Ya hemos comentado, en más de una ocasión, la magnitud del universo musical brasileño. Su paleta de colores sonoros es interminable y casi todo lo que contiene posee gran interés. Hoy nos toca hablar de una artista actual muy alejada de géneros tan clásicos y fundamentales como el forró, la samba, el tropicalismo o la bossa-nova.
Carolina de Oliveira Lourenço aka Mc Carol, natural de Niterói (Rio de Janeiro, Brazil) utiliza el funk y un hip hop de lo más salvaje para expresar su disconformidad con los agravios sociales que padece su país de origen. Inconformista y feminista hasta la médula, su potente discurso ambiguo (como la colaboración con la cantante drag Pabllo Vittar) ha conmovido al público de cualquier lugar por donde haya pasado, llámese Lisboa, París, Nueva York o Barcelona, ciudad que visitó en 2022 para participar en el Primavera Sound. El tremendo éxito obtenido hizo que nos visitara nuevamente.
La Nau del Poble Nou iba a acoger un show titulado CarnaFunk (única actuación en España) en el que, junto a ella, participarían tres DJ y la perfomance del colectivo Migranta. Más de tres horas de locura rítmica nos esperaban. Lógicamente, nuestra misión era centrarnos en la protagonista, quien a buen seguro no defraudaría.
Previa y Carol
Precediendo a la rapera de Rio, nos acompañó, durante un turno excesivamente alargado, Migranta, agrupación perteneciente al colectivo LGTBI que bailó, desenfrenadamente, ritmos plomizos en exceso. No les faltó colorido, ganas, ni provocación, sin embargo, ni su descaro ni gotas de daggering evitaron el aburrimiento, carecieron de chispa. El supuesto descoco no lo cura todo.
A pesar de que una acérrima seguidora nos comentó, a la salida, que la rapera no había estado tan empática como en un show de 2019, ella solita (con el único apoyo del DJ Dorly y la aportación de Migranta en Descontrolada) se las apañó para construir un explosivo set gracias a su inacabable verborrea y al carisma que nunca le abandonará. Actuación muy celebrada por una variopinta legión de fans que, si bien no llenaron del todo el recinto, ofrecieron el ardor suficiente para que así lo pareciese. Afición básicamente brasileña que entonó cada uno de los versos rugiendo sin freno; apoyo incondicional a las arengas librepensadoras.
La fuerza de las líricas
Hace unos cuantos años (demasiados) alguien me preguntó que había aportado el rap a la música. Si nos ceñimos estrictamente a las armonías (exceptuando los samplers de soul y funk recuperados en los 70) más bien poco. De todos modos, ni el más obtuso debería ignorar que este movimiento nació para otras cosas. Una de las principales fue la lucha desaforada contra el sistema y eso es lo que hace Carolina de Oliveira, quejarse desde las favelas a todo bicho viviente.
Ella proviene de una zona donde el acento es muy cerrado y siquiera dominando el idioma mínimamente (no es mi caso) la compresión del doble sentido de las rimas se pierde inexorablemente. Si no eres uno de sus compatriotas (las cantaron todas) debes hacer una previa lectura de los textos en la red; ahora es bien sencillo. Se lo recomiendo. Lo que no debemos hacer es juzgar lo presentado acudiendo a los ritmos lanzados desde la mesa de mezclas. Error garantizado.
El primer ejemplo de lo expuesto lo encontraríamos en Não foi Cabral, en la que duda si fue realmente el navegante portugués Pedro Álvares Cabral quien descubrió Brasil.
Prosiguió el desembarco (no el del supuesto farsante) a base de latigazos con la fuerza de Mamãe da putaria, Liga para Samu, 100 % Feminista (poca traducción falta) o su primer gran éxito, Minha vó tá Maluca. Antes de encararla se permitió un extraño respiro. Se atrevió a entonar (a su modo) el Ne me quitte pas (Jacques Brel) para continuar con un fragmento del Feeling good de Nina Simone, en esta ocasión acompañada del sampler del tema de la diva de Carolina del Norte. La calidad de su voz no da para estos menesteres, pero cautivó a toda la parroquia y a servidor de ustedes, también necesitaba un break.
Terminado el citado hit, la furia no paró: Bandido sem coraçao, Ai meu piru (vou passar cerol no seu cu) y la ensordecedora Toca na pista (Heavy Baile – Tropkillaz) remataron su representación en este Carna Funk que duró escasamente una hora de reloj.
Los bailadores, satisfechos, siguieron la party moviendo caderas y lo que hiciera falta. Libertad, ante todo.
Mc Carol podrá agradar más o menos (seguiré prefiriendo las bondades ensoñadoras de Gilberto o Jobim de por vida) pero no voy a desdeñar a una persona que se vuelca con el propósito de sacar trapos sucios y dignificar a los oprimidos. Sea como fuere, debemos seguir gritando.
Chilla Carol, chilla.
Eu cresci, prazer Carol bandida. Represento as mulheres, 100% feminista, 100% feminista, 100%”
100% feminista, Mc Carol






Autores de este artículo

Barracuda

Marina Tomàs
Tiene mucho de aventura la fotografía. Supongo que por eso me gusta. Y, aunque parezca un poco contradictorio, me proporciona un lugar en el mundo, un techo, un refugio. Y eso, para alguien de naturaleza más bien soñadora como yo, no está nada mal.