“Hallados un corazón y 45 cerebros conservados en una fosa de la Guerra Civil”. Este era el titular de una noticia que The Huffington Post publicó en agosto de 2016, y detallaba:
“Un corazón y 45 cerebros extraordinariamente conservados. Ése es el tesoro científico inesperado que albergaba la fosa de La Pedraja (Burgos), un enterramiento de la Guerra Civil en el que reposan los cuerpos de 104 asesinados durante la contienda”.
Hace unos meses, Maria Arnal y Marcel Bagés tocaron la canción 45 cerebros y un corazón delante de esa misma fosa, un tema que compusieron para honrar a las víctimas del franquismo. “Porque hay que hablar de estas cosas”, explicaba Arnal en una entrevista en la Cadena Ser. Con la canción que da nombre a su álbum, 45 cerebros y un corazón (Fina Estampa, 2017), el dúo de folk abría su concierto el pasado sábado en el Teatro Tivoli de Barcelona.
Tres años, un EP (Verbena [Fina Estampa, 2016]) y un disco fueron suficientes para que colgaran el cartel de sold out. Y no es de extrañar, pues la música que hacen es especial. Sus letras cuentan historias y nos hacen reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro. De hecho, no es la primera vez que el dúo nos habla de la guerra civil. En Verbena incluyeron la Cançó de Marina Ginestà, una periodista y militante comunista durante la Segunda República y la guerra. Bagés y Arnal convirtieron una de sus crónicas en canción.
“Quién manda sobre la luz / Quién manda sobre este suelo / Quién gana con nuestro cielo / Quién gana con nuestro sol”, preguntaba Arnal en Bienes. Pocos cantantes son capaces de dominar su instrumento con la maestría con que lo hace la joven María. Con las bajadas y subidas, los gritos y los rotos y, sobre todo, con su interpretación consiguió hipnotizar al público. Marcel hizo lo propio escondido tras la guitarra. Callado, pero más expresivo y emocionado que nunca.
Durante el concierto el escenario se convirtió en un lienzo que los músicos teñían con cada canción. Aunque los primeros temas los tocaron sentados, se les notaba que no podían contener tanta fuerza. Con la canción Miénteme del cantaor Niño de Elche, quien ha escrito el prólogo de su último disco, no pudieron soportarlo y se levantaron. La emoción no hizo más que aumentar con La gent, que contó con la colaboración de David Soler, el productor de su disco. A partir de ese momento Soler les acompañó guitarra en mano durante el resto del concierto.
Entre susurros, el dúo nos habló del poder del deseo con No he desitjat mai cap cos com el teu y con Desmemoria, en forma de adivinanza, del miedo a expresar las opiniones. Aunque el regalo nos lo hicieron con Big data, un avance de su próximo disco. Y conectaron por completo con el público con Canción total de Héctor Arnau. Todos se la sabían y repetían esos versos con un mensaje tan potente: “Miedo ensordecedor y aburrimiento”.
Dejaron la bomba para el final: Tú que vienes a rondarme, su tema de éxito. La euforia del público impidió que se marchasen así y volvieron, no con uno ni con dos, sino con cuatro bises: Ball del vetlatori, A la vida, Tu saps y Miris on miris. Con el silencio de la guerra empezaron el concierto, pero fue entre ovaciones como lo acabaron.







Autores de este artículo

Celia Sales Valdés

Sergi Moro
Desde que era un crío recuerdo tener una cámara siempre cerca. Hace unos años lo compagino con la música y no puedo evitar fotografiar todo lo que se mueve encima de un escenario. Así que allí me encontraréis, en las primeras filas.