“Barcelona, this evening will be transcendent”, advertía la banda en su Instagram. Unas 4.000 personas se congregaron en el recinto de Sant Jordi Club el pasado martes para asistir al ansiado concierto de Greta Van Fleet, uno de los recitales programados a principios de año en el marco de su gira europea de presentación de Anthem of the peaceful army (Republic Records, 2018), que tuvo que posponerse por razones de salud del cantante.
Aun sabiendo que el público estaba impaciente, el grupo se hizo esperar. Una media hora para ser exactos. Pero en cuanto empezaron a sonar los inconfundibles acordes de Highway Tune y el vozarrón de Josh retumbó por toda la sala, la energía de esos cuatro jóvenes contagió a sus fans, aunque no a partes iguales.
Entre la fauna del concierto encontramos a niños emocionados, adolescentes en grupo que no paraban de hacerse selfies, fans que se habían gastado todo su sueldo en merchandising y seguidores de grupos de rock de los sesenta que venían a comprobar si los veinteañeros del escenario realmente son los nuevos Led Zeppelin –”salvadores del rock”o “la esperanza del rock”– del que tantos medios se han llenado la boca.
A los fans de Led Zeppelin no les ha costado encontrar similitudes con Greta Van Fleet. Incluso Robert Plant, vocalista de la mítica banda británica, admite que las hay y los propios miembros del grupo han confesado que forma parte de sus influencias. El concierto del otro día fue una clara evidencia: los looks con prendas ajustadas, chalecos y sin camiseta; los largos solos de guitarra; el carisma del vocalista…: todo evocaba la época dorada del rock.
Aunque el repertorio del concierto fue el previsto, los artistas consiguieron sorprender a sus fans con un The music is you de John Denver y, acompañados por la imponente voz de su telonera Yola, con The weight como homenaje a The Band en los bises. Lo más destacado de la noche fueron el solo de Jake en Edge of darkness, la epicidad de Age of man y la exhibición de la potencia vocal de Josh que llegaba a eclipsar a sus compañeros. Cerraron con Flower power y el solo de batería de Danny en Safari song.
Y así, mientras los demás discuten si se trata de una banda tributo, los sucesores del rock o simplemente son unos imitadores, Greta Van Fleet ofreció un concierto que estuvo a la altura de las expectativas, con un público que no lo estuvo tanto. Quizá porque la sombra de Led Zeppelin se les antoja demasiado larga.
Imagen de portada © Junfu Han
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