disco preciosista, colmado de matices que precisa segundas y terceras escuchas para discernir, del todo, su complejidad.
Curtis Harding ha construido una obra de carácter conceptual, audaz y que, a pesar de utilizar algún cliché conocido y ubicar gotas de rap como recurso circunstancial, rezuma calidad por arrobas y una circunspección arrebatadora. El problema que se le podía venir encima al cantante y compositor de Michigan, era como trasplantar los portentosos arreglos de vientos y cuerdas o el espíritu góspel que envuelven el álbum al campo del directo, donde, con seguridad, no tendría tantos recursos. Debíamos comprobarlo in situ. La sala 2 de Razzmatazz nos esperaba con la misma ilusión que antes de reactivar la actividad perdida. El revivir de la noche.
Solidez y renovación
Con tan solo tres temas, Welcome to my world, acertada bienvenida, The drive, uno de los clásicos del LP de debut y las dos primeras incursiones de su reciente entrega, Hopeful y Can’t hide it, ya habíamos anotado varias conclusiones que no variarían, sustancialmente, en las casi dos horas que duró el concierto.
En primer lugar, certificamos que su seguridad, encima del escenario, había aumentado de modo muy notable desde aquel 25 de julio de 2019, fecha en la que empezamos a vislumbrar las verdaderas posibilidades del artista norteamericano. También se aclararon las dudas sobre las prestancias de sus nuevas composiciones sin las envolturas del estudio antes mentadas. Cierto es que a Harding le siguen faltando elementos en escena para certificar, definitivamente, la indudable calidad que atesora. Sin embargo, con unos justos toques de teclado y saxo, consiguió dar buen lustre a temas tan necesitados de ornamento como Explore, So low (aquí estuvo magnífico) o la sensacional I won’t let you down.
El, ya consolidado, soulman, sigue llevando gafas de sol en sus actuaciones, aunque en el segundo concierto de esta gira, renunció a las del estilo Bootsy Collins, sustituyéndolas por unas menos llamativas. Este detalle les puede parecer fútil, pero es la constatación de que, con el paso del tiempo, los accesorios comienzan a ser prescindibles, le basta mostrarse al descubierto, su innegable categoría artística no necesita máscaras tapa defectos.
Sigue utilizando el falsete en canciones en las que lo considera imprescindible, como Freedom, Face your fear o Dream girl, peculiaridad a la que no renunciará, pero cada vez se aleja más del influjo que le acercaba a Prince, Al Green o Curtis Mayfield. Estuvo más seguro, contundente, con mayor empaque vocal, entonando (sin ese recurso) Go as you are, On and on y sobre todo en las fundamentales Till the end, Nex time, Keep on shining y I need you love, melodías que marcarían la trayectoria, en positivo, de cualquier intérprete.
Repertorio acertado
Ya hemos destacado lo mejor de un set sin fisuras, nos queda algún apunte por añadir. Quizá Beautiful people no fuera el bis acertado para terminar en las alturas, le hubieran quedado mejor Wednesday morning atonement o el pulso funky de Heaven’s on the other side. No nos extrañaría nada (de hecho, varía el orden en cada show) que en días sucesivos lo substituya, la respuesta del público, que casi llenó el pequeño Razz, no pareció demasiado enérgica al renunciar a pedir otro suplemento.
Puede parecer insólito, no obstante, los presentes reaccionaron con devoción ante baladas tipo Ghost on you, Castaway e incluso en la meritoria y novedosa Forever more, demostración palpable de que para triunfar no es necesario utilizar, incesantemente, el ritmo frenético.
Un sonido, algo deficiente, propició el apelotonamiento sonoro, oscureciendo, en parte, el buen nivel de los cuatro escuderos; de todas maneras, tampoco fue motivo suficiente para defenestrar la actuación (en peores plazas hemos toreado).
El tour acaba de comenzar y quedan cosas por pulir. Si alguien tiene la ocasión de seguirlo, seguro que notará cambios, los buenos mimbres existen y están bien colocados.
Curtis Harding nos dio una alegría, la esperábamos. El límite está en sus manos.







Autores de este artículo

Barracuda

Miguel López Mallach
De la Generación X, también fui a EGB. Me ha tocado vivir la llegada del Walkman, CD, PC de sobremesa, entre otras cosas.
Perfeccionista, pero sobre todo, observador. Intentando buscar la creatividad y las emociones en cada encuadre.