El pasado viernes 22 de septiembre una serpiente de jóvenes esperaba en las calles Almogàvers, Àlaba y Pallars a la apertura de puertas del concierto del rapero madrileño Antón Álvarez, más conocido como C. Tangana. Chándales, crop tops, aros dorados, rayas de ojos kilométricas y alguna que otra riñonera son solo una pequeña enumeración del vestuario básico exhibido por la audiencia, vestuario que fue sabiamente complementado con pulseritas fluorescentes de color rojizo que repartía la organización a todo el que entraba en el recinto.
Luces a juego con las pulseras en el escenario, un cartel enorme en el que se podía ver la marca que patrocinaba el concierto – Vodafone yu Music Shows – y pequeñas botellas de agua que esperaban firmes mientras el público se contagiaba poco a poco del color y sabor de la sala Razzmatazz. Los altavoces controlados desde la mesa de mezclas por uno de los miembros del colectivo de hiphop Agorazein, al cual pertenece C. Tangana, caldeaban poco a poco a la audiencia con temas como Jacaranda de Bad Gyal o Tu sicaria de Ms. Nina.
Con la pista de baile y el primer piso llenos hasta arriba de gente joven y no tan joven las notas iniciales de Mala mujer comenzaban a sonar y una ovación se alzaba por encima de la letra haciendo difícil separar la voz del rapero madrileño de la del público. A pesar de ser el primer tema, C. Tangana venía a darlo todo ya que lo adornó con confeti que caía del techo de la sala y máquinas de gas que generaban la ilusión de estar en una atracción de feria.
“¿Alguien escuchó esta mierda alguna vez?” chilló segundos antes de comenzar con Drama, paseándose saltando por el escenario con su camiseta de Aaliyah y ofreciendo el micro a la audiencia que cantaba totalmente entregada. Los aplausos rompen y sin dilación suena Espabilao, tema que recibe la misma atención que los anteriores. Pudo ser por la juventud de gran parte del público o por la actitud del cantante, pero la energía de la sala fue mágica, sin picos de subida y bajada, una tensión mantenida que solo podría acabar en desfase y disfrute
Canciones en solitario del cantante madrileño como Persiguiéndonos se entremezclaban con temas del colectivo AGZ (Agorazein) como Ya sabes, Qué pasará o Tentación. A pesar de ser menos coreados eso no los hizo ni mucho menos desconocidos ya que cuando le llegó el turno a Llámame más tarde – una de sus piezas con la cantaora Rosalía – el propio cantante bromeó “Esta también me la cantáis vosotros”.
El rapero encadenó Los chikos de Madriz, tema contestación del beef con el grupo Los Chikos del Maíz, con una de sus piezas más sensuales: Lo hace conmigo. Aplausos en la Razzmatazz al comenzar a sonar Bolsas, y el público decide unirse en una sola voz que se alza poco a poco hasta llegar al “pero no, no no, no no”, del estribillo. C.H.I.T.O y 100k pasos, también de AGZ, hacen que el público se entregue definitivamente antes de pasar a las últimas canciones.
“Me están diciendo que se me acaba el tiempo” proclama antes de que dos bailarinas de falda plisada salgan al escenario para acompañarlo mientras interpreta Antes de morirme, también con Rosalía en su versión original.
Cierre circular hecho con Mala mujer, que suena mucho más rato y para el que todavía lo acompaña el equipo de baile mientras el madrileño salta por las tablas y una grandísima cantidad de confeti cae una vez más del techo de la Razzmatazz bañando al público con papelitos de colores. Aplausos, vítores y chillidos que piden otra mientras las pulseras rojas que entregaba la organización vuelan al escenario reclamando un bis que nunca llega. Que se le va a hacer, un concierto que empieza puntual, ha de acabar de la misma manera.
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