Justo acaba hoy la exposición Disney: El arte de contar historias en el CaixaForum de Barcelona. Se organizó en varios apartados, dependiendo de la tipología del cuento: mitos (Hércules, El rey Midas), fábulas (La cigarra y la hormiga, Los tres cerditos), leyendas (Robin Hood, Merlín), tall tales norteamericanos (Pecos Bill, John Henry) y cuentos de hadas (La sirenita, Frozen). Le faltó una categoría: movidas musicales.
High school musical, Hannah Montana, Camp rock… ¡Cuántas alegrías le ha dado Disney a la generación Z! De esta última, de Camp rock, salió Demi Lovato. Y los Jonas Brothers. Pero ellos no tienen relevancia en esta historia. Este es el cuento de una niña Disney que pagó caro su camino hacia la fama, pero supo reconducir bastante bien su camino (al menos la mayor parte del tiempo). No todas las estrellas infantiles pueden decir lo mismo.
Primavera vez en Barcelona, muchos cambios de vestuario, gritos que ensordecerían a Edward Cullen y casi más pantallas que personas. Así fue el concierto de Demi Lovato. Incontables escándalos por adicción al alcohol y otras drogas, encuentros con la justicia, problemas psicológicos como depresiones o trastornos alimenticios… Así suele ser la vida de las niñas Disney. Y digo niñas a propósito porque las fauces de la fama suelen morder sobre todo a las mujeres. Presión por tener un cuerpo que siga los cánones de belleza norteamericanos o por tener la vida sexual que se espera de ti (es decir, no tenerla). Por ejemplo.
Pero ante la opresión, revolución: Mucha cama en su nueva gira Tell me you love me tour y mucha actitud sobre el escenario. Poco antes de ser luchadora como nadie en Confident y de que sus bailarines se sacaran banderas arcoíris de sus partes íntimas, nos dijo que quería traernos algo de Estados Unidos. Y en las pantallas apareció un corazón. “No importa si sois dos chicos, dos chicas, o una chica y un chico. ¡Si aparecéis en pantalla tenéis que besaros!”, exclamó. Y tanto que lo hicieron. Las primeras parejas un poco tímidas, pero luego se iban animando e incluso se llegaron a ver morreos brutales. Casi siempre eran parejas del mismo sexo. Fue maravilloso.
Dejó Sorry not sorry para el final y para decepción de las fans veteranas no hubo This is me. Obvio si piensas que Lovato ya no es aquella niña Disney. No tan obvio cuando en realidad el evento era de carácter infantil/juvenil y por ello esa noche no vendían alcohol en todo el recinto. Bien hecho Palau Sant Jordi porque la artista acaba de publicar una canción en la que confiesa que ha vuelto a beber después de seis años sobria, según cuentan las malas lenguas.
¿La moraleja? Demi Lovato es humana y hace lo que puede, como todo hijo de vecino. Así que, señores de la factoría Disney, si us plau, dejen de explotar niños o este será el cuento de nunca acabar.

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4 comentarios en «Demi Lovato y el cuento de nunca acabar»
A esto le llamo yo, basura. El periodismo se va a la mierda por artículos como estos.
¡Gracias Juan! Nos alegra ver que nos lees 🙂
¿Por qué no te ha gustado?
No entiendo porque no reseñan como cantó, los niveles que alcanzaba, lo entregado que estaba el público con la artista. No hay necesidad de hacer comentarios como «mas pantallas que personas», comentarios de Disney cuando ya eso pasó hace 10 años porque lo que tu dices no me dice nada del concierto o es que estuvimos en conciertos diferentes.
Hola Francisco,
Gracias por el feedback en primer lugar, es realmente difícil encontrar a alguien que haga críticas constructivas 🙂
Tienes razón. Hay muchas cosas del concierto que no he comentado. Por eso hemos colocado esta pieza en la categoría donde se incluyen, entre otras piezas, los artículos de opinión y no en la categoría de crónicas de conciertos y festivales.
Mencioné muchos detalles del concierto (como algunos temas del setlist, las banderas arcoíris, la anécdota del corazón en las pantallas…), pero mi intención no era hablar únicamente del bolo, sino que era hacer una minireflexión sobre todo este asunto de Disney.
En lo de casi más pantallas que personas no te puedo dar la razón porque realmente fue así jaja
¡Gracias otra vez!