No invertiremos espacio contando la historia de un grupo que ha vendido, a lo largo de sus casi cuarenta años de existencia (con la laguna 2010-2015), más de 60 millones de discos. Esta descomunal cifra explica, por sí sola, la importancia del legado de los británicos.
De todos modos, conviene resaltar que, de los miembros originales, sólo queda su fundador Mick Hucknall y también que le acompaña el teclista y saxofonista Ian Kirkham, quien se incorporó al grupo un año después de ser creado. Los seis miembros restantes se reparten, con disparidad, la fecha de afiliación.
Hucknall y sus huestes grabaron hace tres años, Blue eyed soul (BGM, 2019), que no llega a la categoría de sus primeras entregas, pero contiene una buena dosis de ese pop-funk pegadizo que enamoró tanto a fans del genuino funky como a los amantes de la «new wave» de finales de los setenta y mediados de los ochenta.
Después de la aparición de los nuevos temas, la intención del de Manchester era emprender una gira para presentar algunos de ellos y desempolvar sus grandes clásicos. Como en tantos otros casos, el viaje tuvo que posponerse y no ha sido hasta ahora (después de pensárselo pausadamente) que el asfalto o el cielo les ha vuelto a acoger con estima. La misma con la que les recibió el público variopinto que abarrotó el precioso recinto de Pedralbes. Un tentempié y en marcha.
Sin nostalgias
Al Festival Jardins de Pedralbes, se le ha acusado, sin demasiado razonamiento, de ser una especie de cementerio de elefantes. La organización siempre ha tenido apego por figuras consagradas, garantes de llenos. Es posible que, en algún caso, el fiasco haya vencido a las deseadas perspectivas, no obstante, las conquistas obtenidas demuestran que la línea escogida era la correcta. En este año, de celebración, hay muchos veteranos que destrozan, tan solo con una mirada, a la principal promesa. Echen un vistazo el cartel y se asombrarán; la edad es, en estos casos, un número mentiroso. Simply Red llegaban para corroborar la teoría de que la nostalgia no existe si vivimos el presente con lucidez. Hucknall fue, es y será un clarividente nato.
El inicio (formando un círculo perfecto) con las trepidante Look at you know y Come to my aid del primerizo Picture book (1985) más Ring that bell, pieza de su estrenado LP, reflejaron que lo vigente no puede existir sin el génesis; actitud donde la morriña no tiene cabida. En realidad, poco se acercaron a lo más fresco, aunque, este teórico déficit, no significó que las antiguas perlas acusaran desgaste.
Himnos inapelables
Aunque faltaron números del calado de Jericho o Enough, los hits se fueron sucediendo uno tras otro, de manera bien trenzada. A She’s got it bad le siguieron A new flame (tremenda exhibición de la base rítmica), Your mirror (Hucknall serpenteando) o Fake, hasta llegar al momento ¿bailas? en el que entonó de manera primorosa Holding back the years. Mick tiene la voz algo más rugosa, pero la excelente zona aguda permanece intacta. Continúa modulando con elegancia y sacando fiereza si lo requiere, la utilizó en Thinking of you, canción lozana, llena de rotundas sacudidas a lo James Brown (si se me permite la odiosa comparativa).
Antes de llegar al bamboleo desmadrado (enloqueció hasta la grada), tocaron Night nurse, joya imperecedera del crooner jamaicano Gregory Isaacs y no por chiripa. El reggae dejó tal impacto en los grupos ingleses de aquellos tiempos que pocos huyeron de la seducción. Mick Hucknall grabó este tema junto a Sly & Robbie e incluso fundó, en 1993, junto a Steve Barrow y tres fanáticos más, el sello de Blood & Fire, desde donde intentó recuperar el mejor roots reggae y dub grabado hasta la fecha. El reggae le apasiona, no es ningún secreto. Si les interesa ya lo saben, encontrarán maravillas.
It’s only love con el cantante imitando, respetuosamente, al autor Barry White, desató del todo a los presentes, si alguno quedaba amarrado; el preludio del tsunami rítmico, terremoto de glorioso Disco Sound donde aparecieron The rigt thing, Stars (locura general), Sunrise, Something got me started y Fairground. Manos voleando, gargantas desgañitándose y saltos dirección palmeras. No le busquen secretos: es el poder del estribillo, el premio a la prenda confeccionada con calidad y gracia, el valor de lo bueno. Más modernos que nadie.
Money’s too tight (to mention), The Valentine Brothers in memoriam y If you don’t know me by know (Harold Melvin & The Blue Notes) cerraron el histórico acontecimiento. Veintidós años sin pisar Barcelona era demasiado tiempo.
En el día de su aniversario, Pedralbes le cantó el “cumpleaños feliz” y el sabio pelirrojo correspondió con un alud de “punch” ochentero de clase superior. La ligera languidez del estudio quedó enterrada por el empuje de un competente colectivo que no está estancado en la complacencia: la lucha es ahora y la van a ganar otra vez. Incontestables.
The moral of the history is: you better look very hard at who you step into ‘cause you might get killed, or shot, and it’s not worth it. Africans need to be loving each other, and unite
Stars, Simply Red







Autores de este artículo

Barracuda

Sergi Moro
Desde que era un crío recuerdo tener una cámara siempre cerca. Hace unos años lo compagino con la música y no puedo evitar fotografiar todo lo que se mueve encima de un escenario. Así que allí me encontraréis, en las primeras filas.