A veces parece que solo estemos viendo el principio. Puede que sea una forma de mirar hacia atrás para seguir reconociéndonos mientras se va acercando la muerte. Como cuando en el disco Letter to you la canción If I was the priest va por los dos minutos y siete segundos y Bruce Springsteen entona ‘she’s a user’ (se refiere en esa canción a una tal María, que acude a misa el domingo y vende su cuerpo el lunes, siempre al contrabandista que pague el precio más alto; se refiere a una yonqui) y lo hace con la misma voz que en 1995 y 1996, durante la gira de The ghost of Tom Joad, ponía durante un momento de la interpretación de Does this bus stop at 82nd street? –tema perteneciente a su álbum de debut, del año 1973– cuando al decir la frase ‘interstellar mongrel nymphs’ (ninfas interestelares mestizas) imitaba ese famoso deje, tan nasal y arrastrado, del Bob Dylan de mediados de la década de los sesenta, el que desapareció en John Wesley Harding (1967). Hablo de los años sesenta del siglo pasado, claro, el XX. Le escuché ese deje al ‘boss’ en directo el 22 de febrero de 1996 en París, en Le Zénith. ‘Interstellar mongrel nymphs!’, y se rió. Me lo ha recordado el ‘she’s a user’ de If I was the priest, veinticuatro años y medio después. Pues eso, lo dicho, que a veces parece que solo estemos viendo el principio…
Letter to you es el 20º disco de estudio de la carrera de Bruce Springsteen, el primero con la E Street Band desde High hopes (2014). Es también el primero desde 1984 –cuando Born in the USA– en que el grupo y su ‘jefe’ han registrado todos juntos las tomas enteras de las canciones en el estudio (con muy puntuales regrabados posteriores: algún solo de guitarra Gretsch…). “Juntos somos más grandes que la suma de nuestras partes individuales. En Letter to you, las composiciones y su visión individual son mías, pero la creación física de esa visión dentro del presente y el mundo real nos pertenece a todos”, afirma Bruce en el documental que comparte título con el álbum (y que ha sido dirigido por Thom Zimmy y está disponible en AppleTV) y recoge la grabación del mismo, que tuvo lugar durante cinco días de noviembre de 2019 en Thrill Hill Recording, el estudio que Springsteen tiene en su granja de Colts Neck (Nueva Jersey). Solo están ausentes de esa filmación dos temas, Janey needs a shooter y Rainmaker, pues son las únicas de las doce canciones del disco que proceden de sesiones anteriores, fechadas en algún lugar aún por precisar entre 2004 y 2012.
El eje central de Letter to you lo fija la mortalidad. Es un homenaje a los compañeros caídos y al espíritu del rock’n’roll (reflejado en House of a thousand guitars, la canción-torno sobre la que gira esta obra, según Bruce) entre meditaciones desde la quietud del crepúsculo. Es un diálogo con y sobre los fantasmas y espíritus de quienes ya marcharon, esos que se le aparecen ahora solo en sueños. Es un reflejo en el brío de quién fue para de nuevo volver a ser, iluminando así su pasado, presente y futuro. Esto último lo ha materializado de manera explícita con la recuperación de tres canciones –dos ya las hemos citado, son Janey needs a shooter y If I was the priest (esta, una de las que interpretó en su primera audición formal para la CBS, el 3 de mayo de 1972), la otra es Song for orphans–, una tripleta que compuso a principios de los años setenta (los del siglo pasado, claro, el XX) y que ahora ha reformulado, cambiándoles el aura de sus versiones iniciales, acústicas y con aquella primera etiqueta proscrita que le engancharon, la de cantautor con pretensiones de ‘nuevo Dylan’ (la misma que colgaron en aquel entonces a tantos, desde John Prine hasta Elliott Murphy), para reconvertirlas en un homenaje, con un sabor sonoro a aquí y ahora de la Calle E, al mejor matrimonio que hubo entre Bob Dylan y The Band, el que formalizaron entre 1965 y 1968, justo cuando Dylan también quería escapar de otra etiqueta, la de ‘nuevo viejo Dylan’. A veces parece que solo estemos viendo el principio…
El detonante del álbum fue la muerte de su amigo George Theiss, que había sido componente de la primera banda de Springsteen, el quinteto The Castiles, en activo entre 1965 y 1968. Theiss falleció en julio de 2018, tras dos años de lucha contra el cáncer de pulmón. En ese momento, Bruce se convirtió en el único componente vivo de The Castiles. De ahí la canción Last man standing del disco y su letra (‘bandas de ángeles me levantan de alguna manera, en algún lugar alto, duro y fuerte, en algún lugar profundo en el corazón de la multitud, ahora soy el último hombre en pie’). Pensando en ello, en sus raíces musicales y en su ciudad natal, quedó golpeado, lo dice en el documental, “por la deuda que todavía tenía con mis hermanos de armas de Freehold”. Y había que pagarla pronto, lo dice la primera pieza del álbum, One minute, que funciona como un prefacio del cuerpo de la carta que leeremos a continuación: “El gran tren negro viene por la vía, haz sonar tu silbato largo y largo, un minuto estás aquí y al minuto siguiente te vas”.
La mortalidad. La otredad tras la muerte. Son temas que han estado siempre presentes en la discografía de Springsteen. En pinceladas sueltas, desde la lejana Jungleland en 1975 (“afuera la calle está en llamas en un verdadero vals de la muerte, entre lo que es carne y es fantasía, y los poetas ahí abajo no escriben nada en absoluto, simplemente retroceden y dejan que todo pase, y en la rapidez de un cuchillo alcanzan su momento y tratan de mantener una postura honesta, terminando heridos, ni siquiera muertos”) hasta Wreck on the highway cerrando The river en 1980, o con el inicio homónimo y el final con Reason to believe de Nebraska en 1982. El hilo no se corta. Algunos ejemplos: Streets of Philadelphia en 1993, Highway 29 y Sinaloa Cowboys en 1995, Dead man walking en 1996, la mitad de The rising en 2002, Last to die y Terry’s song en 2007… Pero esas elegías adquieren un tono mucho más esperanzador en Letter to you, en sintonía con la catarsis celebratoria colectiva, de dolor liberador, que destapó Tenth avenue freeze-out en directo en la gira de Wrecking ball (2012), recordando al un año antes fallecido Clarence Clemons. El espíritu del ‘if we are here, they are here!’ con que el tema We are alive clausuraba ese disco: “Estamos vivos, y aunque nuestros cuerpos yacen solos aquí en la oscuridad, nuestras almas y espíritus se elevan para llevar el fuego y encender la chispa, para luchar hombro con hombro y corazón con corazón”. Que así sea, falta nos hace.
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