Sabemos que se acercan fechas complicadas, para qué nos vamos a engañar… Nos vamos a tener que tragar unos cuantos Jingle Bells, Santa Claus is coming to toooown, o todavía peor, Pero mira como beben los peces en el río… También el pollo de cada año con el pesebre de Sant Jaume (porque las tradiciones no se tienen que perder), las cenas de empresa, los cuñados de turno… Y es que una cosa esta clara, si Lucas huele a leche, Barcelona huele a Navidad. La ciudad se ha llenado de luces, ferias y monerías varias.
Así que si todavía no tenéis pensado ningún regalo para vuestros seres queridos (o para haceros el homenaje que os merecéis) aquí os traemos las últimas novedades discográficas del mes de noviembre. Una lista imprescindible para desconectar entre villancico y villancico… ¡a disfrutarla!

MICHAEL KIWANUKA – Kiwanuka (Interscope, 2019)
Bum bum clap
Michael Kiwanuka sabe que los demás queremos bailar porque él es como nosotros y también quiere hacerlo. Su tercer álbum, titulado sobre su propio apellido, es un salto hacia elementos que quizá permanecían latentes en sus dos trabajos previos y aquí cobran una dimensión más poderosa, prominente. Desde la estampida de psicodelia y ‘retroblues’ que supone You ain’t the problem, canción que abre el disco, el baile comienza a desatarse: desprendido del manto pop-rock que envolvía Love & hate –su anterior álbum de estudio–, Michael Kiwanuka se nombra a sí mismo para recuperar la esencia de su personalidad musical, en un disco que se disfruta como un baile trasnochado a plena luz del día, como un ejercicio físico libre de ataduras. Desatado de convenciones estilísticas y cómodo en la fusión de elementos, este artista británico de ascendencia ugandesa recupera los sonidos de su genealogía para estallar en colores nuevos y ser simplemente eso, Kiwanuka.
Por Adrián Viéitez.

FKA TWIGS – Magdalene (Young Turks, 2019)
La exploración del deseo
El deseo, como concepto, ha sido históricamente asociado al cuerpo femenino, entendido como fuente de placer. Pocas ‘mujeres’ son las mencionadas como relevantes en los papeles de los vencedores, y muchas han sido tachadas de objetos de placer para unos cuantos o como seguidoras de unos otros. Con Magdalene, Tahliah Debrett Barnett, FKA twigs, invoca a María Magdalena para poner en el centro de su trabajo su visión artística, la cual hay que entender entre líneas y dentro de la complejidad musical. El desafío a los paradigmas de género es una constante. Su voz puede ser reconocida por cualquier ser humano que haya experimentado una de las emociones más extremas y a la misma vez creadoras: la pasión. Una vorágine de sentimientos; cada uno de ellos con una reflexión y lección detrás, que toman mayor sentido e intensidad con la escenografía de sus actuaciones.
Por Irene Picallo.

JAAKKO EINO KALEVI – Dissolution (Weird World / Domino, 2019)
¿A qué suena Jaakko Eino Kalevi?
De primeras, te podrá sonar a hilo musical de alguna tienda de ropa o a la banda sonora de una película de ciencia ficción, dependiendo de la canción que escojas. Quizás dudes y no sepas si te parece futurista o retro, pero no te fíes: en pocos segundos puede que este explorador de sonidos finlandés te haga cambiar de opinión. También podríamos simplemente llamarlo synth-pop, per es algo más. En su nuevo experimento de siete temas, Jaakko Eino Kalevi parece haber escogido ritmos más funk como base, para mezclarlos con pop, electrónica, algo de post-punk y pegarlo todo con un chicle de sintetizadores y efectos vocales. El resultado: un trabajo muy interesante, de escucha agradable y, sobre todo, pegadizo. Imposible no moverte con el single Dissolution.
Por Mikel Agirre.

TINDERSTICKS – No Treasure But Hope (City Slang, 2019)
Melangia irrenunciable
El combo britànic començà el 1991, i onze discos després torna a la carretera amb els aromes de pop de càmera que el caracteritza. Stuart Staples, que viu fora del seu país, encara pertany al club de la melangia que el va fer famós. El cantant, amb la seva veu que sovint no rabassa el llindar del murmuri, passa de ser un compositor pessimista de mena a un romàntic més aviat pesarós. Balades i midtempos onsevulga que guarden equidistància amb Burt Bacharach, Scott Walker i Lambchop. No obstant això, assegura una sonoritat pròpia en sintonia amb els microclimes l’àlbum, generós en detalls i matisos. Superats els 50 anys, Staples, composa la seva primera cançó d’amor, Pinky in the Daylight, una delícia en miniatura, com la peça que dona títol al treball. Les melodies semblen zenitals, ideals per a una banda sonora, on destaquen Carousel, Take Care of Your Dreams i Tough Love, enmig d’un cançoner de nivell.
Per Miquel Queralt.

LEONARD COHEN – Thanks for the dance (Columbia / Legacy, 2019)
Desde una luz extraña
Hace más de tres años que Leonard Cohen ya no existe, y quizá sea por eso que escuchar ahora su voz en espacios nuevos resulte tan emocionante como tenebroso, como si viniese devuelta de un lugar que sólo es oscuridad. Thanks for the dance llega de forma póstuma y sin la sospecha de trabajar en el campo de la explotación comercial: su concisión formal y temática hacen pensar que el álbum no pudo sino ser concebido en vida por el propio Cohen, dentro de esa larga ristra de despedidas que abrió con You want it darker, publicado apenas unos días antes de su desaparición. Desde la muerte, Leonard Cohen habla igual que siempre: la ternura y ese cierto rastro de melancolía se entrelazan en su voz con fuerza, sujetándose firmes, y pronto lo tenebroso da lugar a una luz muy particular, filtrada suavemente por los contornos de canciones como la que nombra al disco o The night of Santiago. Es una suerte que nosotros, los que nunca conocimos al Cohen humano, podamos seguir fingiendo hoy que el Cohen artista sigue entre nosotros.
Por Adrián Viéitez.

Hijos del Mediterráneo (Warner Music, 2019)
Homenatge a la vacuïtat
Anys enrere quan un solista o un grup es volia desfer de la seva discogràfica gravava un disc en directe per tancar el contracte. Ara, la iniciativa és una altra: la discogràfica es treu de la mànega fer un homenatge, sovint a compte de res, tot embarcant músics del seu ‘roster’, als quals dona a escollir una cançó, fitxa un productor que fa el que pot, i a esperar que l’invent es converteixi en un supervendes. Un veterà del negoci com Quique González, recentment ha declarat: “Avui la indústria musical anul·la qualsevol intent de rebel·lia”. El disc n’és un clar exemple. Les veus escollides per una raó o una altra naufraguen en llurs respectives interpretacions. No cal dir noms, estan a la portada. Només Sílvia Pérez Cruz està correcta i Josele Santiago és ell mateix. Mediterráneo, un disc tant interessant com sobrevalorat, es mereix un altre tractament.
Per Miquel Queralt.

SIMPLY RED – Blue Eyed Soul (BMG, 2019)
Almas añejas que retornan
Tratar de categorizar la trayectoria de Simply Red es tan difícil como definir la voz de Mick Hucknall bajo un adjetivo. Desde Manchester, el periplo vital de una de las bandas más importantes en las últimas décadas viene marcado por su discografía, giras y múltiples colaboraciones sobre el escenario. La mezcla de guitarra, teclados, bajo, trompeta, saxofón y cuerdas se mezclan en el Oeste de Londres, salvaguardados por el estudio de Mark Knopfler. Sin olvidar viejas armonías y melodías, esta masterización Blue Eyed Soul es un brindis por lo que no se olvida y permanece con el paso del tiempo.
Por Irene Picallo.

COLDPLAY – Everyday life (Parlophone, 2019)
Sobrecargado de buenas intenciones
Cuando un disco busca lanzar un mensaje global de paz y unión es difícil no caer en tópicos y, desgraciadamente, Coldplay con su octavo álbum Everyday life ha tropezado. A través de este último proyecto, la banda británica pretendía poner en primera línea las injusticias sociales y enfatizar el hecho de que, pese a vivir en un mundo interconectado, estamos más lejos que nunca los unos de los otros. Para conseguirlo han creado un disco de dos partes con dieciséis temas –y un bonus track–, en el que mezclan varios géneros musicales y diferentes expresiones culturales que sirven para reafirmar que la diversidad es riqueza y eso es lo que nos hace humanos. Sin embargo, al intentar combinarlo todo, el mensaje se pierde y resulta difícil conectar con la canción. Puntos a favor: con el disco la banda vuelve a sus raíces acústicas y hay temas como Everyday life, Champion of the world, Arabesque, Daddy y Flags –quizá los menos barrocos– que merece la pena escuchar.
Por Celia Sales Valdés.

GANGES – Boy, Love, Amor (Luup Records, 2019)
Més intenció que contingut
El convencional pop electrònic de Teresa Gutiérrez, ara en mode ‘one-woman show’, es qualifica de refrescant, detall que topa amb allò que es coneix com a dream pop, que més aviat és un corrent on prima la quietud de l’estat d’ànim. Més enllà de les etiquetes, en aquest segon disc, Ganges empaqueta unes quantes textures tot creant una atmosfera agradable; malgrat això, les lletres de les cançons suposen una llosa per la cantant. Fer ‘love songs’, incloses les de desamor, no és tasca fàcil. A les acaballes, la substància del disc resulta massa líquida, el resultat final se’n ressent. L’àlbum esdevé una salmòdia sense fi. La cantant destaca el minimalisme de la seva proposta. Però més per emmascarar la manca de recursos –veu i teclats–, quan en realitat el projecte demanda la màxima de “menys és més”.
Per Miquel Queralt.

WAS – Loudness (Mushroom Pillow, 2019)
Tiempo al tiempo
Doce años de fiesta y música quizá no se pueden resumir en menos de una hora y media. Pero WAS lo intenta. Una triste despedida de un grupo que parecían los nuevos algo cuando eran We Are Standard. Porque de estándar no tenían nada. Que hubieran cambiado de nombre tres veces les rodeada de cierto misterio sexy que solo los hipsters pueden entender. Que hubieran tocado tantos palos —y todos bien y algunos bien recogiditos en Loudness, este triste pero festivo álbum de despedida— les otorga cierta cualidad de catedráticos dentro del indie español. Y que, pese a sus innumerables cualidades y éxitos, nunca hubieran acabado de despegar, cuando hay muchísimos grupos muy mediocres por ahí girando, da bastante rabia, la verdad. Decía no sé quién en no sé qué película: “hemos nacido demasiado pronto”. Ellos también. Demasiado avanzados para su época… cuento con que el tiempo les pondrá en su lugar.
Por Paula Pérez.

TINASHE – Songs for you (Tinashe Music, 2019)
All I want for Christmas is…Songs for you
Para muchos la Navidad se ha adelantado este año con lo último e inesperado de Tinashe: Songs for you. Ella misma nos ha dejado entrever en Youtube cómo ha grabado su cuarto álbum de estudio: entre copas de vino tinto y un tinte nostálgico de cuando grababa en las cuatro paredes de su habitación. De hecho, en este último álbum, seguimos encontrando a esa antigua Tinashe, como en Life’s too short. Pero también a una nueva Tinashe que se ha desentendido de su antigua productora para seguir siendo de todo menos mainstream. Nuevo look, nuevos sonidos y una nueva aura con letras hipnóticas y sensuales. Los temas Stormy Weather y Perfect Crime son una muestra perfecta de trance, electrónica y soul que los hacen exóticamente futuristas y dignos de alguna BSO de una película del estilo. De hecho, una colaboración con The Weeknd sería fantasía, aunque no podemos quejarnos de las que ha incluido con G-Eazy, Ms Banks y 6LACK.
Tinashe sigue luciendo notas altas en un R&B fresco y original con estribillos muy pegadizos como en Story of us. La cantante habrá dejado atrás a su discográfica pero ahora es ella la que tira hacia delante de una forma mucho más creativa y muy apoyada por otros artistas como Ariana Grande. Nosotros sólo podemos decir que, ¡All I want for Christmas is Songs for you!
Por Jessica Cobos.

BOYANKA KOSTOVA – Nova canción galega (Mushroom Pillow, 2019)
Conocido costumbrismo gallego
Gatocan, Paris de Noia, Gayoso… quizá uno de los mayores atractivos de Nova canción galega, el primer largo de Boyanka Kostova, es que está plagadito de referencias al maravilloso lugar que les vio nacer: Galicia. Un collage de imágenes costumbristas que han etiquetado como trap rural. ¿Trap? Más bien un hip hop que a ratos recuerda a Malandrómena y el cruce de géneros de su Cada can que lamba o seu carallo (Matapadre, 2016) y que otros se acerca más al rap duro de Xénese (Falcatruada, 2006) de Dios Ke Te Crew. ¿Rural? Esto daría para una tesis pero básicamente: Existe entre los jóvenes gallegos cierta reivindicación del imaginario colectivo gallego (niños jugando nas leiras, abuelos bailando pasodobles en las verbenas, señoros contando en las tabernas que una vez hablaron con Sito Miñanco, borracheras que acaban con todo el bar cantando el Pousa, pousa…) que la vida moderna que ellos mismos traen amenaza con asesinar. Este dúo va en esa línea y reivindica lo folclórico desde lo moderno con canciones pegadizas y simpáticas. Solo por ello merecen ser escuchados.
Por Paula Pérez.
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