Well the ghost at my side
sings staying alive
and it come here tonight
to get cornered and tied
– Tía! Sabia que començarien per aquesta! Ho sabia!
Le dice una amiga a otra detrás de mí. “We’re gonna run like wolves”, canta Félix Riebl (percusión y voz). El concierto de The Cat Empire en la Sala Razzmatazz de Barcelona comenzó con Wolves, una de las mejores canciones de su nuevo disco Rising with the sun (Two Shoes, 2016), nombre que ha apodado esta gira.
El público enloquecía con cada nota, el frontman sonreía mientras tocaba las congas, un instrumento de percusión de raíces africanas. Todo en esa noche destilaba flow y muchísimo buen rollo. La siguiente fue Brighter than gold, de su anterior disco Steal the light (Two Shoes, 2013). Aunque tiene un videoclip impresionante, el directo sonó y se vio mejor. Como siempre. En la parte instrumental la gente se echó a bailar como poseída. Este show tenía un no sé qué que te hacía sentir los colores, la tierra en su sentido amplio, que todos pertenecemos a un mismo sitio, que son las diferencias lo que aumenta la riqueza del mundo. Es un sentimiento difícil de explicar, hay que bailar como mínimo tres canciones de la excelente fusión de músicas del mundo que hace este grupo australiano. Por eso comenzaron con el siguiente tema:
This love is older than your father
this love is younger than your son
you feel it in your corazón
and it will be here when everything is gone
Prophets in the sky, la segunda canción del penúltimo álbum, con Harry Angus como trompeta y voz. Inmejorable. Mucho más larga que en el disco, pues hubo más “Can you imagine a love like that? A love like that”, y un solo de trompeta en el medio. Y ojalá hubiera durado más todavía. La sala estaba rebosante, normal porque colgaron el cartel de sold out casi dos semanas antes del concierto, pero quizá estaba llena en exceso. Entre los móviles levantados, los torpes que te tiraban birra y los fans locos dando codazos mientras bailaban, solo te quedaba unirte a la jauría colectiva o subir a la planta de arriba y disfrutarlo en la distancia.
A partir de ahí, flamenco, funk, ska, jazz, reggae… Daba igual el género que tocaran, los asistentes se las sabían todas. Esa es la magia de The Cat Empire, que son imposibles de describir. World music sería la etiqueta que más se le acerca, porque son una fusión de muchísimos estilos que predominan en distintos puntos del planeta. Pero en realidad etiquetar es una mierda, así que quedémonos con que sean cuales sean sus ingredientes, la mezcla sabe rica. La fiesta continuaba muy animada. Quizá los momentos más álgidos vinieron con How to explain, la primera canción del disco debut y homónimo The Cat Empire (Virgin, 2003), convertida ya en un clásico, y Bulls, del nuevo disco, que va por el mismo camino.
And a pair of lungs to sing
and these simple chords
that say: music is the language of us all
También nos deleitaron con el “no me digas lo que es, lo que viene más allá / La Marina va pa´ allá, la Marina de Bahia” de Like a drum, del mismo disco que las anteriores, Steal the light. Es aventurado decir que es el mejor de su trayectoria, pues llevan 17 años en activo, pero sin duda uno de los mejores. De su nuevo disco, Rising with the sun, destacan Qué será ahora – donde Félix, por sus amistades en España, buscó un sentido más latino que inglés a los sonidos –, Bataclan – obviamente, sobre los atentados de París, es una canción que muestra enfado y tristeza, pero celebra la vida –, o Daggers drawn – otro temazo de Harry que rezuma Australia en cada acorde –. Lento, luego instrumental, y también hubo un momento de éxtasis con pogo incluido; pero Will Hull-Brown (batería), Jamshid ‘DJ Jumps’ Khadiwhala (mesa de mezclas y percusión), Ollie McGill (teclado y coros) y Ryan Monro (bajo y coros) supieron tocar cada momento con maestría, adaptándose sobre la marcha. Ahí se nota cuando la banda son músicos de verdad.
El momento más ‘tranqui’, pues tenía la cadencia del reggae, vino con Midnight, también del nuevo álbum. Fue especial porque a Harry le acompañaba la cantante de los teloneros Tinpan Orange, Emily Lubitz, un trío indie también de Melbourne. Especial porque Emily Lubitz es la mujer de Harry. Me fui pensando que ir a un concierto de The Cat Empire es como que tu mami – o en su defecto el mejor restaurante del mundo – te cocine tu plato favorito. Terminas lleno y muy satisfecho, pero cuando se acaba dices: “¡Quiero repetir!”
Autores de este artículo
Paula Pérez Fraga
Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.