Koko-Jean & The Tonics han demostrado, en decenas de ocasiones, que les sobra categoría para superar con éxito la prueba de enfrentarse al público sin trampa ni cartón; es su hábitat natural. Sin embargo, no desdeñen sus prestaciones en estudio, ellos no son de los que utilizan risibles artimañas para esconder carencias, básicamente por qué no las tienen; la honestidad es una de las claves substanciales en las que basan su existencia como colectivo.
Teníamos muchas ganas de catar en directo el jugoso Shaken & Stirred (Buenritmo, 2021), aunque conociendo el pie que gastan sus creadores, la calificación estaba más que cantada.
Koko-Jean, Anton Jarl, Victor Puertas y Dani Baraldés iniciaron la gira hace dos meses en La Mirona (Salt), aunque el verdadero tour de force tuvo como punto de partida la Sala Upload; una plaza fuerte que invitaba a recoger los primeros frutos del esfuerzo realizado previamente. Pudimos cruzar unas palabras con ellos, minutos antes de la actuación, y se les notaba ansiosos: “vamos a hacer ruido” espetó eufórico “Patillas” Baraldés; las expectativas no podían ser mejores.
El espectáculo Shaken & Stirred acaba de emprender el vuelo y todavía le falta pulir algunos detalles: la filmación del “making of” (justo antes del vigoroso arranque) queda algo desangelada y la puesta en escena de Never said no (con los protagonistas ataviados del mismo modo que en el video promocional) corta un poco el ritmo; sin embargo son detalles insignificantes que tienen fácil arreglo con un poco más de rodaje; en el aspecto musical no necesitan entreno, van sobrados.
Con los cuatro primeros temas que encabezan el disco, All night long, Driving Wheel, Movin on y Pattin’ Juba (inspirada en un baile de origen africano) y con Puertas arrasando desde el Hammond, ya dieron suficientes muestras de la disciplina atesorada en los ensayos y de su característico poderío; en este terreno pocos o nadie les gana.
Una fiera anda suelta
Koko-Jean Davis no sufre los traumas de la protagonista del film Cat people (Jacques Tourneur, 1942) pero, al igual que ella, se transforma en un peligroso felino cuando sube a un escenario. De sobras es conocida la energía de alto voltaje que siempre desprende, así como su capacidad como entertainer y esa innata desenvoltura para bailar desbocadamente. Se desgañita sin reservas, retuerce su estilada figura cual serpiente, girando y girando el cuerpo sin marearse; canta estirada en el suelo, baja de las tablas para compartir ardor con el público y hasta muestra una sana morbosidad cuando juega con Baraldés a excitantes juegos de voz y guitarra (From the country to the city).
Cambió tres veces de vestido en pos de agradar y se dejó el alma en todo momento. Por si fuera poco, ha perfeccionado muchísimo sus prestaciones como cantante. El registro se ha engrandecido, consiguiendo mayor empaque; así lo demostró en una What you mean to me, intensa, para enmarcar. La mejor “front woman” que pueden encontrar, actualmente, en este país y un poco más allá de nuestras fronteras. Desenfrenada.
Tuteando a Booker T. & the M.G’s
Koko es magnífica, no obstante poco podría hacer sin los tres caballeros que la acompañan; por fin ha encontrado los perfectos escuderos. Si empezáramos a verter elogios hacia este inmejorable terceto no acabaríamos, tal es su destreza, potencia y calidad, que nos hace compararlos con formaciones como la que titula este párrafo.
Ya me perdonarán otros colegas de enorme nivel (no citaremos nombres por aquello de las sanas envidias), pero, según mi parecer, Dani Baraldés, encabeza el pelotón de nuestros guitarristas. Su exhibición en New Orleans fue abrumadora, de hecho la enésima, ya que estuvo portentoso toda la noche, incluso con la acústica, compartiendo emociones junto a Koko y Puertas en Hard to say goodbye, emocionado homenaje al desaparecido Amadeu Casas. Pletórico, tanto técnica como emocionalmente.
Lo mismo podemos decir del versátil Victor Puertas: sentado delante de su adorado Hammond, impartiendo lecciones de blues con la harmónica o cantando, nunca defrauda. A la fiesta se unió el baterista Anton Jarl. En comandita, bordaron Turn on your love lights, el perfecto testimonio de la excelencia del grandioso combo. The Tonics, así se llaman estos monstruos.
En la composición, original de John Estes y popularizada por Taj Mahal, Leaving Trunk se les unió el instigador del proyecto y hermano de Victor, Santos Puertas, quien incendió el recinto con un solo feroz; fastuoso regalo navideño.
Las pretéritas Bus Stop y Hair Whip (deudora del Shout de The Isley Brothers) cerraron el festín negroide.
No tan solo debemos aplaudir a la banda, es obligatorio honrar a los que tuvieron agallas de desplazarse al desangelado Poble Espanyol en una noche que invitaba a quedarse calenticos en el sofá. Los que acudieron se lo pasaron bomba; Koko–Jean & The Tonics fueron los culpables.
En 1974, un tal Michael Philip Jagger se inventó una frase que ha pasado a la posteridad: “It’s only rock’n’roll (but i like it)”. Tenía más razón que un Santo.











Autores de este artículo

Barracuda

Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.