Los Sara Fontán son noticia. Acaban de grabar Queda pendiente, su primer álbum y protagonizarán la penúltima jornada del LEM Festival 2023 en el espacio LaKontra de Gràcia. Hablamos con ellas sobre el disco, el festival, la evolución de su trabajo y el cambio de perspectiva que les ha llevado, finalmente, al estudio después de casi 200 espectáculos en directo.
El 27 de octubre actuáis en el LEM Festival, en la que será su penúltima jornada. Qué opináis de este evento y de qué manera afrontáis esta actuación.
Nos encanta lo arriesgado y consecuente que es el LEM y sus formas de proceder fuera del mercado estandarizado. Nos sentimos muy agradecidas de haber participado en diferentes formatos a lo largo de los años. Somos casi familia, círculos concéntricos. Este año vamos a dúo por primera vez, con un álbum y siendo artistas residentes del LEM Festival 2023. ¡Nada puede salir mal!
¿Por qué creéis que, en general, cuando hablas de música experimental cunde el pánico?
Bueno, es que lo experimental se relaciona con lo incierto, minoritario, inseguro, demandante, snob, pero sobre todo, no saber qué va a pasar produce miedo. También porqué lo asociamos al pajareo, a la patilla, a “eso lo hace cualquiera”, ¿si a la mayoría no le interesa será por algo no? ¡Demasiado raro para mí!
Tendemos a necesitar la validación grupal. Sentirnos parte de la manada nos hace estar cómodos, seguros, confortables. Nuestro cerebro ordena, clasifica, relaciona y con lo experimental pasa que hay que hacer un esfuerzo. La escucha se enfrenta a lugares novedosos, inclasificables, indeterminados, imposibles de ordenar, formas no aprendidas en la genética cultural, espacios sonoros azarosos donde el propio músico está buscando otras maneras de expresión. Pero sin embargo, en estos estados de alerta, si nos dejamos sorprender es cuando más nos conectamos con nuevas sensaciones y emociones, con lo primitivo de nuestro ser, con el instinto animal. Gracias a enfrentarnos a lo desconocido, evolucionamos.
Vuestra unión ya dura seis años. ¿Cómo valoráis este periodo de tiempo en cuanto a experiencia personal y resultados?
En cuanto a experiencia personal, compartir nuestra pasión y profesión es precioso, frágil, intenso y transformador. Valoramos el aprendizaje permanente y mutuo; la colaboración con gente tan dispar como bailarinas, poetas, cineastas, músicas; los viajes y giras, donde comunidades afines te acogen lo mejor que saben. Nos sentimos a menudo afortunadas, a veces cansadas, siempre agradecidas.
¿Resultados? En los últimos años, tanto en educación como en cultura, hemos llegado a la conclusión que lo importante es el proceso y no el resultado. Y este proceso está resultando… hermoso, frágil, intenso y transformador.
Es difícil pero muy reconfortante saber que hay una comunidad muy extensa de personas donde el resultado, la productividad o el crecimiento no están en el centro de la propuesta.
Los Sara Fontán es un proyecto con dos cabezas, pero decidisteis obviar el nombre de Edu Pou cuando pensasteis como se iba denominar el proyecto ¿fue una decisión acordada rápidamente?
Nuestro dúo nació a partir de colaboraciones puntuales de Edi en conciertos en solitario de Sara. Lo de “Los Sara” nació de forma espontánea y consensuada gracias a un chiste compartido con nuestro amigo Dalmau Boada, que toca en los Esperit!
Cito una frase vuestra de 2020: “Grabar un LP atentaría contra la idea de que otra manera de hacer las cosas es posible” ¿Cuál ha sido el motivo para grabar Queda pendiente? ¿La necesidad de llegar a más público? ¿Un cambio de ciclo? ¿Motivos comerciales?
¡¡Han sido muchas las razones!! Durante años nos dedicamos a buscar otras maneras de tocar, donde el desarrollo y lo efímero del directo estaban en el centro de la creación, era una constante búsqueda y evolución que quedaba sin cerrar del todo. Entrenando lo inesperado, pero sobre todo evitando la estandarización del formato disco-promo-gira que impera en la industria. Trabajando sin trazar estrategias comerciales, creyendo que la música es diversa y que también puede serlo el modo en que se muestra al público.
Y llegó la contradicción, la necesidad de acabar para dar otro paso, aunque sin olvidar. Hacerse mayor, no ser madre, no ser padre y la necesidad de dejar algo o la conciencia de la propia muerte y el miedo al olvido. Poder acompañar a nuestro público sin estar presentes, abrazar lo virtual para llegar a lugares imposibles en el terreno físico. Nuevos retos. Cambio de planes, no conformarse.
También para poder hablar de ello, para que nos entrevistéis, para ser escuchados en el plano verbal y poder explicar que hay otras maneras posibles de hacer una carrera. Es difícil pero muy reconfortante saber que hay una comunidad muy extensa de personas donde el resultado, la productividad o el crecimiento no están en el centro de la propuesta.
¿Cuál ha sido vuestro método de trabajo a la hora de enfrentaros a un estudio?
Probablemente no hubiésemos sabido grabar este álbum bajo los horarios, rutinas y condicionantes de un estudio de grabación profesional. Por eso también hemos esperado a grabar hasta habilitar un espacio propio, en casa, donde poder hacer horas extra sin pagar por ello, probar y equivocarnos hasta acertar. Colocar micrófonos en el lavabo, samplear la rejilla de ventilación de la ducha, poner telas en platos, probar ecualizaciones hasta las tres de la mañana… Experimentar, ¡vaya!
Grabar, mezclar y masterizar, tampoco habría sido posible sin la generosidad y el talento de Santi García y Álvaro Gallego.
En casa suenan vinilos heredados de música clásica (Bach, Prokófiev, Stravinsky, Debussy, Sibelius o Brahms). También playlists de electrónica glitcheada, el Independent Music Podcast, el telediario, los pájaros y tractores de los vecinos.
Wall-E nos remite a una película, Magaluf a una controvertida población mallorquina y Talbot Samba al género brasileño, aunque no nos lo recuerda demasiado. Parecen escogidos de un mundo imaginario diverso, aunque creo que el discurso sonoro es conceptual.
Los títulos no los ponemos como resultado del ambiente o el estilo de cada tema. Aparecen en el boceto, en la primera nota de voz de un ensayo o en la libreta con los garabatos de lo que acaba de suceder. Entonces llega el divertido momento de nombrarlo de alguna manera para poder volver a ello más adelante y ahí se queda.
Es probable que, después, el resultado final difiera: como en Talbot Samba. Hubo un día que tuvo algo de samba, pero mutó en Talbot Samba, aquel coche que tuvo mi padre para avanzar a un paso más bien “kraut” por los rallies nacionales de los 80.
Aunque, finalmente, os habéis decidido por grabar ¿seguiréis apostando por la música que nace y muere en una noche?
Hace tiempo que no hacemos improvisación plena. Sin embargo, sigue habiendo esa idea, por ahí, de que nuestros siempre conciertos siempre son improvisados. Hay partes improvisadas en nuestra música, siempre las habrá, pero no sabemos cuánto rato estaremos en un solo o cuantas vueltas del riff haremos, improvisamos sobre todo con la duración. Hay toda otra parte que está súper cerrada y compuesta, más de un 70%. Así que no os asustéis, si venís dos veces a escucharnos reconoceréis cosas y os sentiréis seguros.
En la actuación en LaKontra del barrio de Gràcia, ¿Vais a interpretar el disco o lo mezclaréis con otras composiciones?
Lo mezclaremos con cosas nuevas y músicas anteriores que nos encanta seguir interpretando. Este disco es principalmente una foto del momento actual como dúo, no es fruto de una composición específica para él concierto.
Supongo que no tan solo escucháis música ligada a vuestro estilo ¿Cuáles son vuestras preferencias?
En casa suenan vinilos heredados de música clásica (Bach, Prokófiev, Stravinsky, Debussy, Sibelius o Brahms). También playlists de electrónica glitcheada, el Independent Music Podcast, el telediario, los pájaros y tractores de los vecinos.
Siempre he creído que no se puede experimentar sin tener una base sólida, digamos clásica por clasificarla de algún modo ¿Estáis de acuerdo?
Mmmm, dicho así, no del todo. Sí que opinamos que para experimentar debemos probar, ensayar, escuchar, aprender e invertir tiempo y atención, sobre todo. Es quizás como jugar bien al ajedrez. Dice el primo de Edi (gran ajedrecista) que hay que jugar mucho para poder prever todas las opciones que pueden aparecer durante una partida.
Sin embargo, dicho aprendizaje puede ser académico/clásico o totalmente no-normativo. Conocemos grandes experimentadores que no saben leer un pentagrama, pero han desarrollado una escucha sensible, un tacto atento con su instrumento…
Quizás lo más importante es contar con una comunidad de personas dispuestas a compartir y aprender contigo.
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