Por fin se ha estrenado en Disney + el esperado documental en tres partes que ha hecho el director Peter Jackson sobre los Beatles. ¡Menuda carta de amor les ha hecho el amigo Peter! Get Back trata sobre las dos semanas de ensayo y preparación del programa de televisión con actuación directo que el grupo quería hacer y que se convertiría finalmente en el Let It Be, el último disco de la banda. Hacía mucho que los cuatro de Liverpool no tocaban juntos en directo y la expectación era máxima. Los ensayos se grabaron para hacer un documental que acompañaría al programa de televisión. Imágenes que nunca se utilizaron. Más de 60 horas de jugoso metraje nunca visto y 150 horas de archivo sonoro inédito. Un caramelito jugoso para los que nos sentimos fans de la banda. Y para el director Peter Jackson que se ha zambullido en ellas para regalarnos esta joyita audiovisual.
Veríamos una hora de Paul tocando el piano, tres horas de documental de ellos peleándose, componiendo, ensayando o haciendo macramé
Este es el enésimo documental sobre The Beatles. ¿Otro más?, os preguntaréis. ¿Cuántos libros, artículos, documentales, películas hemos visto y leído ya sobre John, Paul, George y Ringo? ¡Hasta hay un espectáculo del Circ du Soleil sobre ellos! Conocemos los detalles de su historia al dedillo. Hasta los más mínimos e íntimos, lo sabemos todo. Ya conocemos de qué va la historia. Aún así, nos sentamos delante de la pantalla a tragarnos estos tres episodios largos (el primero dura 2 horas y media, el segundo más de tres y el tercero dos y media más). ¿Por qué esta fascinación? ¿Por qué la llama del interés por The Beatles nunca se apaga? Mi humilde opinión, conectan. Conectaron y siguen conectando. Su música llegó a todo el mundo. En estos momentos en los que parece que no nos entendemos, de polarización, de bronca constante y desentendimientos, es agradable comprobar que la música tiene el poder inmenso de conectarnos unos a otros sin importar nuestras diferencias. Ese es el poder la música y más cuando se hace con una fineza y maestría como la de los Beatles. No voy a negar que he babeado viendo el documental y he disfrutado de cada segundo.
Hay un momento, en el primer episodio, en el que Ringo y el director de la grabación en 1969 Michael Lindsay-Hoog (que por cierto, era hijo del gran Orson Welles) están hablando sobre cómo será el programa. Aún no tienen decidido dónde ni cómo será la actuación y se barajan ideas peregrinas como un anfiteatro en Tripoli. En ese momento McCartney está al piano tocando algunas melodías. Ringo lo mira y dice embelesado:“Vería una hora de él tocando el piano” y el director responde: “Yo también”. Y a mi se me puso una sonrisa de tonta de oreja a oreja, porque yo también lo vería, porque eso resume perfectamente lo que sentimos por los Beatles. Veríamos una hora de Paul tocando el piano, tres horas de documental de ellos peleándose, componiendo, ensayando o haciendo macramé. No importa. Es lo de menos. Todo es música y emoción y ellos provocan eso y mucho más.
¿Cómo es posible que esta historia que conocemos a la perfección nos siga emocionando? Al final del primer episodio cuando George dice que se va y deja la banda, nos entre una angustia y nos quedamos con ese cliffhanger que no es tal porque todos sabemos que volverá, pero joder, ¡qué George ha dejado la banda! Ese es el poder de la música y de los Beatles. En este documental excelso vemos el proceso de creación en directo de sus canciones. Les vemos sufrir, discutir, engancharse, lanzarse pullitas, pero también vemos la magia, la chispa que se enciende de nuevo. Esas miradas entre Paul y John valen un imperio. Ahí hay amor puro. Y odio, seguro. Pero cuando estos dos se miraban saltaban chispas. Y surgían joyas musicales. Y vemos a George empezando a despegar y volar solo, cansado de que lo ninguneen y a Ringo interpretar que para eso estaba. Y vemos aYoko Ono y Linda Eastman en el estudio, normalizando algo que se tendría que haber normalizado hace mucho tiempo. Basta ya de culpar a las mujeres siempre de todo. Los Beatles se acabaron, se desmoronaron. Lo vemos en el documental, aunque ellos aún no lo sabían del todo, pero el momento se acercaba. Se palpaba en el ambiente. Habían cumplido un ciclo, toda una vida, eran tremendamente jóvenes, pero habían vivido tantísimo.
Creo que poco más puedo decir, salvo que veáis los tres episodios porque forman parte de la historia de la música y si estás aquí en Qualsevol Nit leyendo este artículo, está claro que te gusta la música y los disfrutarás tanto como yo. Larga vida a los Beatles y su música, porque de aquí a 300 años, nosotros no estaremos aquí, pero su música seguirá viva.
Autora de este artículo