Casi dos meses después de haber publicado en este mismo rincón digital un artículo sobre las consecuencias inmediatas que el Covid-19 iba a dejar en la industria musical, las señales agoreras que se adivinaban entonces ahora parecen reforzadas en este nuevo escenario de infranqueable incertidumbre. Las distintas fases de desescalada permitirán la paulatina activación de diferentes agentes (tiendas de discos, salas de conciertos, espectáculos al aire libre, etc) con tal de recuperar cierta actividad en el amplio espectro de la música. Ya con la llegada de la fase 1 (el 11 de mayo en la mayor parte del territorio español, exceptuando los núcleos más poblados de Catalunya y Castillla y León) se permitirán actos y espectáculos culturales de menos de 30 personas en espacios cerrados siempre que no se superen un tercio del aforo total. Por su parte, los emplazados en lugares abiertos se podrán llevar a cabo siempre y cuando el público no supere las 200 personas y su distribución sea por asientos y con la distancia obligada de 2 metros entre asistentes.
“No es posible abrir en estas condiciones de reducción de aforo al 30%, habitualmente el punto de equilibrio de la rentabilidad en los eventos musicales, conciertos y sesiones, es de un 80 o 85% de la capacidad de la sala, reducir esos aforos e intentar garantizar la rentabilidad implicaría o incrementar el precio de las entradas o disminuir los costes artísticos y del personal, algo a lo que nos negamos rotundamente, ya que no podemos trasladar al público el problema, y mucho menos a los trabajadores y a los artistas.”
Lluís Torrents, de Razzmatazz: Las pérdidas que estamos teniendo actualmente con la sala cerrada son menores a las que tendríamos si abriéramos con el 30% del aforo.
Así de tajante se muestra Lluís Torrents, co-director y gerente de la Sala Razzmatazz, punto neurálgico de la actividad musical de Barcelona y sin planes para reactivarse en el corto plazo: “Las pérdidas que estamos teniendo actualmente con la sala cerrada cada semana son menores a las que tendríamos si abriéramos en estas condiciones, lo que nos supondría aguantar menos tiempo cerrados, y creemos que esto va a ser una carrera de fondo así que es mejor no desperdiciar recursos porque los vamos a necesitar”, concluye el responsable de la sala barcelonesa.
“En algunos casos concretos pueden llegar a suponer algún alivio, pero en general, los conciertos suelen necesitar un índice de ocupación del aforo muy superior a ese 30 o 40% para no resultar deficitarios”, corrobora al respecto Néstor Noci, del sello Bankrobber. Con las salas y los festivales en dique seco, la bola de la precariedad avanza descontrolada hacia músicos, técnicos, personal de sala, sellos, managers, promotores y todo el entramado que alimenta la música en directo en este país, y que, de la noche a la mañana, ha visto en peligro su principal fuente de ingresos. El propio músico Ferran Palau es una de las víctima del descalabro:
“Llevamos unos 50 conciertos cancelados o aplazados y teniendo en cuenta que los directos son mi principal fuente de ingresos te puedes imaginar lo que supone esta crisis para los que nos dedicamos a la música. El disgusto fue enorme los primeros días porque este iba a ser un gran año para mi con un montón de festivales y conciertos con entradas ya vendidas. Mi ultimo disco Kevin, editado en mi propio sello Hidden Track Records, ha tenido muy buena acogida pero hice una inversión muy grande que tenía que recuperar con los conciertos así que la situación no es nada fácil... No tengo ni idea de lo que va a pasar a partir de ahora porque no tenemos información ni perspectiva. Lo que esta claro es que la crisis va a ser feroz y que tendremos que ser muy imaginativos para mantenernos a flote.”
“Obviamente, la industria musical se verá muy tocada después de esta crisis, y muchos artistas en desarrollo que habían decidido dejar sus otros trabajos para dedicarse 100% a la música, igual sin esos ingresos del directo, tendrán que volver a buscar otros trabajos con los que compaginar su actividad musical... pero creo que aunque supondrá un esfuerzo mayor, es algo que puede fortalecernos y unir aún más a la comunidad artística.”
Alternativas a la música en vivo
Ante la imposibilidad de subirse a un escenario con cierta garantía de rentabilidad económica, y a la espera de soluciones intermedias e imaginativas –ya han empezado a darse: desde autoconciertos a shows virtuales en Fortnite– que permitan recuperar la actividad del directo, un gran numero de artistas se ha lanzado a la esfera online mediante actuaciones confinadas en IG Live y otras plataformas. Una iniciativa que la mayoría de músicos ha llevado a cabo de forma desinteresada mientras que para otros ha supuesto, como mínimo, un tímido paliativo para sus economías.
“De momento estamos trampeando la situación. Creo que en mi caso al ser autoeditor y no tener que repartir porcentajes la situación no es tan grave porque tengo ingresos de ventas, derechos y digital. Pero si eres un músico con un sello discográfico old school los tantos por ciento normalmente son mas favorables para el sello que para el artista. Como desde mi sello editamos un montón de música tenemos pequeños ingresos que sumados hacen que podamos seguir vivos pero no sé hasta cuándo aguantaremos si nuestros artistas no pueden tocar. De momento estoy haciendo algunos streamings remunerados, la mayoría patrocinados por marcas y aunque sea una cosa que no disfruto mucho tengo que admitir que me está ayudando económicamente y también hace que siga manteniendo contacto con el publico”, incide Ferran.
Igual de preocupante se dibuja el escenario posterior a la desescalada, cuando el virus deba convivir, durante algunos meses, con ciertas limitaciones de aforo que seguirán poniendo a prueba las cuentas de muchos actores del ecosistema musical, con el problema añadido de tener que recuperar la confianza del cliente, especialmente el asistente a conciertos.
Medidas extraordinarias
En ese sentido, la Associació de sindicals i professionals de músics de Catalunya ha lanzado un comunicado para resolver toda esta situación desde la unidad, la empatía y la coordinación. Su plan cuenta con 52 puntos de medidas extraordinarias encaminadas a amortiguar el impacto del COVID-19 en las artes escénicas y musicales. Un conjunto de propuestas dirigidas a las administraciones públicas y que han decidido agrupar en seis ámbitos (contratación pública, medidas laborales y sociales, financiación empresarial, subvenciones públicas, impuestos y otras medidas de fomento). Bajo la misma orientación se apoya Torrents cuando se le pregunta por los esfuerzos que deberían desplegar las administraciones públicas para el de por sí dañado y precario sector de la música. Él recoge entre las más apremiantes las siguientes:
- Obtener un 2% destinado a la cultura dentro de los presupuestos generales del estado y de la Generalitat.
- Declarar la cultura como bien de primera necesidad, tal y como se ha declarado ya en muchos otros países.
- Exención total (no moratoria) de la cuota de autónomos a todos aquellos que no puedan ejercer su actividad.
- Prestaciones extraordinarias de desempleo para los autónomos que sean compatibles con otros ingresos, como los derivados de los derechos de autor.
- Mantenimiento de los ERTE por causas de fuerza mayor hasta que las empresas recuperen el 100% de su actividad, y que la salida del personal de estos pueda ser gradual en función de la recuperación de la empresa para garantizar que los trabajadores puedan seguir cobrando la prestación de desempleo hasta que la empresa no recupere el nivel de actividad anterior a la corona crisis.
- Moratoria de pago a suministros (agua, luz gas), y exención de recargos e intereses, y prohibición de corte de suministros por impago.
- Exención de pago de alquileres de locales que no se pueden utilizar para su fin, y ayudas compensatorias a los propietarios.
- Prohibición de desalojo por impago de alquileres.
- Reducción del IVA cultural del 10% al 4% en la venta de entradas y también en la contratación de artistas (actualmente al 21%) para reactivar el consumo cultural lo antes posible.
- Lanzar una gran campaña de comunicación con elementos de incentivo al consumo cultural, que genere confianza en el público, que desactive el miedo y que permita recuperar la actividad económica de este sector tan importante para la sociedad.
- Prestamos ICO avalados por el estado, sin gastos de apertura, ni cancelación anticipada, con compensación de intereses y con control sobre las entidades bancarias para que los apliquen no solo a sus buenos clientes, si no a todos los que lo necesiten sin pedir otras contraprestaciones como Seguros de vida o avales personales.
Algunas de estas propuestas han quedado atendidas, de forma parcial o total, en el real-decreto aprobado esta misma semana por el Gobierno para la industria cultural. En este paquete de ayudas y financiación al sector, de un volumen de 76’4 millones de euros, se contempla la prestación por desempleo para los trabajadores de la cultura por un tiempo máximo de 180 días, avales y préstamos para las pymes del sector cultural, e indemnizaciones para los actos de carácter cultural cancelados por culpa de la pandemia –con límites y una letra pequeña a examinar–.
Y los festivales pa’ cuándo
Una de las patas más afectadas y afligidas del entramado musical en la actual situación son los promotores musicales detrás de los festivales de música, que observan con desespero la poca claridad respecto a su actividad, y amplían así el suspense que rodea su más que probable cancelación durante el período veraniego.
Los grandes promotores del circuito de festivales restan a la espera de un marco legal para poder tomar las decisiones derivadas de la cancelación o aplazamiento.
La aglomeración de una gran cantidad de personas en un mismo espacio parece inconcebible en las próximas semanas, incluso meses. La máxima aproximación que se contempla al respecto son afectividades de carácter cultural al aire libre de no más de 800 personas, siempre y cuando sea un aforo de asientos numerados, y, en todo caso, una vez entrados en la fase 3. Una modalidad con restricciones de aforo que no se ajusta, ni por asomo, al de las grandes citas de nuestro territorio.
Con este panorama desalentador, los grandes promotores del circuito de festivales restan a la espera de un marco legal para poder tomar las decisiones derivadas de la cancelación o aplazamiento. Algunos de estos, como el Sónar (mediados de junio) o el Cruïlla (principios de julio), se ven además angustiados por un calendario muy cercano y el malestar creciente entre sus abonados ante la falta de concreción sobre la devolución del importe de las entradas.
La gran mayoría de estos macroeventos se acogen al escenario de que el gobierno, y sus órganos de decisión, decreten la cancelación de estos acontecimientos por causas de fuerza mayor, algo que les permitirá actuar en los contratos con patrocinadores, artistas, proveedores y personal, y activar las pólizas contratadas. Por el momento, ese escenario sigue sin definirse por parte de la administración estatal. El Festival Jardin de Pedralbes ha sido una de las primeras citas en territorio catalán en cancelar la edición de hogaño.
Comunicat oficial del 8è Festival Jardins Pedralbes del 6 de maig del 2020. #fpedralbes pic.twitter.com/45RP59Wb9f
— Festival Pedralbes (@FPedralbes) May 6, 2020
Otro caballo de batalla para este vital agente del engranaje de la música en vivo en nuestro territorio es la flexibilización de los tiempos para la devolución del importe de las entradas. Una medida crucial para las cuentas y su supervivencia en próximas temporadas.
Colaboración entre compañeros
Pese al signo agorero generalizador que tiñe el tejido musical en la actualidad, todos los sujetos entrevistados para este artículo coinciden en su predisposición para trabajar unidos y en poner el énfasis en el valor de la cultura dentro de nuestra sociedad, especialmente, en estos tiempos difíciles. Leonora lo resume de este modo:
“Primero de todo, a nivel educativo, creo que hay que hacer un esfuerzo muy grande en este país para darle a la cultura el peso que merece. El sector cultural ha sido de los primeros en verse afectados con el Covid-19 y será de los últimos en reactivarse. No sé si está situación le ha hecho a alguno darse cuenta de la importancia de tener una cultura rica, y de todo lo que aporta a una convivencia, pero creo que es algo que todos deberíamos poner en más valor e intentar establecer medidas de reactivación lo antes posible... no podemos ponerlo siempre en último lugar.”
Por su parte, Ferran, su muestra esperanzado pese a la situación descorazonadora que nos rodea.
“Soy optimista porque constantemente hablo con otros músicos, gente de los festivales y sellos y veo un sentimiento de unión muy fuerte. Como decía tenemos que tejer esa red y mantener un contacto muy directo con el publico. La gente esta allí escuchando nuestras canciones y deseando ir a conciertos y eso es lo que me deja tranquilo y me da esperanza de cara al futuro.”
Está claro que la música en directo volverá a sonar, pero, indudablemente, lo hará de un modo muy distinto al de antes.
Autor de este artículo