Cuando empezó esta pandemia Club Editor estaba a punto de publicar la traducción al catalán de Year of the Monkey, el último libro de Patti Smith (también lo podéis encontrar en castellano en Lumen). Un libro en el que de nuevo se sumerge en su propia historia, pasada y presente, en sus sueños, en sus vivencias. En este nuevo viaje a través de las páginas de su vida, Patti nos hace partícipes de momentos tristes que marcaron ese año del mono, como la muerte de dos grandes amigos, Sandy Pearlman y Sam Shepard. Pero también de muchas otras cosas. Nos habla de su adorado Rimbaud, de Bolaño y sus lecturas sin fin, de sus cafés imperdonables, de sus sueños, de sus amigos. Y de sus viajes, como una Willy Fog moderna, Patti vive en constante movimiento allí donde la música y sus libros le llevan. Incansable artista, en lo musical y lo literario, Patti no para de escribir y de actuar. Ahora con esta maldita pandemia, lo segundo le falta. Lo echa de menos, como nosotros. Precisamente, tendríamos que haberla visto aquí en el Festival de Pedralbes y el Azkena Rock. En el 2021 será, como tantas otras cosas que tenían que pasar este año. No actúa, pero sigue escribiendo, siempre.
Lamentablemente, la presentación de L’any del mico en la librería No llegiu se tuvo que aplazar hasta hace poco y virtualmente. Fue una charla interesantísima entre Martí Sales, el traductor del mismo, además de escritor y músico e Isabel Orensanz, profesora de literatura, ya jubilada, que además ha sido compañera mía en clase de holandés y una gran fan de Patti, como yo. Me encantan estas casualidades de la vida. Justo hacía poco que en clase de holandés hicimos un examen que consistía en escribir una redacción sobre qué es ser un héroe y a quién escogeríamos como tal. Después del examen una amiga me decía: “¡Tú lo tienes fácil, has escrito un libro sobre superheroínas!”. Es cierto, podría haberla hecho sobre Wonder Woman o Ms. Marvel, pero escogí a Patti Smith. Sin dudarlo. A pocos artistas admiro tanto como a ella.
Todo esto os lo explico para deciros que creo que Patti Smith es sinónimo de coherencia, de trabajo incansable, de artista pluridisciplinar entregada al 100% a lo que le gusta hacer. Mujer con espíritu creativo desatado y con una energía que parece nunca acabarse. Patti Smith no pierde el tiempo. Lo vive aprovechando hasta el último segundo. Patti Smith se ha mantenido fiel a sus principios: ser ella misma cueste lo que cueste, sin importarle lo que piensen los demás. Desde los años 70, precisamente cuando Sandy Pearlman la animó a ponerle música a sus poesías, ella solo quería escribir. Y haciéndolo, lanzándose a la piscina, revolucionó el punk y la música, fue con su primer disco Horses publicado en 1975. Y además, por ser tan modesta que es capaz de tomarse un café en un bar y saludar y conversar con todo aquel que se acerque a ella al reconocerla. Porque es una de las grandes de la música pero no presume de ello, aunque le sobran los motivos para poder hacerlo.
Pero también por ser la líder de su propia banda cuando pocas mujeres lo eran y por seguir siéndolo. Por tener un aspecto diferente, por no dejar que la sexualizaran como a tantas otras mujeres del mundo de la música. Y seguir fiel a ello. Por cantar sobre libertad, sobre el poder de la gente y realmente creerlo. Por implicarse en causas sociales activamente, precisamente por eso. Por abrir la puerta a otras tantas mujeres que vinieron después. Por escoger ser siempre independiente por encima de todo. Por seguir su propio camino y grabar sus discos siempre cómo ha querido, sin prisas. Por no dejar que le digan nunca lo que tiene que hacer.
Por quejarse cuando decían que había vuelto a los escenarios después de cuidar de sus hijos, como si no hubiera hecho nada (criar hijos no se considera hacer algo, como lo hace una mujer), cuando nunca se fue. Por seguir publicando libros mientras los criaba. Por volver a los conciertos a mediados de los noventa tras la muerte de su marido Fred Sonic Smith, de su hermano Todd y de su teclista Richard Sohl con poco tiempo de diferencia. Por recuperarse y utilizar todo lo que sintió en aquellos momentos tan duros y publicar un disco como Gone Again. Por seguir haciendo conciertos llenos de pasión y energía con 73 años. Por seguir descubriendo el mundo y apasionándose por la literatura. Por ser curiosa y querer experimentar. Por ser prolífica y publicar libros cada año.
Por ser valiente y contar su propia historia cuando muchos la acusaban de aprovecharse del éxito de otros, hombres por supuesto, cuando decían si estaba con Mappelthorne o Sam Shepard por interés. Porque una mujer no puede triunfar por ella misma, ¿verdad? Por seguir escupiendo cuando la saliva le molesta mientras canta. Y sino te gusta, no mires. Por pedir disculpas y reconocer que estaba tan emocionada y nerviosa que se equivocó cantando una canción de Dylan cuando lo representó en la ceremonia de los Nobel. Por seguir siempre fiel a su gran amigo y compañero de aventuras musicales Lenny Kaye. Por todo ello y mucho más. Por ser ella misma: escritora, cantante, artista pero sobre todo, Patti Smith.

Imagen de portada © Robert Mapplethorpe
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