Marta Torrella y Helena Ros, Tarta Relena, son junto a sus colegas de correrías, Nico Roig o Maria Arnal i Marcel Bagés, de lo mejor que le ha pasado a este país, musicalmente hablando, en muchos años. Su empeño en romper normas preestablecidas, respetando fundamentos, es digno de alabanza, emplazándonos a un futuro optimista.
La nueva gira y el primer larga duración –Fiat lux (The Indian Runners, 2021)– que aparecerá en otoño, nos invitan a pisar todas las huellas que Helena y Marta van dejando en su camino. Pudimos entrevistarlas antes de iniciar el trayecto y las seguimos hasta encontrarlas en la Barts. Su recorrido será siempre el nuestro.
Intervención divina
El local, sito en el Paral.lel barcelonés no es precisamente un templo consagrado a ningún dios, aunque en esta ocasión actuara como tal. Las seráficas voces de Tarta Relena se elevaron al cielo como si de una liturgia cantada se tratara. ¿Dios existe? Según ellas no, en cambio, si creen en la espiritualidad y en su influencia inspiradora. Sea divino o mágico, existe algo que las ha bendecido; la excelsitud del canto no llega tan solo a través de la práctica. Su interpretación de Stabat mater fue la fiel demostración de encontrarse en estado beatífico, cercano a la levitación, quizá influyó el halo protector que les acompañó en escena.
La jaula circular
Marta y Helena aparecieron, cual vestales, entonando los versos de Lorca (musicados por Manuel Oltra) Las Alamedas, que también utilizaron para cerrar el espectáculo oficial. Con parsimonia se dirigieron hacia un círculo lumínico, de colores cambiantes, del cual únicamente salieron para saludar al entusiasmado público, el anillo guardián y salvador del que hablábamos. La adecuadísima iluminación, creada por el Oscila Studio (aplausos) también ofreció un aspecto algo fantasmagórico, y es que ya se sabe, donde habita Dios, por algún lado debe aparecer Leviatán.
La soprano perfecta
La combinación entre la voz aguda de Helena y la más grave de Marta, es la que cualquier soprano querría poseer. Una gloriosa comunión que han alcanzado gracias a una frecuencia que las hace inseparables, esas continuas miradas de complicidad la expusieron notoriamente.
Nuestra soprano perfecta llamada Tarta Relena prefiere el canto ‘a capella’, pero no le hace ascos a la electrónica y en ese contraste entre lo orgánico y lo sintético, es donde reside la mayor parte del éxito de la arriesgada propuesta. Juzguen si Figues, insólita reunión del Lionsong de Björk con una tonadilla popular mallorquina es merecedora de un veredicto de culpabilidad, ni por asomo. De todas formas, el canto natural vence al software por goleada. La utilización del Ableton live para juguetear con los ‘reverbs’ o enfatizar el sonido con ‘beats’ es muy prudente, ayuda más que estorba.
El nuevo repertorio
Esperábamos con ansia las nuevas creaciones y no defraudaron. A la ya citada Stabat mater (alegoría a la Virgen María) añadiremos la estremecedora El suïcidi i el cant (cánticos de las mujeres pastún de Afganistán), Nunc aperuit nobis (recuerdo a la visionaria sacerdotisa medieval Hildegarda de Bingen), Me yelassan (mix de palmas y electrónica, a Marta le encanta el flamenco) y la colosal Safo, compilación de poesías de Safo de Mitilene, poetisa griega de la antigüedad. Personajes femeninos que han representado la mayor fuente de inspiración a la hora de enfocar su estimulante faena.
Era imposible eludir sus dos EP de debut y a ellos recurrieron con la fundacional Morenika y el villancico, en clave erótica, de origen árabe Tres morillas, pieza que bordan como nadie. En los bises, volvieron a mirar al reciente pasado interpretando Tou votanikoú y So de pastera, un fin de fiesta dicharachero, difuminador de solemnidades.
Tarta Relena y sus colaboradores han construido una ceremonia hermosísima, emocionante, compacta y de una calidad técnica excepcional que encandilara dondequiera que aterrice. La grandeza no pasa desapercibida.
Puestos a reprocharle algún detalle (las excesivas alabanzas empachan) nos quedaríamos con la falta de continuidad, interrumpida por los encomios entre pieza y pieza que cortaron la supuesta conceptualización del show. Una nimiedad inevitable debida a la simpatía y las ganas de explicar los hallazgos de las dos radiantes protagonistas.
Safo de Mitilene o de Lesbos deseaba que alguien la recordara en otra época. Estamos convencidos que ese sueño cumplido de la poetisa, está al alcance de Marta y Helena. Los destellos de luz y chispas no han hecho nada más que comenzar. Canto magnánimo. Música pura e inmarchitable.






Autores de este artículo

Barracuda

Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.