Allá por 2018, cuando viajábamos alegremente y disfrutábamos de conciertos en directo sin toda esta maldita pandemia acosándonos, fui por primer vez a Donostia con mi buen amigo Jordi Blanch. Disfrutamos de una ciudad maravillosa, de una comida excelente y de muy buena música. El motivo del viaje fue ver a nada menos que a Grant Lee Philips tocar gracias al Club 44, un grupo de amantes de la buena música, que cada mes paga una cuota para poder ver en directo a los mejores artistas nacionales e internacionales sobre todo de música de raíz americana. Juan Soroeta, uno de los fundadores del club, me había invitado al concierto y de paso a conocer esta iniciativa. Después del directo me habló de su proyecto Singing Through The Wall. Songs for Western Sahara. Un CD doble que había realizado el club en apoyo al pueblo saharaui. En este primer disco muchos de los artistas que pasaban por el club para tocar en directo componían expresamente y cedían canciones para apoyar a la causa. 22 en total.
Ahora acaban de publicar el segundo volumen, esta vez un triple CD que suena a gloria bendita y con una lista de nombres espectacular. 44 canciones de la mano de Mary Gauthier, AJ Croce, Malcolm Holcombe, Martha Fields, Dayna Kurtz, Tim Easton, Michael Weston King, Julián Maeso, Daniel Martin Moore, Barzin, Peter Mulvey, Danny Schmidt y muchos más. Decir que el disco es bueno es quedarse corta. Es una delicia de principio a fin, canciones que no tendréis en otro sitio y que además ayudan a una buena causa. ¿Qué más queréis? El CD incluye un completo libreto con las letras de las canciones y con textos sobre el conflicto saharaui que ayudarán a que entendáis que está pasando allí y porque es importante darlo a conocer. Podéis comprar los CDS aquí. Os lo recomiendo porque es una joya y porque es importante colaborar. Juan Soroeta es especialista en Derecho Internacional Público y su tesis doctoral fue sobre el derecho a la libre determinación del pueblo saharaui. Así que sabe de lo que está hablando y por qué son necesarios proyectos como este.
La música es diversión y placer, por supuesto, pero también puede tener conciencia. Y además ser buena. Desde los grandes trovadores de la historia a los artistas que hicieron florecer la canción protesta, han existido contadores y contadoras de historias que van más allá de la música, personas que han pretendido con sus canciones transmitir un mensaje. Contarnos historias importantes. Concienciarnos. Tenemos dos grandes ejemplos en Woody Guthrie con su famosa guitarra que rezaba “This machine kills fascists” (Esta máquina mata fascistas) o el banjo de Pete Seeger que rezaba “This machine surrounds hate and forces it to surrender” (Esta máquina rodea al odio y lo fuerza a rendirse). Pero también voces como la de Joan Baez, no hay mujer más combativa y comprometida que ella. Coherente con sus principios, ya de jovencita protestaba contra las injusticias, se negó a participar en un simulacro de bombardeo en el colegio. Participó cantando en la famosa ‘Marcha sobre Washington’ de 1963 por los derechos civiles junto a Martin Luther King y a grandes artistas como Mahalia Jackson, Peter, Paul and Mary o Bob Dylan. Protestó contra la guerra del Vietnam, ha creado diversas fundaciones y asociaciones contra la violencia. Y su música y sus canciones han reflejado todo esto de forma maravillosa. Y el gran bardo, ya sabéis, Dylan, seguidor de Guthrie fue quien revolucionó la canción con mensaje. Sus letras son pura poesía y su música, ¿qué decir de su música?
Con una simple canción se puede decir y conseguir mucho. Con una simple melodía, una voz y una guitarra. Solo hace falta alguien que escuche y dé un paso adelante. Conectar, esa cosa tan difícil hoy en día cuando parece que estamos más conectados que nunca y no es verdad, es necesario. La música nos hace conectar y eso es muy importante. Como reza el espiritual negro:
We are not afraid
We are not afraid
We are not afraid, today
Oh, deep in my heart
I know that I do believe
We shall overcome, someday
Un tema popularizado por Pete Seeger, Bob Dylan y Joan Baez, y que se convirtió en un himno de los derechos civiles y que sonó en la famosa marcha de 1963. Escrito por el hijo de un esclavo liberado, el reverendo Charles Tindley. Algún día, venceremos, como dice la canción. Mientras, hagamos lo posible por apoyar estas causas y si es además escuchando buena música, mejor que mejor.
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