El Club Sauvage (ex Sidecar) comienza a asentarse. Era la primera vez que presenciábamos un concierto en la remozada sala y nos sentimos a gusto, bien tratados y los cambios estéticos no nos disgustaron en exceso. Lo que sí debemos aplaudir es la transformación acústica de la sala, en este apartado el cambio ha sido notable, nos esperan noches vibrantes, lástima que el excelente sonido no estuvo acompañado de un éxito de público, el regreso del trio vallisoletano Arizona Baby, bien lo merecía. Hablamos de este pequeño fiasco con uno de los responsables del local y a él mismo le extrañó que “un grupo tan bueno” no llenara el sótano de la Placa Reial. Los factores de la falta de espectadores siempre son inescrutables, no nos atrevimos a hurgar en ellos. Pese al resbalón, musicalmente, estos adoradores de paisajes sonoros con esencias desérticas y del rock de raíces, en general, volvieron a demostrar su enorme valía.
Les conocimos un 15 de octubre de 2019, sin calculadoras nos sale un lustro de espera. La voz principal del grupo, Javier Vielba, nos saluda efusivamente antes de empezar el show y comenta: “cinco años ya, cómo pasa el tiempo”. La frase no tiene nada de original, pero así es la puñetera vida.
Al grandullón Vielba y sus compañeros Rubén Marrón (guitarra) y Guillermo Aragón (batería y percusiones), se les nota felices. No han parado de trabajar en este periodo, lo que les ha llevado a poder editar Salvation (Subterfurge Records, 2023) en el estudio La Mina (Sevilla), un excelente trabajo que, sin apenas innovar, asienta su estilo y confirma que ya pueden ir tosiendo los pelagatos de costumbre, no les pillarán.
En su salsa
“Hemos venido a salvaros” exclama Vielba antes de entonar Lonely Road, primera pieza del disco que ha llegado para rescatarnos o corrompernos del todo, viendo la pasión con que tocan (al cantante se le rompió una cuerda de su guitarra), optamos más por la segunda suposición.
Los pucelanos interpretaron seis de los diez temas que componen la última grabación y que no desentonaron nada con sus hits anteriores. A la carretera solitaria le siguieron IOU Nothing y Boldly Goin’ Nowhere, un blues melódico influenciado por Chris Isaak, a quien telonearon en 2010. A partir de aquí, fueron intercalando creaciones de todo ese camino que iniciaron en 2003.
El amigo y tocayo Javier se desgañita cantando y animando a los presentes. Atípico entertainer que explica anécdotas, elogia a sus compadres (excelsos durante toda la velada), canta bien y rasga sus seis cuerdas de manera rabiosa, ya lo hemos comentado. Incluso utiliza su púa para hacer un curioso scratch, mientras el Sr, Marrón (Rubén) convierte Devilish Minds en un funk de primera división.
Disfrutamos con The Truth, Sixteen Tons (el clásico de Merle Davis cantando en castellano/inglés), Wooden Nickles (de las más tarareadas), If I Could (fantasticó Rubén Aragón en la percusión), Hit The Spot, Dirge (con una graciosísima intro de Land of 1000 Dances), Streets of Babylon y el cover de One a Plain, sentido homenaje ahora que se han cumplido 30 años del fallecimiento de Kurt Cobain. Recuerdos grunge de adolescencia.
El adiós con el On the Road Again de Willie Nelson, sonando por los altavoces del club no se nos olvidará. Gracias chicos. Os queremos.
Javier, Rubén y Guillermo se lo están currando mucho en esta gira. Si los pillan no se los pierdan. Vivirán un western sonoro y podrán comprar vinilos y camisetas de Salvation. Disfrutarán. Está jurado.
Autores de este artículo
Barracuda
Marina Tomàs
Tiene mucho de aventura la fotografía. Supongo que por eso me gusta. Y, aunque parezca un poco contradictorio, me proporciona un lugar en el mundo, un techo, un refugio. Y eso, para alguien de naturaleza más bien soñadora como yo, no está nada mal.