Stone Senate son un quinteto de rock americano de Nashville con la vista puesta en grupos como The Band, The Allman Brothers Band y Lynyrd Skynyrd. A sus influencias de country rock se le suma la contundencia hard rock en su ejecución. No en vano, su cantante y líder, Clint Woolsey, luce orgulloso en su Epiphone una pegatina de los Motorhëad. Algo de Lemmy tiene Clint Woolsey en su presencia espigada y comportamiento que cumple con los cánones del rock’n’roll. Entre los músicos y el público, una ristra de chupitos que el cantante fue despachando efusivamente entre canción y canción.
Como en una fila de line dance, cuatro de los cinco componentes, el propio Woolsey a la voz principal y guitarra; James Beau Edwards y Ted Hennington que se intercambiaban los roles de guitarra solista y rítmica, y el bajista Kieran Cronley, en formación en primera línea del escenario. Tras ellos, David “DZ” Zettler, a la batería y voces.
Al igual que el muro que formaban, la música tenía esa cualidad de contundencia consistente, con cimientos construidos a partir de cientos de actuaciones en Estados Unidos, que les han labrado una buena base de seguidores. Era su primera actuación en Barcelona, dentro de su primera gira europea. Seguramente, la próxima vez que vuelvan necesitarán de un espacio más grande que la humilde Razz 3.
Durante su actuación, los dos guitarras solistas se alternaban en ser el centro de atención, con solos que harían las delicias de los apasionados del metal y que mostraban, aparte de dominio de sus instrumentos, inspiración y emoción en la ejecución. Especialmente brillantes en los momentos en los que sus guitarras se doblaban en las melodías. Woolsey, con su voz maderada en Bourbon, tenía el punto justo de rugosidad que necesitaba la música.
El batería y el bajista también disfrutaron de sus momentos de estrellato, conformando un combo en los que todos los elementos mostraban un gran nivel de ejecución. Pero, por encima de la competencia técnica, lo que transmitía la actuación era esa fraternidad y felicidad de todos los músicos, alegres de defender sus canciones ante un escenario, aunque fuera pequeño; contentos de plantar la simiente para posteriores cosechas. La camaradería y complicidad que se percibía entre sus continuas miradas y gestos llegaba al público, que no pudo evitar sentirte parte de esa hermandad.
Tras casi dos horas de concierto y seis o siete chupitos consumidos, finalizó la actuación. Habían sonado canciones de los Stone Senate, además de versiones de The Band y The Allman Brothers Band.
Como epílogo, al salir de la sala, me encontré con James Beau Edwards, uno de los dos guitarristas solistas, que estaba apurando un cigarrillo. “Thanks for your music”, le agradecí. Él me preguntó el nombre, y mirándome a los ojos, me estrechó la mano y me dijo “Óscar, I am James; thanks a lot for coming here”.
Quizás el rock esté muriendo, pero seguiré persiguiendo esa integridad y cercanía. Lo dicho, toda una hermandad.
![Concierto de Stone Senate. Foto © Òscar García](https://qualsevolnit.com/wp-content/uploads/2023/12/StoneSenate-OGarcia08.jpg)
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