Hace cinco años irrumpieron con Remember roses (Anova Music, 2017) y en 2020 se consolidaron con Someday tomorrow maybe. La trayectoria de Lola Marsh empieza a tomar formas importantes. Sus nombres son Gil Landau y Yael Shoshana Cohen, y su música ya rodea el mundo, desde su Tel Aviv natal hasta los Estados Unidos. La gira de su segundo disco se vio truncada en 2020 a causa de la pandemia, y hoy hablamos con ellos para descubrir lo que se esconde detrás de este último lanzamiento.
Desde Remember roses a Somedoy tomorrow maybe han pasado cinco años… ¿cómo ha crecido Lola Marsh como banda a lo largo de ese tiempo?
Yael: Aprendimos mucho al lanzar Remember roses. Aprendimos qué hacer y qué no. Considero que este álbum (Someday tomorrow maybe) hemos podido prepararlo más a nuestra manera. Gil lo ha producido, así que podríamos decir que es más casero. En general ha sido más fácil porque teníamos más claro lo que buscábamos.
Gil: También porque nos conocemos mejor el uno al otro, comprendemos mejor lo que el otro quiere. A lo largo de estos años hemos girado mucho juntos, nos hemos ido acomodando a la otra persona lentamente.

¿Y cómo veis vuestra evolución entre los dos álbumes? En ambos trabajáis un fuerte contraste estilístico entre canciones, logrando así que, ya desde lo formal, quede bien dibujado lo que queréis contar, esta especie de narración con elementos muy bien delimitados entre sí.
Y: Pienso que tenemos diferentes colores dentro de Lola Marsh: por un lado tenemos estas canciones grandes, épicas, dramáticas; por otro algunas más pequeñas y delicadas; en último lugar otras que podríamos denominar festivas, como Wishing girl o Only for a moment. Tenemos hijos de todo tipo; los queremos a todos por igual.
G: Para mí, para empezar, es interesante escuchar lo que la gente pueda decir sobre el disco. Nosotros estamos dentro del proceso, así que siempre proporciona perspectiva saber lo que siente la audiencia sobre los dos álbumes, qué diferencias pueden encontrar entre ambos. Para nosotros creo que es más difícil poner el dedo sobre estas diferencias, aunque podemos intentarlo: yo pienso que el segundo funciona de forma más cohesionada.
Y: ¡Aunque sigue siendo muy dinámico!
G: De hecho pienso que está cohesionado gracias a lo dinámico que es. Hemos ido a por ese rango de dinamismo al perfilar la identidad del álbum.
Y: Es que creo que esto es parte de nuestro ADN: somos personas que encontramos algo interesante en los álbumes que nos ofrecen diferentes estilos, diferentes colores. Algo así como una película, en la que tienes momentos emocionantes que te hacen llorar y otros con los que te ríes: buscamos este tipo de viaje emocional. El asunto de ser dinámicos también forma parte de lo que somos ya no como músicos, sino también como individuos.
La mirada está siempre puesta sobre los sentimientos del día a día, sobre cómo esa nostalgia golpea la rutina y no sobre el pasado en sí.
En las entrevistas que concedisteis al lanzar Remember roses hablabais mucho sobre la noción de fijar el presente y ser conscientes del lugar del tiempo que vivimos; no sé si estoy en lo cierto, pero en Someday tomorrow maybe percibo una mirada más abierta sobre el tiempo, con más tendencia a reflejarse en el pasado y, de un modo más lateral, en el futuro.
Y: Yo pienso que es verdad. Creo que este es un álbum nostálgico; que el pasado está con nosotros a lo largo de sus canciones.
G: ¡Pues yo creo que este álbum lo es menos que el anterior! Creo que Someday tomorrow maybe trata más sobre el presente que Remember roses: es verdad que muchas de sus canciones tienen ese elemento nostálgico, pero la mirada está siempre puesta sobre los sentimientos del día a día, sobre cómo esa nostalgia golpea la rutina y no sobre el pasado en sí.
¿Cuál es el balance, en vuestra escritura, entre el peso de la biografía y el de la ficción?
G: ¡Esto es interesante!
Y: Incluso dentro de una canción se puede ver cómo combinamos las dos cosas. Por ejemplo, Four long seasons es un constante entrelazado de ambas: su primera frase es ‘you told me you’re in love with someone else’, la cual yo escribí sin que nunca me haya sucedido, aunque sea uno de mis mayores miedos. Después, sin embargo, hablo del verano de 1998 y de mi primer beso, algo que sí me sucedió. Aquí entra también en juego el asunto de que en Lola Marsh, al final, escribimos entre los dos: al ser dos personas, es casi imposible que una canción sea estrictamente personal. Casi siempre acaba siendo una combinación de nosotros dos.

Yo traigo la historia, ambos escribimos juntos la música y Gil se hace cargo de la producción. Cada uno asume su rol.
¿Cómo os las arregláis, escribiendo juntos, para capturar simultáneamente la esencia de lo que ambos buscáis transmitir?
G: Pienso que es muy importante que cada uno se asiente en su rol. En este disco yo estuve más dedicado a la producción, Yael era quien contaba las historias. Después, podíamos sentarnos juntos en una habitación durante seis horas y hablar sobre el material: yo comparto o modifico alguna frase y ella decide si integra el cambio en lo que está escrito. Four long seasons, por seguir con el ejemplo, lo refleja bien: empezó como algo personal de Yael y después, a partir de eso, ambos comenzamos a construir en torno a conceptos más generales.
Y: Esta canción en particular está construida como si contuviese dos canciones distintas. Yo traigo la historia, ambos escribimos juntos la música y Gil se hace cargo de la producción. Cada uno asume su rol. Nos ha llevado un tiempo establecer el organigrama de este proceso, y pienso que aún estamos trabajándolo. Pero creo que, mientras escribimos, realmente somos capaces de dar espacio al otro.
G: Pienso que es importante, sobre nuestro proceso de escritura, que hay ego, pero no demasiado. Yael escribe algo de salida, sí, pero está muy abierta siempre a recibir consejos. Yo me siento libre de decir si algo me suena bien o me parece demasiado cliché.
Y: Sí. Cuando escribes con alguien tienes que acudir siempre con la mente abierta.
G: Y no te puedes enamorar de ninguna idea.
Y: ¡Bueno! Y si lo haces es importante intentar que el otro vea el porqué de ese amor: tenemos que verlo y sentirlo ambos.
Enlazando con el tema de haber colaborado con la serie Better Call Saul, y con que You’re mine esté en la banda sonora de la secuela de Netflix de A todos los chicos de los que me enamoré: ¿cómo os ha influido haber ido ganando repercusión en la escena internacional a lo largo de los últimos años? ¿Cómo os hace sentir vuestra posición actual en la industria musical?
Y: Creo que cada experiencia nos ayuda de una manera determinada. Better Call Saul cambió algo para nosotros, nos dio la confianza para convencernos de que este álbum podíamos producirlo nosotros solos. Sobre nuestra posición en la industria… la verdad es que no pienso en ello. Estoy contenta de que tengamos oportunidades y siento que tenemos muchísima suerte de tenerlas, pero mi actitud respecto a ellas no es otra que la de seguir aprovechándolas, haciendo música y actuando.
Creo que fue en 2014 cuando tocasteis en España por primera vez, en el Primavera Sound. No sé si sentís que hayan pasado ocho años o muchísimos más.
Y: Parece que hayan pasado veinte. El festival es increíble y nosotros estábamos empezando entonces. Me gustaría muchísimo volver ahora, porque nuestro sonido ha evolucionado mucho: en 2014 Lola Marsh estaba naciendo; hoy es una cosa más clara, más definida.
G: Está siendo muy divertido asistir a este crecimiento, a cómo cada vez más gente recibe nuestra música y reacciona ante ella.
Y: Hay personas que nos envían mensajes diciendo que se están casando con nuestras canciones. ¡Eso es el éxito para mí: conseguir que la gente se case con nuestras canciones!
Autor de este artículo
