Lo genuino se difumina, casi absurdo ante los hechos. C. Tangana empezó, años atrás, haciendo un rap seco de corte melancólico. Ahora, su música se ha transformado como se despliegan los aviones. Entre el pop, el trap y el reggaetón, los géneros también se emborronan para iluminar la única cosa que importa en la trayectoria de un artista que encontró su reverso para arrasar en lo comercial: encontrar el punto hasta el que es posible emular los códigos de la industria para fagocitarla.
Ah, pregunta la prensa / Puchito, cuál es la maña / sin cantar ni afinar / ‘pa que te escuche to’a España
C.Tangana: ficha básica
1. El estilo
Cuando cursaba estudios de bachillerato, Antón Álvarez se escondió tras el seudónimo de Crema: bajo ese subterfugio, lanzó una serie de maquetas que provocaron que su nombre empezase a ser reconocido en el panorama nacional como una promesa incipiente de un mundo del rap que, mediada la primera década del siglo XXI, tenía los mecanismos bien engrasados gracias a artistas como Nach o Violadores del Verso.
La poética de Crema, bastante próxima a la de Nach pero empañada con un filtro intimista importante, acabó por desarrollar una personalidad propia que se consolidó con el nacimiento de Agorazein, el grupo liderado por Antón Álvarez con el que, en 2011, se presentó al público la figura misteriosa de C. Tangana. La poética se mantenía, pero el sonido se había endurecido: aquel rap de corte melódico estaba ya más cerca de una estética afroamericana, bebiendo de manera evidente de artistas como Drake, a quien C. Tangana samplearía en el futuro.
El lanzamiento de LO▼E’S, segunda maqueta autoeditada bajo el seudónimo de C. Tangana, supuso un giro importante en la carrera de Antón Álvarez: la ambición discursiva de este álbum –concebido casi como una cúpula de los temas e inquietudes del artista– y la valentía de su producción, que por primera vez buscaba de forma manifiesta la definición de una estética propia, no se ajustaron a la recepción del trabajo. El disco se estancó en su nicho, el retorno económico no fue importante y Antón Álvarez desapareció de la escena mediática durante más de un año. Era 2012. En la primavera de 2014, Alligators llegó como una declaración de intenciones. C. Tangana no era el mismo artista de antes. Su sonido agresivo y latinizado, desconocido en su discografía previa, sentó el precedente de lo que ocurriría después.
Mi estilo es todos los estilos / siempre estoy brillando
2. El dinero
Antes de morirme / volver a nacer
2016. C. Tangana lanza, junto a una desconocida Rosalía, el que es su mayor éxito hasta la fecha: Antes de morirme. El salto es ya manifiesto. Lejos queda el rap vocacional, ahora las manos ya tocan ese sonido plateado, lujoso, voluntariamente exhibicionista. En más de una ocasión, C. Tangana hace referencia al desdoblamiento de su personalidad, a la ruptura con su estilo personal en busca de repensar los términos establecidos por la industria. Buscándola, acaba por encontrarla: en 2017, Sony Music firma un contrato con él para la producción de Ídolo, su primer álbum de estudio en solitario bajo su nueva capa de pintura.
Antes de la llegada del disco, como un meteorito desprendido del cielo oscuro, llega el single que lo certifica como un fenómeno de masas: Mala mujer. Las demás canciones del LP funcionan como engranajes integrados alrededor de esta canción que redefine por completo la voluntad de su carrera. Su aproximación dubitativa a los afectos es sustituida por una bravuconería que practica el exceso: mujeres, coches, dinero. Una radiografía autoconsciente de los tics de un género musical en decadencia.
3. La fama
no quiero hablar de mi vida / que yo aprendí bien de chico no vale ná si es todo mentira
Ídolo asentó a C. Tangana en la cresta de las cosas. Siendo ya un personaje público de obvia relevancia dentro del panorama musical español, las colaboraciones empiezan a llover con violencia. Fruto de una serie de las mismas llega su segundo disco, Avida Dollars, que no es más que un subrayado rozando el paroxismo de todos los elementos presentes en Ídolo. Si acaso, este segundo trabajo incide todavía más en el reverso oscuro de la fama, en la soledad que funciona como contrapeso del éxito. Su canción Llorando en la limo, producida por Alizzz –quien ya había estado detrás de Antes de morirme–, ataca frontalmente esta cuestión:
Canta conmigo / que le jodan al dinero quiero estar contigo
Lo más interesante del último año de C. Tangana, en cualquier caso, procede de los contornos de su álbum. Si en 2012 Antón Álvarez lanzaba, con las cenizas de Crema todavía supurando, LO▼E’S con la intención de enmarcar su vocación estilística; en 2018 aterrizaba Un veneno para hacer lo propio con la figura de C. Tangana. Escrita en colaboración con el Niño de Elche, esta canción lanzada hace apenas medio año es todo un manual de instrucciones que define mejor al artista de lo que cuarenta artículos míos podrían llegar a conseguir.
Yo he nacido bohemio / pero tu amor me ha cambiado / y ahora quiero triunfar / y ganar y salir en la tele y la radio
4. El pensamiento
Tangana se graduó en filosofía en la Universidad Complutense de Madrid. Ahora hace canciones sobre el dinero y piensa sobre las dinámicas del capitalismo, que una vez fueron un impedimento y ahora lo catapultan:
«Tengo una parte muy creativa que enfoco en la comunicación, la estrategia y el marketing. En mí como empresa. Y eso para mí también es arte. Además, vivimos en una sociedad capitalista en la que el dinero es igual a poder y libertad. No considero que el mundo se tenga que regular por la economía de mercado, de hecho creo en la libre asociación y la autorregulación, pero es lo que es. Y en esta situación, renegar de ganar dinero es como estar en la guerra y no usar armas porque eres pacifista. Vale, es tu elección, pero te van a matar. Y yo no quiero que me maten».
(Extracto de una entrevista en El Mundo)
Cinco canciones fundamentales
1. Cada uno en su lugar, de Agorazein (2008)
Quizá una de las cimas compositivas de su etapa en Crema. Con 18 años, Antón Álvarez –C. Tangana todavía no existía– escribió esta canción que se acerca a un lugar intenso del amor adolescente, del amor que parpadea como una posibilidad constante. Escribe: “Le dije ven acércate a Madrid arde / pero nada es suficiente, ¿sabes? Sigues inmóvil”.
2. Alligators, de Alligators (single, 2014)
El primer alarido del artista contra la industria que lo había golpeado; el primer beso del artista a la industria en la que está a punto de introducirse de cabeza. Girando su estrategia comercial, C. Tangana volvió a la música –tras más de un año desconectado del mundo del espectáculo– con una canción que se puede leer como un ataque voraz al statu quo, pero también como un discurso de aceptación de la corona futura.
3. Mala mujer, de Ídolo (2017)
Han dejado cicatrices por todo mi cuerpo / sus uñas de gel
La transición temática estaba efectuada: en Mala mujer, C. Tangana aplicó con dinamismo todos los mecanismos asumidos del estándar industrial para crear un single poderoso, vertebral en su carrera como artista. Mala mujer abrió también una nueva vía de creación en torno a una suerte de autoindulgencia, a un lamento masculino que se le criticará con fuerza en el futuro por ser síntoma de un discurso misógino. Respecto a este tema, en la mencionada entrevista de El Mundo realizada por Iñako Díaz Guerra, el músico apuntó: “El estereotipo está ahí y lo asumo. Soy un producto de la sociedad patriarcal, un machirulo, pero no me gusta e intento mejorar”.
4. Llorando en la limo, de Avida Dollars (2018)
Sobre Avida Dollars, C. Tangana comentó que se trata de un álbum conceptual alrededor de la figura del artista de masas en el centro de las narrativas contemporáneas. Un artista heredero de unas mecánicas socioculturales tradicionalistas y sin manifiesta vocación de progreso social. La autoindulgencia comentada alrededor de Mala mujer encuentra una prolongación intensificada en Llorando en la limo, un tema que desde su título victimiza al ídolo, colocándolo en un limbo permanente entre el supuesto paraíso terrenal y el infierno que está dentro.
5. Un veneno, de Un veneno (2018)
La música del Niño de Elche, una confesión de rodillas con sabor a iglesia y un sonido dispuesto a reinventarse constantemente. Una canción verdaderamente imponente: quizá el mejor trabajo de la carrera de C. Tangana; también una certificación de su línea ascendente en lo creativo.
Autores de este artículo

Adrián Viéitez

Andreea Dragomir
Hice mi primer curso de dibujo cuando tenía cinco años. Ahí comenzó mi camino. Años después me doy cuenta de que no podría haber sido más bonito. Soy diseñadora gráfica y tengo un bebé, la marca Meraki Design, que ilustra tradiciones.