En la novísima escena del flamenco más heterodoxo hemos visto cantaoras bajistas, músicos que combinan el saxo de jazz con el quejío, cantaores que gustan más a la parroquia del indie que a la del arte jondo y voces aflamencadas que triunfan en el olimpo del pop. También hay guitarristas como Pau Figueres, capaces de integrar elementos novedosos sin ser del todo rupturistas. El tocaor catalán, digno continuador de la mejor tradición de la guitarra flamenca, juega a la vez con melodías, elementos, timbres y efectos que a más de un ‘flamencólogo’ de postín le parecerían poco menos que un sacrilegio, pero que tampoco convencerían a un acérrimo defensor de la transgresión.
Desde el más absoluto respeto, con un envidiable nivel técnico —y sobre todo creativo—, Figueres presentó en la sala Artte, el pasado 9 de febrero, su último trabajo, Nada nuevo bajo el sol (Satélite K, 2018), el segundo tras su debut en 2015. “Es mi forma de entender la guitarra,” dijo, como justificándose, en los inicios del concierto. No hacía falta, ya había dado sobradas muestras de talento con Taranta en Nueva York, una pieza a caballo entre el groove y el popular palo flamenco. Los últimos acordes de esa taranta bien podrían pasar por una pieza del gran Toti Soler, uno de los maestros de Figueres.
Ya con la banda al completo —Darío Barroso (guitarra), Ismael Alcina (bajo) y Arnau Figueres (percusión)— prosiguió Figueres con el muy melodioso In the womb, por tangos, y con la bulería que da nombre al disco, Nada nuevo bajo el sol, la pieza quizás más paquista de todas la que tocó. Durante la velada interpretó también piezas alejadas de la ortodoxia flamenca, como la balada de aires country Thanks robbie y Masars II, un tema basado en un reportaje de National Geographic dedicado al Sahel, dijo. Se llegó al cenit de la mano de la bulería Los lobos, de Lucy AL 288-1, un collage rítmico y climático con la rumba como hilo conductor, y, sobre todo, con Nothing new under the sun, pieza en la que juega con la melodía, nada más y nada menos, que de Work. Sí, esa que popularizó Rihanna.
El concierto llegó a su final con El palmar, por alegrías en el tono de la composición pero en muy poco ortodoxo compás de amalgama. Jol, del primer disco de Figueras, puso el broche de oro a una velada extraordinaria.
¿Cuál es esa ‘forma de entender la guitarra’ de Pau Figueres? La de un músico virtuoso, exquisito, y la vez recursivo, inquieto e, incluso, osado. Vanguardia, sí, y también mucha belleza. Arte, mucho arte.






Autores de este artículo
Martí Farré

Dani Alvarez
Bolerista y fotógrafo. Como fotógrafo, especializado en fotografía de espectáculos. Dentro de la fotografía de espectáculos, especializado en jazz. Dentro del jazz, especializado en músicos que piensan. Trabajo poco, la verdad.