Cuando leo cosas como esta no salgo de mi asombro. Según la última encuesta del CIS, el 44% de los hombres cree que las políticas de igualdad han ido demasiado lejos y que son ellos los discriminados. Me ha pillado este exabrupto leyendo el libro de la gran Monty Peiró, El diablo vino a mí: Género, drogas y Rock and Roll que está editado por Saigón Editorial y que habla precisamente de cómo se ha discriminado y discrimina a la mujer en el sacrosanto mundo hipermasculinizado del rock. Casi me atraganto de la risa al leer la encuesta. Porque ser mujer no es fácil y menos en el mundo del rock y que encima te vengan a decir que ellos son los discriminados es casi de cachondeo si no fuera triste. No, ¿qué digo? Tristísimo. Y ralla el patetismo de manera espectacular, para qué negarlo.
Está claro que este 44% de la población masculina nunca han sido mujer, ni se ha planteado lo que significa ser mujer, ni debe tener madres, hermanas ni hijas, ni novias, ni esposas, ni abuelas, ni tías…. Miro a mi alrededor y la cantidad de injusticias que sufren las mujeres, en comparación con los hombres, es tal que es que no hay por dónde cogerlo. Y eso que hemos mejorado si lo comparamos con años (¿décadas? ¿siglos?) anteriores. Solo faltaría, pero, aún así, hay tanto por lo que luchar.
Cuando la mujer más igualdad alcanza, más atacados se sienten algunos. Es curioso cuando seguimos, y ya me vuelvo al terreno musical, viendo como los festivales tienen en su mayoría carteles masculinos, cuando la presencia de las mujeres en los medios es minoritaria si no es para enseñar pechuga, cuando se nos sigue midiendo más por cómo nos vestimos que por cómo hacemos nuestro trabajo… y así un, largo etcétera que no acabaría nunca. Es por eso que libros como el de Monty Peiró son tan necesarios. Libros que nos recuerden cómo ha sido y cómo sigue estando el panorama musical, en este caso del rock que se hace por estos lares.
Monty además tiene un gran don, porque este es un ensayo crítico serio y muy bien documentado, pero lo hace de una forma amena que te engancha desde la primera página. No solo nos cuenta su propia experiencia como música, que las ha vivido de todos los colores, sino que da voz a muchas otras mujeres que como ella han vivido en carnes propias eso de intentar hacerse un hueco en el mundo del rock. Experiencias en primera persona de numerosas mujeres que han sufrido la discriminación en sus carnes, día sí y día también, por el simple hecho de querer coger una guitarra y cantarle a eso que tanto nos gusta que es el maldito rock.
Libros como El diablo vino a mí son muy necesarios y deberían ser de lectura obligada para darse cuenta de todos los prejuicios a los que se enfrentan las mujeres en el rock.
En el libro Peiró hace un repaso a la situación general dentro del mundo del rock, sobre todo en nuestras tierras, ilustrándolo con ejemplos concretos y experiencias compartidas por mujeres que llevan muchos años dedicándose al rock. Además, en los últimos capítulos se centra en ejemplos concretos repasando a figuras como Sister Rosetta Tharpe, Amparo Llanos y Bikini Kill. Para finalizar con un interesantísimo capítulo extra sobre el mundo de las orquestas que no tiene desperdicio. Está claro que no descubrimos nada nuevo, las mujeres venimos experimentando estas discriminaciones desde hace siglos, pero creo que es necesario seguir explicándolas y poniéndolas en perspectiva para que se sepa que siempre ha habido mujeres en el rock, desde sus inicios, aunque la historia se haya empeñado en borrarlas o denostarlas en favor de los hombres. El rock nació gracias a mujeres como Sister Rosetta Tharpe o Big Mama Thornton, eso es indudable y sin ella no sería lo que es hoy.
Por todo esto y mucho más os recomiendo que leáis El diablo vino a mí: Género, drogas y Rock and Roll que como os decía está editado por Saigón Editorial. Una editorial que nace del grupo Los Chicos del Maíz. Os copio la descripción que hacen de ella en su web porque creo que ayudará a entender cuál es su cometido: “Nos gustan los márgenes, lo diferente, lo señalado. Lo que se abre camino al margen de los cauces convencionales y alejado de los grandes tabloides, la gran industria y la dictadura del mainstream. La editorial es de muy reciente creación, pero llevamos tiempo cocinándola a fuego muy lento. Siempre hemos pensado que los libros son armas muy poderosas y un ejército de objetos que siempre hace prisioneros, artefactos culturales que pueden cambiarte la vida, emocionarte u ofrecer algunas pistas en estos tiempos de “incertidumbre”. Y creo que eso, este libro lo hace a la perfección.
Si no conocéis a Monty Peiró, os recomiendo que la sigáis en sus redes sociales y que leáis su libro porque tiene mucho que decir y aportar. Monty además de ser Licenciada en Psicología por la Universidad de Valencia y graduada en antropología social y cultural por la UNED y la Universidade Nova de Lisboa, fue cantante del grupo de hard rock Sweet Little Sister y guitarrista en The Sheena, entre muchas otras bandas en la que ha formado parte o ha colaborado. Canta y toca la guitarra en grupos como Gran Quivira, The Umbrellas y Everlastrings, y canta en The Backseats. Así que de música sabe desde dentro, de muchos años de estar sobre los escenarios enfrentándose al mundo. Monty Peiró es incansable y habría que montarle un templo en homenaje por la labor que está haciendo, por ejemplo, al recuperar a las mujeres de la música valenciana en su sección Pioneres en Territori Sonor de À Punt Ràdio. Y tiene un podcast la mar de recomendable llamado Todo Mal. El título ya os da una pista de por dónde van los tiros. Libros como El diablo vino a mí son muy necesarios y deberían ser de lectura obligada para darse cuenta de todos los prejuicios a los que se enfrentan las mujeres en el rock.
Imagen de portada © Vikpamnox
Autora de este artículo