Después de posponer incontables veces la fecha del estreno de su último Las Montañas (Mad Moon music, 2020), la ilusión de recibir en directo sus trece nuevos cañonazos era bidireccional. La Sala Apolo vibraba inquieta, sudorosa, impaciente, pero sobre todo, sospechosamente ordenada. El suelo no se pegaba a las suelas, el aire caliente de nuestra mascarilla impedía el acceso del denso fervor de los vapores a Jaggermeister y cerveza mientras que las filas permanecían quietas y las barras vacías. Podía sentirse que el verano había dado comienzo y con este, la música en directo. Mientras nos acomodamos a esta nueva realidad, la oferta cultural renacía de sus cenizas ante nosotros.
De esa misma manera aparecieron Sandra Delaporte y Sergio Salvi acompañados de su dúo en la percusión, tal como un fogonazo de luz caliente, un golpe seco en los tambores que se tradujo en una marea inquieta de aplausos y cegadores focos de luz. Todavía reencontrándonos con la sala, el dúo de electrónica onírica nos abría las puertas a su nuevo trabajo con la introductoria El Refugio, dándonos unos minutos de calma atmosférica para fundirnos con su propuesta cósmica sonora. La emoción era difícil de contener y sucedió lo inevitable.
Delaporte, a pesar de lo interesante de su propuesta, no puede resumirse en el dulzor de la voz de Sandra o los espacios sonoros hipnotizantes que se saborean en su canción de apertura. Llegó el siguiente tema como un puñetazo directo en la sien y los asistentes, inevitablemente embriagados por el subidón, abandonaron toda formalidad y decidieron levantarse de la silla dispuestos a celebrar el retorno de la música y el final del aborrecimiento absoluto de sus zapatillas.
Sudor selvático y lágrimas de sangre
Entonces comenzó el descontrol y la potencia de temas giroscópicos que nos hicieron perder a todos el sentido de la gravedad, empujándonos de nuestros asientos como si estuviésemos sentados sobre dinamita. Hay algo rural y salvaje en la combinación de voz, percusiones y bases eléctricas de Delaporte que te hace sentir pleno y vivo dentro de un mismo organismo. En un arrollador carrusel bailamos el No Dirás –influenciada por los ritmos de Jalisco gracias a la colaboración en el tema de Ximena Sariñana–, para seguir con una potentísima versión de Cariñito de Novedades Carminha, que es a su vez, una versión del clásico tropical colombiano.
Después de este primer paseo por ritmos selváticos latinos, reincorporan el espectáculo para hablar de frente con el público. Y sucedió en un momento de colectiva autoconsciencia la sensación de que se trataba de una gran celebración para todos el activarnos y reencontrarnos con la música en directo en esa sala. Los momentos intermitentes para sentarse en la silla finalizaron cuando la ternura de Se Va desembocaba en uno de los más grandes e imprevisibles subidones del disco. A partir de allí, el combo italomadrileño nos dejó pocos segundos para respirar. La fusión electropop de De Donde Vienes, el desenfrenado huracán de electrónica drum and bass y noise que implica escuchar La Bestia en directo, e incluso lo tierno que llega a ser oír la sala entera detrás de sus arrugadas mascarillas cantar los coros de Clap Clap.
Quizás lo más curioso de todo es ver la fluidez en que avanza el concierto y la manera en la que todos nos adaptamos a los duros cambios de ritmo entre canción y canción, y es que prácticamente Delaporte lo abordan todo. Sus bases pueden ir desde el house más tadicional a la electrónica contemporánea, la actitud del dance punk dosmilero o la acritud pop de los mismos Mecano.
Cerraron el concierto con la pasión y los demonios que florecieron, entre lágrimas de la cantante, con Universo, para dar paso al baile ardiente y desenfrenado que escribieron junto a las Ginebras de Bang Bang, remezclando en medio del caos el Smack My Bitch Up en homenaje a The Prodigy.
Autores de este artículo
Redacció Qualsevol Nit
Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.