Manel no es una ‘boy band’ (en el sentido estricto del término), pero a juzgar por la reacción del público cuando sus integrantes pisaron el escenario de la Sala Barts de Barcelona, perfectamente podría serlo. El cuarteto barcelonés repasó este martes su carrera musical, en un acto organizado por Carne Cruda Radio, espacio de radio independiente dirigido y presentado por el periodista Javier Gallego. El acto combinó una entrevista con un set acústico en el que interpretaron canciones de todos y cada uno de sus trabajos.
Ya queda lejos aquel 2008 en el que cuatro jóvenes barceloneses de estética hipster, Guillem Gisbert (voz y guitarra), Roger Padilla (guitarra), Arnau Vallvé (batería) y Martí Maymó (bajo), sacudían la escena de la música en catalán con el lanzamiento de su primer disco, Els millors professors europeus (2008, Discmedi Blau). Para hacernos una idea del paso del tiempo, por aquellos entonces, George Bush hijo presidía Estados Unidos, Instagram no existía y Billie Eilish tenía tan solo 7 años. El martes, más de 11 años después, los barceloneses llenaron buena parte de la Sala Barts de Barcelona para una entrevista.

Salió el disco y al cabo de nada estábamos haciendo conciertos en los que venía gente que no conocíamos
Como pasa con muchas de las grandes cosas de la vida, Manel también nació fruto del aburrimiento. En 2006, Guillem Gisbert y Roger Padilla, amigos desde la adolescencia, se encontraban sin trabajo, por lo que decidieron dar rienda suelta a su vena creativa: “El aburrimiento fue importante, el no tener trabajo… Estas cosas ayudaron”, reconocía el vocalista durante la entrevista.
Tiempo atrás, Gisbert y Padilla ya habían tenido un primer contacto con el mundo de la música. Como se encargó de recordar Arnau Vallvé entre risas, fue a través de una banda de ska de instituto llamada Txapala que nunca llegó a consolidarse: “Aquello no tenía que triunfar, afortunadamente para la humanidad”, aseguraba entre risas el vocalista.
Finalmente, todo arrancó cuando la mencionada pareja compuso un par de temas con la intención de presentarlas al concurso de maquetas Sona 9. Para su grabación, pidieron ayuda al bajista Martí Maymó, conocido de ambos por ser el hermano pequeño de un íntimo amigo suyo, y a Arnau Vallvé, que disponía de un pequeño estudio de grabación. Durante las sesiones de grabación, el propio Vallvé acabó uniéndose a la banda como batería.
El éxito fue inmediato. Manel quedó segundo en el Sona 9 y con el premio económico publicaron su primer trabajo. “Salió el disco y al cabo de nada estábamos haciendo conciertos en los que venía gente que no conocíamos”, explicaba un Arnau Vallvé sonriente. Como ejemplo de esta primera etapa, la banda interpretó Ai Dolors!, una canción de amor mediterráneo que parece apagarse… O no, como se encargó de matizar Guillem Gisbert.

En cada disco necesitamos marcarnos unas nuevas normas del juego para disfrutar otra vez
En un contexto en el que las grandes discográficas intentan ejercer cada vez más control sobre los artistas, Manel se ha caracterizado siempre por intentar innovar y arriesgar en muchas de sus propuestas. Esto los ha llevado a construirse una marca propia e inconfundible. “Nunca nos hemos planteado pertenecer a ningún género” recalcaba Roger Padilla, “el único filtro que pasan nuestras canciones son nuestros gustos”, añadía Martí Maymó.
Pese a reconocer que sufrieron cierto vértigo tras su exitoso debut, Manel empezó su evolución ya en su segundo trabajo 10 milles per veure una bona armadura (2011, Warner Music), en el que el sonido característico del ukelele, que había marcado sus inicios, dejó paso a un nuevo sonido extremadamente producido y marcado por el uso de elegantes orquestaciones. Este cambio levantó cierta controversia entre los seguidores de la banda, sobre todo tras la firma de la banda por una productora internacional como Warner Music.
Pero es que Manel es así. Una banda que no se conforma con nada, ni se casa con nadie. “En cada disco necesitamos marcarnos unas nuevas normas del juego para disfrutar otra vez”, admitía Arnau Vallvé sobre los cambios estilísticos en cada trabajo. “Nos excita bastante, hay un punto divertido en esto”, aseguraba Guillem Gisbert antes de la pausa para interpretar La cançó del soldadet, pieza que habla sobre la guerra y la cobardía de un soldado que se enfrenta a sus miedos más profundos.


La parte final del acto permitió a la banda hacer balance de sus más de 10 años de carrera condensados en 5 LP. “Lo mejor es tener esa sensación de haber aprovechado bien el tiempo”, afirmaba Guillem Gisbert. Por su parte, Roger Padilla y el resto de miembros del grupo se quedaban con la sensación de que el tiempo había pasado muy rápido. Es lo que tiene disfrutar haciendo lo que haces: el tiempo vuela.
En este sentido, Manel es una banda que se nota que disfruta sobre el escenario. Entre las risas provocadas por la voluntariosa pero poco acertada pronunciación del catalán por parte de Javier Gallego, el cuarteto barcelonés interpretó Desapareixíem lentament, canción perteneciente a su tercer trabajo Atletes baixin de l’escenari (2013, Warner Music), disco que les situó definitivamente en el centro del mapa del pop en catalán.
Y es que a las puertas de 2020, nada queda del sonido ‘folkie’ casi desnudo que marcó los inicios de Manel. Este ha dejado paso a un pop sofisticado, que mantiene la complejidad lírica y la narratividad original del sello Manel, pero incorpora nuevos sonidos y texturas electrónicas. Un nuevo paradigma que empezó a vislumbrarse en su anterior trabajo Jo competeixo (2016, Warner Music) y ha acabado de consolidarse en su reciente Per la bona gent (2019, Ceràmiques Guzman).
Para cerrar el programa especial de Carne Cruda Radio, los barceloneses repasaron su repertorio más reciente. Empezando por una versión minimalista de Sabotatge, acompañada por la ácida Amb un ram de clamídies. La banda se despidió con la intimista Canvi de paradigma, quizá con la intención de presagiar el futuro que les espera a una banda que ya nos tiene acostumbrados a las sorpresas en cada una de sus novedades. Porque, aunque como reconocía el mismo Guillem Gisbert “siempre existe el miedo de que se te acabe el truco”, parece que hay Manel para rato. O al menos, eso deseamos.

Autores de este artículo

Pere Millan Roca

Miguel López Mallach
De la Generación X, también fui a EGB. Me ha tocado vivir la llegada del Walkman, CD, PC de sobremesa, entre otras cosas.
Perfeccionista, pero sobre todo, observador. Intentando buscar la creatividad y las emociones en cada encuadre.