Lo que al principio parecía una producción sencilla y austera, en la que solo las dos guitarras acústicas de Feist tenían un lugar seguro sobre la pequeña tarima ubicada en el centro de la sala, en realidad estaba perfectamente planificada con el propósito de tejer un telar de intimidad en el que la artista y el público estuvieran predestinados a entrelazarse y compartir experiencias durante el concierto.
Multitudes surge, en parte, como un testimonio de aceptar el desafío de componer una canción diaria durante los días de la pandemia. Lo que inicialmente se concibió como una de las actuaciones más minimalistas de su carrera, reducida a sus elementos esenciales (en parte por necesidad, debido a las limitaciones de público impuestas por los recintos), finalmente adquirió una resonancia más profunda e intimista.
Desplegando con evidente maestría las cuerdas, que no se limitan a su antigua guitarra, sino que también abarcan su voz cautivadora y sedosa, logra que el público se convierta en cómplice de cada elección que toma durante su actuación. Les invita a entonar junto a ella, indaga sobre sus preferencias musicales, pero al final se inclina por las canciones de su recién lanzado álbum, en su mayoría piezas acústicas. En temas como The redwing, Forever before o Hiding Out in the Open, empezó a dar señales de que algo más complicado estaba sucediendo detrás: loops, delays, efectos, sonido envolvente.
En el ejercicio de reflexionar sobre la muerte, Feist nos sumerge en un ambiente emotivo a través de Become The Earth, una canción nostálgica y pausada que gradualmente evoluciona hacia un tono esperanzador. En este momento memorable, la artista se adentra en el océano de espectadores, estableciendo un contacto cercano al tocar a algunos, sosteniendo miradas a los ojos con algunx y tocando las mejillas de otrxs, para finalmente desaparecer y sorprendernos reapareciendo en el escenario principal, ya con guitarra eléctrica en mano e interpretando I Took All My Rings Off.
Lo que aconteció a continuación desencadenó una ola de euforia entre el público, que demostró su devoción cantando prácticamente todas las canciones. Feist no dejó de recordar el recorrido de dos décadas que habían compartido, repitiendo en varias ocasiones durante su actuación: “Son 20 años juntos”. Hits históricos como My Moon My Man, A Commotion, I Feel It All, Any Party, Caught a Long Wind, Sea Lion Woman y 1234 se erigieron como los protagonistas indiscutibles de esta segunda parte del espectáculo en el que la acompañaron varios músicos multiinstrumentalistas.
Todo concierto tiene su fin y era imposible abarcar todos los éxitos. Por lo tanto, la velada llegó a su clímax con las interpretaciones de Hiding Out in the Open, In Lightning, Of Woman Kind y Love Who We Are Meant To Be, extraídas de su más reciente álbum. Sin embargo, no pasó desapercibido el fervor del público, que clamaba por una última canción, una despedida especial: Gatekeeper, del segundo álbum y que, casualmente, está a punto de cumplir 20 años.
Autores de este artículo
Mabe Chacín
Aitor Rodero
Antes era actor, me subía a un escenario, actuaba y, de vez en cuando, me hacían fotos. Un día decidí bajarme, coger una cámara, girar 180º y convertirme en la persona que fotografiaba a los que estaban encima del escenario.