Hace justo un año comenzamos con esto de las reseñas. Hicimos esa primera lista de discos nuevos simplemente porque coincidió que ese mes nos habían llegado muchos discos promocionales y algo teníamos que hacer con ellos. Sin más. Pero ya que estábamos investigamos un poco y nos dimos cuenta de la cantidad de novedades increíbles que había ese mes. Enviamos WhatsApps y mails para que nos ayudaran con los textos. Después de publicar la primera lista de reseñas nos dimos cuenta de que los redactores, los lectores, los músicos… todos estaban tan felices, que decidimos hacer otra lista el mes siguiente. Ahora ya llevamos unas cuantas. Y en este tiempo hemos conseguido entre todos que esta sea la entrada más leída mes a mes, una publicación que miles de personas ya esperan porque saben que encontrarán lo mejor de todos los estilos a nivel nacional e internacional. No podemos sentir otra cosa que una enorme felicidad al hablar con todas las personas que hacen esto posible y una infinita gratitud ante el hecho de que una marca tan prestigiosa como es Freixenet nos acompañe en este brindis que mes a mes hace chin chin por la música, el arte y el amor. Brindemos, por lo que tú quieras. Pero, por favor, siempre celebra la vida.

MGMT – Little dark age (Columbia, 2018)
Limbo
Entraron fuerte. Kids, Time to pretend… Eran jóvenes cantando temas agrios de forma distendida. El argumento importaba poco si sabía a fiesta y se podía bailar. Con su segundo disco, Congratulations (Sony, 2010), se dieron cuenta de esto. Ocho años después, pasando por un álbum homónimo en 2013, MGMT vuelve a la carga.
Little dark age (Columbia Records, 2018) habla con menos sarcasmo, pero la misma aspereza: depresión, discográficas malvadas, abuso tecnológico y política podrida. Y lo que vuelve a cambiar, como cada vez que sacan algo nuevo, es el estilo. No vengas aquí si buscas un tema con el que recargar pilas entre el trabajo y las copas, pues Andrew VanWyngarden y Ben Goldwasser han traído a sus amigos y juntos se han metido en el synth pop ochentero con tintes psicodélicos. Ayudan a pintar lo que te vas a encontrar mencionar las colaboraciones: Ariel Pink, Sébastien Tellier y Dave Fridmann entre otros. En una marabunda homogénea de tono y sonidos, destacan canciones como When you die, recuperando un pop ya no tan popular pero simple y apetecible, o TSLAMP – mi canción favorita del álbum -, una especie de homenaje al ritmo de la electrónica de los ochenta.
Sea como sea, ellos siguen experimentando con un sonido nuevo cada vez que salen. Y es que desde ese segundo álbum da la impresión de que MGMT ha caído en un limbo entre lo que la gente que los conocía esperaba de ellos y lo que ellos quieren ser como músicos. Si con lo que triunfaste es un hit internacional que le gustó a todo el mundo, es difícil apelar a una audiencia diferente, ya que siempre se quedarán con ese primer hit. Le sigue pasando hasta a superestrellas del rock alternativo como Radiohead con Creep. No sé si Little dark age (Columbia, 2018) será lo que les abra finalmente las puertas a otro tipo de fama, pero puede que se estén acercando.
Por Nadia Dubikin.

EZRA FURMAN – Transangelic Exodus (Bella Union, 2018)
La fantasía queer de un artista consagrado
Ezra Furman es un creador. Tiene un discurso muy marcado y, a partir de ahí, compone. Escribe con su música la historia que quiere contar; la suya propia. En Transangelic Exodus (Bella Union, 2018) lleva esta circunstancia a su máxima expresión para crear un álbum delirante, onírico hasta los huesos, en el que paraboliza sobre la incomprensión del universo queer. El disco arranca como un cañón con Suck the blood from my wound, una canción iniciática que subleva el contenido de lo que Furman canta, que coloca el disco automáticamente en un escalafón superior. A partir de ahí comienza un viaje en el que nos habla de un joven enamorado de un ángel en un universo en el que los ángeles están prohibidos, puesto que las alas les crecen después de someterse a una cirugía de cambio de sexo (de ahí Transangelic). God lifts up the lowly entra directamente en materia, y Compulsive liar da una nueva dimensión a un álbum lleno de recovecos, de matices, de cosas por descubrir.
Por Adrián Viéitez.

EL PETIT DE CAL ERIL – △ (Bankrobber, 2018)
Dolça obsessió triangular
Tres singles que completen el triangle d’El Petit. Tres singles amb tres triangles de tres colors. Formats per tres cançons cadascú, enregistrats en tres contextos diferents. El seu sisè àlbum, △ (Bankrobber, 2018), de nom enigmàtic i impronunciable, més que parlar d’amor, engloba un moment vital de benestar des de la humilitat i la senzillesa, com bé canta en Som transparents tota una oda vital de qui es troba en pau amb si mateix i amb allò que fa. En aquesta obsessió triangular, El Petit de Cal Eril s’adreça a un ‘tu’ de manera molt oberta, que canvia en funció de la cançó; un ‘tu’ que segons ell explica, es correspon amb qui ho escolti. Si el triangle és símbol de perfecció, en Joan Pons s’apropa a ella amb △, un d’aquests treballs que justifiquen que la bellesa es troba en l’interior.
Per Inés Calero.

LOST GECKO – Lost gecko (Autoeditado, 2018)
No podrás resistirte al poder del groove
Tras su atractiva y colorida portada de reminiscencias ochenteras, se esconden diez temas de influencias blues, funk y rock. Los tres géneros se entremezclan sin cesar en este LP, creando temas que te transportan a su época de gloria sin por eso dejar de parecer innovadores. El álbum debut de Lost Gecko es uno de esos trabajos que te hacen bailar aunque tengas el culo pegado a la silla de la oficina. Una carta de presentación de la banda de Barcelona con canciones llenas de groove, esa sensación de expansión rítmica creada por las vivaces melodías del órgano en canciones como Fall behind o los vibrantes ritmos de guitarra de temas como A good thing is worth waiting for. Si bien en el principio las influencias del blues parecen notarse más, hay un punto en el que el funk se apodera del disco. La pegadiza Freaking out! te propulsará fuera del despacho con sus ritmos desenfadados y bailadizos. Los dos temas que la siguen tan sólo acrecentan tus ganas de bailar. Sin duda, Lost gecko (Autoeditado, 2018) es un álbum debut que desprende la meticulosa obsesión de sus creadores por articular canciones que sorprendan, emocionen, e inciten a sus oyentes a disfrutar del hipnótico poder del funk.
Por Marina Montaner.

THE WOMBATS – Beautiful people will ruin your life (Kobalt Label Services, 2018)
Serpientes, guepardos y cuchillos
Los de Liverpool vuelven con una advertencia a primeros de año a través del título de su cuarto trabajo: Beautiful people will ruin your life (Kobalt Label Services, 2018). La espera ha tenido que ser larga para los más devotos del trío, y no sé si les habrá merecido la pena al encontrarse con un álbum plano de once temas dispares, tanto musicalmente como a nivel de letra. Los temas que han dejado ver sobre el resto han sido Lemon to a knife fight, Cheetah tongue y Turn. Quizás el sello que hayan dejado sea al buzzing de guitarras, la armonía de las tres voces y la percusión, pero también quizás The Wombats pequen de parecerse demasiado a algunos temas anteriores en este sentido. En lo que no se parecen es en la falta de intensidad e innovación de sonidos y ritmos, razón por la cual este álbum parece ser una justificación de su propio título.
Por Irene Picallo.

FRANZ FERDINAND – Always ascending (Domino, 2018)
Rock del espacio
Si pudiese utilizar una ouija para hacer llegar al Archiduque Francisco de Austria el último trabajo de la banda escocesa Franz Ferdinand –llamada así en su honor– lo haría, porque ni la rigidez de llevar más de 100 años enterrado le impediría aplaudir hasta volver a morir. Han tenido que pasar cinco largos años para que Always ascending (Domino, 2018) quinto álbum de los de Glasgow, viera la luz. El disco, grabado a caballo entre Londres y Paris, y que ha tenido como productor a Philippe Zdar –miembro de Cassius–, consta de diez temas que son la prueba definitiva de que el quinteto no necesita repetir fórmulas de trabajos anteriores para triunfar. Vaya, que no suena ni un poquito a take me out. Los sintetizadores y el piano tocado por aliens de Lazy boy, son una parada indispensable en el viaje galáctico que iniciamos tras los primeros acordes de Always ascending. Sobre el tema de nombre homónimo al disco os diré que, no sé si es por la parte en la que dice “it’s just the way that gravity works here” [así es como funciona la gravedad aquí] o por todo lo que nos han bombardeado este febrero con la imagen del descapotable de Tesla en el espacio, no puedo evitar sentir los mismos escalofríos de gravedad cero que me causa el Startman de Bowie. Además el poderoso despliegue sonoro de Feel the love go, Lois Lane; oda a la reportera de ficción y el estribillo de Finally, os están esperando con ganas de salir a dar una vuelta por la galaxia. Os aconsejo llevar paraguas, que ahí fuera suelen llover estrellas.
Por Carlota Purple.

SON LUX – Brighter wounds (City Slang, 2018)
Sofisticación
Suelo quejarme, no sé si en exceso, por la vorágine de mediocridad que asola el panorama musical general. Siempre fui de oído y morro fino y cuesta que me sorprendan, esa es la realidad. Sin embargo, a veces llega gente joven con música que me rompe los esquemas, y es entonces cuando vuelvo a creer en la humanidad. Eso es lo que me ha pasado después de escuchar el nuevo trabajo del trío Son Lux. Brighter wounds (City Slang, 2018) es un álbum tremendamente sensacional en el que Ryan Lott, cantante y compositor de la banda, ha sabido darle sentido a través de la preocupación, el desorden y la pérdida. Cuando Lott comenzó a crear el álbum sentía gran preocupación por un mundo cada vez más agitado y confundido, quizá influido por su reciente paternidad y la pérdida de un amigo cercano enfermo de cáncer. Es por ello que este LP es una mezcla de tristeza, ansiedad, inquietud, tensión, tonos de dolor, esperanza, realismo y belleza supina. La variedad sonora que incluye es fantástica, combina lo clásico con lo electrónico, y pasa por el jazz, el rock, lo sinfónico e instrumental y por unos silencios escogidos a un tempo y con una duración inteligente. Diez canciones que emergen desde lo más profundo del ser, con letras y ritmos de una expresividad y creatividad fuera de serie. Una banda de talento innato. La sofisticación musical es conseguir que las heridas dejen de supurar para hacerlas brillar.
Por Sara Ferco.

CHRISTINA ROSENVINGE – Un hombre rubio (El Segell del Primavera, 2018)
Un disco sobre la soledad
“Ser animado racional, varón o mujer”, esta es una de las acepciones que ofrece la RAE sobre la palabra ‘hombre’, y es uno de los puntos de partida de lo nuevo de Christina Rosenvinge: Un hombre rubio (El Segell del Primavera, 2018). Una conciliación de la artista con la figura de su padre y una reflexión sobre la soledad del ser humano, sin sexo ni género. Se trata de un álbum feminista que explora la otra cara de la moneda, el corsé que aprieta a los hombres dentro de la sociedad patriarcal. Así pues, se pregunta si al escribir desde este punto de vista no está en el fondo expresando lo que ella misma siente ya no como hombre o mujer, sino como ser humano. Romance de la plata es la semilla de las nueve canciones que vendrían después. La compuso, sin ser consciente de ello, 26 años después de la muerte de su padre, que murió cuando ella tenía 26 años. La cantautora reconoció ahí la señal de que había llegado el momento de abrir el cajón de la causa masculina de su existencia, lo que desembocó en una preciosa canción con métrica romancera sobre un hombre danés que arranca sus raíces para mudarse al país al que siente que pertenece su corazón. Su padre, apasionado del cante jondo, la poesía de Lorca y la cultura gitana al que su hija canta “nadie vino de esa tierra fría a llorar tu funeral / más un gitano en traje oscuro, padre, te veló en el hospital”. Es este un disco con mucho contenido escrito por una mujer de cincuenta y tantos que se siente marcada por el apellido heredado de su padre, que la ha llevado a buscar la belleza (rosen: rosa) y la libertad (vinge: alas) con tanta exigencia que ha desembocado en un estado permanente de soledad. Quizás es por eso que, finalmente, se reconcilia con el hombre rubio cuando escribe “cómo no voy a entenderte, padre, si es mi misma soledad”.
Por Paula Margó.

U.S GIRLS – In a poem unlimited (4D, 2018)
La banda sonora d’una revolució
Titllat eternament de banal, a l’Amèrica de Donald Trump, el pop s’enfada. U.S Girls escriu un poema rabiós i venjatiu que beu de la frustració de tota una generació de nord-americans que ha esclatat en el moviment #MeToo o en l’elecció del magnat. In a poem unlimited (2018, 4D) podria ser la banda sonora d’una revolució a l’era de les relacions líquides, amb una proposta musical que combina harmonies pop, funk i disco ballables, amb la profunditat de sons electrònics, jazzístics i el toc extravagant de la psicodèlica. Amb una veu aguda a l’estil de Blondie, Meg Remy, cantant i fundadora de la banda, s’endinsa en la violència de gènere (Velvet 4 sale i Incidental boogie), la precarietat laboral (Rage of plastics), l’abús de poder (Rosebud), i l’intervencionisme militar (I am mad as hell). “I won’t forget, why should I forgive”, avisa. The times they are a-changin’?
Per Aina Martí.

ELEFANTES – La primera luz del día (Warner, 2018)
Sencillez e introspección, lo que nos ayuda a tomar decisiones
Lo nuevo de Elefantes podría considerarse como el mejor trabajo que la banda catalana ha hecho en las más de dos décadas de trayectoria. La primera luz del día (Warner, 2018) es su octavo disco, un LP de una belleza sencilla y sobresaliente que recuerda que esta banda, formada por Shuarma (voz y guitarra), Julio Cascán (bajo), Jordi Ramiro (batería) y Hugo Toscano (guitarra), nunca pierden su esencia por mucho que pase el tiempo. Su nuevo trabajo recibe la influencia de un pop español de los años 60 y 70 que se fusiona con rock, flamenco y canción melódica. Esta pócima es la que nos transporta a un huracán de sensaciones y emociones que nos pueden resultar familiares, pues esta bonita oda a la vida está inspirada precisamente su cara más costumbrista, en las decisiones que tomamos cada día, así como en una primera y una última luz del día. Es cierto: menos es más.
Por Sara Ferco.

CUELLO – Regalo doble (BCore, 2018)
Cuello continúa sorprendiendo en cada trabajo
Regalo doble (BCore, 2018) es el cuarto disco de estudio de los valencianos Cuello. Si en un primer momento creímos que, tras haber contado con Paco Loco para la producción del mismo, habría cambios en cuanto al sonido, tras la primera escucha de este nuevo trabajo, pudimos confirmar que Cuello ha conseguido algo que mucho anhelan: un sonido propio. No es fácil, pero ellos lo han logrado. Con unas temáticas un tanto surrealistas, en su línea de siempre, el grupo ha creado un trabajo con tintes más poperos que los anteriores, pero sin salirse nunca de ese punk rock que los caracteriza. Destacan temas como Saltando el muro del silencio y La frase. También hay espacio para alguno más lento, como Su calma sin sangre.
Por Ana López.

BELAKO – Render me numb, trivial violence (El Segell del Primavera, 2018)
La madurez se consigue con los años
Aquel grupo que nació como la gran esperanza del post punk y new wave en 2011, sorprende con Render me numb, trivial violence (El Segell del Primavera, 2018). Este disco más directo y enfurecido evidencia que el cuarteto de Mungia ha adquirido con los años mayor conocimiento de las herramientas y del proceso musical. Las catorce canciones proponen melodías más oscuras, más lentas y elegantes con un lado electrónico, todo ello con la coherencia a la que nos tenían acostumbrados. No obstante, tampoco han huido de la experimentación en distintos ámbitos: desde explorar otros ritmos en Stumble II o Strangers in a box hasta grabar temas con el móvil o reinterpretar temas del disco anterior. Sorprenden porque su tercer trabajo, lejos de desinflarse después de aparecer como la promesa de la escena, sigue teniendo el mismo peso que sus anteriores lanzamientos. Así, Belako consolidan su identidad sonora, tornándose identificables sin repetir fórmulas en exceso.
Por Inés Calero.

DWARVES – Take back the night (Greedy Media, 2018)
Explosió sonora i ràpida
Dwarves torna amb Take back the night (Greedy Media, 2018). Una aposta variada de l’estil que identifica el grup: el punk. Agitada, caòtica, salvatge. Una explosió sonora. I ràpida, molt ràpida. Amb peces que no arriben al minut, formant un conjunt que amb prou feines supera els vint. Malgrat cançons potents com Forget me not, Devil’s level, Here’s looking at you o Everything and more, revistes especialitzades en el gènere com Punk rock theory consideren que l’àlbum dels estatunidencs, que porten des dels anys vuitanta donant guerra, es va desinflant fins arribar a temes que manquen de sentit.
Per Anna Martín.

VARRY BRAVA – Furor (Hook, 2018)
La esencia del buen rollo
Apenas un año después de su Safari emocional (Hook, 2016), la banda oriolana regresa con su cuarto trabajo de estudio. Furor (Hook, 2018) es lo nuevo de los Varry Brava, y un álbum que sigue en la línea de lo que la banda acostumbra a hacer: diversión, naturalidad y buen rollo. Recuerdo haberlos visto junto con Chucho y los Supersubmarina hace ya unos cuantos años en las fiestas de mi pueblo, y pese a no ser el estilo de música que me define y representa, de no ser porque aquello estaba lleno de súperteens que no entendían nada, aquello habría sido una verdadera fiesta de purpurina y fantasía donde los problemas desaparecían con o sin cerveza. Es evidente que el trío formado por Óscar Ferrer (vocalista), Aarön Sáez (teclados) y Vicente Illescas (guitarra) no tienen miedo alguno a la hora de componer y crear música, y eso es un plus porque el resultado siempre será bueno. Ya lo han hecho de nuevo con Furor, un disco que, en definitiva, deja ver la más pura esencia de este equipo: la del buen rollo.
Por Sara Ferco.

BIGOTT – Candy valley (BIGOTT, 2018)
¡Tú, extraño, desmelénate!
Bailando por las escaleras mecánicas de un centro comercial, arrastrándose por los suelos de un supermercado, trotando por las calles aglomeradas de Zaragoza: así es como Bigott aparecía en el videoclip de Don’t stop the dance, el primer avance de su último disco Candy valley (BIGOTT, 2018), un álbum que se presenta como la continuación de My friends are dead (BIGOTT, 2016). Durante 20 minutos, el cantante maño nos ofrece nueve temas con los que ese ritmo punk lo-fi, que recuerda a grupos de los 70 y 80, nos posee. Cualquier lugar, cualquier momento es bueno para entrar en la pista de baile.
Las canciones del disco comparten una temática: la búsqueda del placer. Ésta puede ser divertida, como explica el cantante en Strangers by the wall y Moving on, o puede costar más, canta envuelto en un sonido desagradable en Atmosphere. Pero si Bigott está seguro de algo es de que, si lo intentas, lo conseguirás: “you can be what you want to be”.
Todo el disco es una sucesión de canciones a cual más singular. Y qué extraño es el último tema: una mezcla de sonidos estridentes increíblemente pegadizos que acaban con las palabras en –parece ser– francés en –lo que parece ser– la voz de una mujer en la radio. El cierre perfecto para un disco cuya portada nos muestra a Epi, Blas y el monstruo de las galletas vestidos como personajes de Star wars.
Por Celia Sales.

THE BABOON SHOW – Radio rebelde (Kidnap, 2018)
Future is hardcore
War. La guerra está declarada. El cuarteto sueco vuelve para deleitar a sus seguidores. Radio rebelde (Kidnap, 2018), el nuevo álbum, formado por doce himnos punk rock, va en la línea de sus anteriores trabajos. Violencia, (no) futuro, letras reivindicativas y la voz rasgada y melódica de Cecilia Bostrom. The Baboon Show es como cuando vuelves al gimnasio después del mes de exámenes. Una descarga-recarga de energía. Una liberación de tensiones. Y cinco días de agujetas aseguradas, pero con ganas de más. Que te acaben doliendo pies y cuello de gritar. Empezó con el adelanto, Same old story, y la crítica social que esconde. Continuó desde Radio rebelde y esa extraña satisfacción que todos sentimos al cantar en otro idioma. Pasando por No afterglow, el mensaje que esconde Hit the Flow y Again, que pone el punto final a un disco que, además ejemplifica lo que sientes: Quieres volver a escucharlo.
Por María del Río.

MIQUEL SERRA – Antiga Hodomura (Foehn, 2018)
Un diamant a l’illa
Em pregunto si hi ha algú que no hagi conegut Miquel Serra de sobte, per sorpresa, i que no hagi sentit aleshores que havia trobat un diamant amagat sota terra. La música del mallorquí surt del reproductor per anar directa al circuit neuronal que et fa parar atentament l’orella: és entre folkie i psicodèlic, i alhora juganer i commovedor i proper, com si sentíssim la seva música asseguts al sofà d’un pis de joventut. El seu cinquè disc –Antiga Hodomura (Foehn, 2018)- és curt, molt curt, per això només el publicaran en format digital. I per això, quan s’acaba, la mel encara és a la boca i el cervell demana tornar a posar play.
Per Clàudia Rius.

JORDI LANUZA – Com a casa (Bankrobber, 2018)
Cançons per guarir l’ànima
Arribes a casa amb ganes de que ningú et toqui els ovaris perquè ja els portes massa trillats de la feina. Màgicament està neta i ordenada. La vida et somriu. Poses un bostonet d’encens. Agafes beguda i menjar mentre parles amb els teus. És hora d’asseure’s al sofà, tancar els ulls i desconnectar… per fi. Les opcions musicals per aquest moment són moltíssimes. Una d’elles és el primer disc en solitari de Jordi Lanuza, conegut per la seva banda Inspira i pel seu bar Vinil a Gràcia, que precisament es diu Com a casa (Bankrobber, 2018), i que presentarà en directe el proper 9 de març a l’Auditori de Barcelona dins del festival Barnasants. Amb lletres i sintonies intimistes el músic aconsegueix que ja des del principi de l’àlbum entris a un mood càlid i senzill, com hauríem d’estar sempre. Sense trucs, sense artificis, Com a casa.
Per Paula Pérez.

FERRAN PALAU – Blanc (Halley Records, 2018)
Del no res una guspira
Amb Blanc (Halley Records, 2018), Ferran Palau ens fa endinsar en la ingravidesa de les seves cançons fins a arribar al cel que il·lustra la portada del disc. Sons amplis cuidats al detall amb protagonisme de les guitarres que transmeten misteri i claror a parts iguals. En cançons com Tornar a començar o Miratge el músic d’Anímic té la capacitat d’explicar-nos històries aparentment senzilles i quotidianes, que, passades pel seu prisma particular, assoleixen una altra dimensió. Amb aquest nou disc, Ferran Palau també fa un pas més a l’hora de seguir delimitant les bases del pop metafísic que abanderen ell i Joan Pons de El Petit de Cal Eril. La connexió artística entre els dos músics, visible en les seves cançons i la manera que tenen d’entendre la música, també la podrem gaudir en el propers directes de Ferran Palau amb Joan Pons a la bateria (com el del dijous 22 de març a la sala Apolo dins del Curtcircuit). Un disc plàcid i proper que s’allunya de la foscor que trobem en moltes de les cançons d’Anímic.
Per Nil Boladeras.

GEOWULF – Great big blue (37 Adventures, 2018)
Belleza azul
Bienvenidos al resort de Geowulf. Poneos la pulsera del todo incluido y empezad a disfrutar del Great big blue (37 Adventures, 2018) que tenéis delante, el largo debut del dúo formado por Star Kendrick y Toma Banjanin. Cerrad los ojos y dejaos llevar por las olas que crean los envolventes sintetizadores y la delicada producción de Duncan Mills. Sumergíos junto a las guitarras de Saltwater y vibrad a cámara lenta con Summer fling. ¿Habría otra forma de acertar más que con un retrato de finales de un verano en la playa?
Por Blanca Olivella.

CARLOS SADNESS – Diferentes tipos de luz (Sony, 2018)
El nuevo subidón de Carlos Sadness
Primero lo cubrieron luces y sombras. Sombras que se diluyeron con su primer LP y que ahora se convierten en luces con el tercero: Diferentes tipos de luz (Sony, 2018). El magnetismo no sólo lo tienen sus letras que, místicamente, enganchan muchísimo, sino él mismo como Carlos Sadness. Quizá también le empujó cantar en la boda de una influencer española muy conocida, pero esto tiene otra ‘longitud de onda’, y mucho más rítmica y bailable. Diferentes tipos de luz es lo que encontramos en este nuevo disco, lleno de contradicciones y antagonismos. Sadness no nos habla de opaco o transparente, sino de semitransparente. Ni de un volcán hirviendo en lava o seco, sino de un volcán dormido. O de un te quiero, pero pequeño, discreto, en minúsculas, solo un Te quiero un poco. Nos tiene acostumbrados a subidones, y de ahí no baja. Ni tampoco de sus agudos. Ni siquiera en su bajón, que podemos encontrar en Silencio antiguo, un bajón que parece coreado por sus propios fantasmas, de lo más diferente del disco. En este disco también hay lugar para alguna ida de olla como Amor papaya, que ya cantó con Caloncho. Supongo que ya el título hace spoiler, pero no os la quiero destripar. Sólo diré: “Eres mi fruta favorita, te rompes en mi boca”. Y tan ancho oye. Y he aquí cuando siempre la mayor contradicción la tiene él mismo a cuestas. Un disco tan risueño y cariñoso y un apellido tan taciturno. En definitiva, un disco que ‘se rompe en mi boca’.
Por Jessica Cobos.

EL KANKA – El arte de saltar (A Volar Music, 2018)
El de siempre con una pizca de otros
La alegría que le caracteriza en sus creaciones no falta en el nuevo LP de El Kanka, El arte de saltar (A Volar Music, 2018). Llegó a mí por azar hace menos de un año y, sin embargo, su música me embelesó desde el primer momento en que lo escuché, y su concierto en las fiestas de mi ciudad, uno de los más de 140 que ha dado por toda España y Latinoamérica sin contar con los 23 festivales en que participó desde que publicó su anterior álbum hace tres años, De plata y rubí (Maldito Records, 2015), fue solo la guinda del pastel. Los sonidos de este nuevo disco vienen cargados de influencias del folklore latinoamericano, como la rumba Triste trofeo, que transmite esa ironía que Juan Gómez (El Kanka) suele utilizar en sus canciones, una picaresca que parece inherente a su personalidad. Otros temas, como Sí que puedes, solo musicalizado con un ukelele, con un sonido que toca la fibra y una letra que anima a hacer todo lo que te propongas, siguen más la línea de los álbumes anteriores. Once tracks de pureza, entre los que encontramos una colaboración con el maravilloso Jorge Drexler y otra con la famosa comparsa gaditana Martínez Ares.
No esperes a escucharlo, ¡El Kanka viene a alegrarte el día!
Por Alba María.

BAD GYAL – Wolrdwide angel (Puro / Canadá, 2018)
Dando un portazo
Si los modernis asomaron tímidamente la patita – así como queriendo salir del armario del reguetón pero solo la puntita – con Antes de morirme (C Tangana feat Rosalía), cuando descubrieron a Bad Gyal ya dieron el portazo y abrieron la puerta de par en par. Y ahora es ella la que con Worldwide angel (Puro / Canadá, 2018) da otro golpe sobre la mesa. Que le den por culo al machismo de ‘ella no debería actuar en el BBK Live’, festival donde en su pasada edición se subieron al escenario solo 6 bandas de mujeres frente a las 56 formadas exclusivamente por hombres (completan el cartel diez grupos mixtos); al racismo de ‘el perreo es cosa de latinos’ y al clasismo de ‘la música urbana es de pobres’. Medios internacionales (ahora mismo de hecho está girando por Estados Unidos, muy Internationally ella) le ponen a su mixtape un 6 y los nacionales un 8 de media. Yo solo diré “baby no te comas el coco, vamos a fumar un poco”… Queremos Tra.
Por Paula Pérez.
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