¿Qué es ser pura en el flamenco? ¿Perpetuar los palos y esquemas que definen al género? ¿Y qué es ser impura? ¿Buscar la emoción por encima de la ortodoxia?
Rosario La Tremendita lo tiene muy claro, y así lo demostró en su concierto, el 20 de octubre, dentro del festival Barcelona Flamenco, organizado por el Taller de Músics. Se presentó en el Centre Artesà Tradicionàrius, junto a dos espectaculares músicos, David Sancho, al piano eléctrico y teclados; y Pablo Martín Jones, que es el productor de su nuevo disco todavía por salir, Tremenda, a la batería y efectos.
Decía que La Tremendita lo tiene muy claro. La respuesta a las preguntas es que ser flamenco es una actitud, no un corsé. Y Rosario no conoce de límites. Después de la ambición creativa de Delirium Tremens, su disco de 2018 que hermanaba flamenco con jazz, se presentó en Barcelona para ofrecer una primera muestra de las canciones que conformarán su próximo trabajo, que trasciende fronteras para acercarse a la electrónica y a la psicodelia.
Ella tampoco conoce límites respecto a lo que es capaz de hacer. Estamos hablando de una gran cantaora de flamenco, que atesora una preciosa voz, suave o hiriente en función de las tonadas, pero también de una bajista energética, que se acompaña mientras canta, con una gran capacidad rítmica. En otros temas deja el bajo por la guitarra, o por el cajón. Como se puede apreciar, es una creadora muy especial, con múltiples facetas, ambiciosa y que es capaz de tocar con convicción diversos palos.
El trío que conforma con Martín Jones y Sancho es algo digno de ver. David Sancho se aferra al piano eléctrico Rhodes y ofrece algunos solos que pueden homenajear al Chick Corea de Bitches Brew, o se lanza a realizar arpegios con el sintetizador que recuerdan a Pete Bardens. Por su parte, Martín Jones, siempre atento a todo lo que se mueve a su alrededor, tan pronto le da al cajón como ejecuta ritmos a la batería que diríase se han extraído de una pista de drum and bass.
“Más pura que la heroína, te honraré”
El concierto no ofreció pureza entendida como respecto a la tradición, sino la imbricación sin solución de continuidad entre tradición y vanguardia. Los temas nuevos podían presentar sorpresas a cada compás, con sonidos insospechados, sampleado de voces o cualquier otro efecto que siempre tenía como objeto conmover.
Como ejemplo de ello, Mi voz, uno de los temas que ha publicado como avance del nuevo disco, en que los sampleados, ejercen de coro que acompaña y puntúa la interpretación sentida de la creadora de Triana.
“Para ver si en un mundo nuevo, ay, encontraba más verdad”
La Tremendita se apropió y reconstruyó la tradición, como Un mundo nuevo, al que aportó base electrónica y un desarrollo que fue creciendo hasta convertirse en una explosión de jazz-rock de los 70.
Hubo un momento para la aparición sorpresa de Marta Robles, guitarrista de Las Migas, que acompañó a La Tremendita, que cantaba y golpeaba el cajón.
“Tire donde tire, siempre gano”
Quedó claro, durante la hora y media de concierto, que La Tremendita está en pleno proceso de eclosión de todo lo aprendido y creado en los últimos años, y que el trío con el que se presenta puede elevarse hasta cotas pocas veces vistas. Como dijo ella, “tener la tarea trabajada, y volar”.
Vivimos tiempos de grandes creadores en las orillas del flamenco, de espíritus atrevidos y que entienden la osadía como la posibilidad de demoler fronteras. Rosario La Tremendita es, sin duda, una de esas auténticas creadoras que nos puede deparar muchas más alegrías en el futuro. Perderse uno de sus conciertos en el estado de gracia que muestra actualmente debería considerarse casi crimen doloso.
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