Con los oídos todavía empapados del contundente sonido jazz-funk ofrecido por Resolution 88 en el Jamboree, nos dirigimos raudos al Poble Nou. Allí nos esperaban Ruarri Joseph y sus huestes para ofrecernos una buena dosis de rock americano filtrado con perfiles británicos en el concierto de William the Conqueror en Rocksound.
Ésta, una sala básicamente especializada en el género bautizado ‘americana’ (nombre genérico que incluye folk, country, bluegrass, etc…), resulta un club de amigos solidarizados con dicha causa. Podemos encontrarle diversos defectos: estrechez, mala sonoridad con exceso de voltios que a menudo desfiguran las melodías, o cierta impuntualidad a la hora de comenzar los conciertos. Todos estos inconvenientes, por otra parte comunes en la mayoría de pequeños clubes, quedan arrinconados de un plumazo por el buen trato del personal, o la camaradería imperante, que acaba produciendo una efervescencia de proporciones pasmosas. Ese ambiente, inusual en estos pagos, ilumina a los artistas quienes no pueden abandonar el escenario ni a empujones, por mucho que sea el cansancio acumulado.
Como no podía ser de otro modo, los ingleses William the Conqueror también quedaron impregnados de tal espíritu y ofrecieron un show golpeador de una calidad irrefutable.
Solo hace tres años que el cantante y guitarrista escocés Ruarri Joseph se embarcó en su nuevo viaje acompañado de la bajista Naomi Holmes y del baterista Harry Harding. En tan poco tiempo ha grabado dos sólidos álbumes y conseguido lo que otros no cosecharán en toda su carrera. Cierto es que estilísticamente no ha inventado nada, pero el cruce (algo antipático para algunos) de grunge, indie, country o rock sureño, entre otras cosas, si no lo catalogamos exactamente de hallazgo si podríamos hacerlo de relevante innovación. En su cabeza pensante cabe desde Dylan, Neil Young o The Doors, hasta Nirvana, Pearl Jam y The Lemonheads. Permítanme que añada a Joy Division, J.J. Cale, Eric Clapton, The Pretenders o Dr. Feelgood para vestir a la filigrana más extravagante si es posible. Todo cuadra, no se asusten, sus provocadoras, profundas e inteligentes líricas necesitan tal conglomerado para ser creíbles, no funcionarían con menos pasajeros.
Precisamente los primeros compases de Madness on the line, tema perteneciente al rutilante Bleeding on the soundtrack (Loose, 2019) producido por el prestigioso Ethan Johns, recordaron al ímpetu de la banda londinense creada por Lee Brilleaux y Wilko Johnson a principios de los 70’s. Su nuevo disco fue cruzándose, sin tropezones, con el anterior Proud disturber of the face (Loose, 2017) de manera más cruda que en las grabaciones de estudio, circunstancia que no quitó nada de sonoridad a las canciones más pausadas. No lo hizo con Pedestals ni con la brillante Thank me later, canción estrella de Bleeding on the soundtrack, donde habitan en cofradía las voces de Bob Dylan, Eric Clapton y Ben Sidran. Tanta referencia puede engañar al oyente: Ruarri Joseph no vive de rentas, asimila las enseñanzas de sus maestros de manera original. Sonar a otros no debe ser siempre sinónimo de copia y el caso que nos ocupa es un perfecto ejemplo. Deléitense con The curse of Friends, la tremenda Looking for the cure o Tend to the thorns, observarán el grado de singularidad del que estamos hablando.
William the Conqueror no está aquí de paso, la propuesta parece tener ganas de quedarse un tiempo largo entre nosotros sin temor a marchitarse. Quizá estemos delante de algo imperecedero, brillantez no le falta, el tiempo que nunca falla, dictará sentencia.
No deberíamos ni mentarlo, sin embargo es necesario destacar a las mujeres instrumentistas, en una escena monopolizada mayoritariamente por hombres, porque “haberlas haylas” y muy buenas. Naomi Holmes brilló con luz propia, estuvo excelente en la sección rítmica aportando fiabilidad y una firmeza acompasada admirable, magnífica.
En un fin de fiesta de tono punk la comunidad del Rocksound acabó entonando enloquecidamente los gritos de “oé oé oé” porque, como les decíamos al principio, el bar (su mejor definición) del Poble Nou es un lugar diferente. Visítenlo, nunca defrauda.
El Reino Unido y Norteamérica enlazados por obra y gracia de un rubio barbudo nacido en Edimburgo. Hazaña de tintes milagrosos.
Coz I herad the news, made out the signs, so I stayed away. Once more with feeling and a curse of friends until my last day
The curse of Friends, William the Conqueror





Autores de este artículo

Barracuda

Miguel López Mallach
De la Generación X, también fui a EGB. Me ha tocado vivir la llegada del Walkman, CD, PC de sobremesa, entre otras cosas.
Perfeccionista, pero sobre todo, observador. Intentando buscar la creatividad y las emociones en cada encuadre.