Casi tocando Besòs, el Fòrum se construía en 2004 para albergar el Fórum Universal de las Culturas, donde se debatió sobre desarrollo sostenible y diversidad cultural. Ahora es la casa de macrofestivales como el Primavera Sound o el BAM. Este fin de semana acogía la octava edición del Cruïlla Summer Festival, una propuesta que crece cada año, reuniendo en esta edición casi 60.000 asistentes gracias al sold out anunciado unos días antes. Si fue sostenible no está claro, pero diverso seguro. Numerosas culturas y nacionalidades se cruzaron desde las seis y media de la tarde y hasta casi doce horas después.
Obviando los sombreros para protegerse del sol y las flores que regalaban en la entrada, el encargado de dar la bienvenida fue Youssou N’Dour acompañado de unas doce personas más sobre el escenario Time Out. Las escaleras para acceder a la pista se convirtieron en unas cataratas que no dejaron de gotear gente con ganas de disfrutar de la buena vibra que desprendía el cantante senegalés y su séquito. Hacia la mitad del show, consiguieron conectar con el público a través de coreografías muy simples pero muy eficaces: todos a la derecha, todos a la izquierda; pies y manos al unísono. Desde las gradas el público parecía un mar en movimiento, con ondas yendo y viniendo. “Cataluña, dance!” pedía con su intensa voz mientras Moussa Sonko nos deleitaba con bailes tradicionales antes del hit 7 seconds. El festival acababa de empezar y ya estábamos cubiertos de sudor. De hecho, Dorian Wood desde el escenario Radio 3 se despedía del público tras un potentísimo concierto con “besos y abrazos sudorosos para todos”.
Del mbalax, la música popular de Senegal que gracias a Youssou N’Dour y otros artistas ahora también es conocida fuera de sus fronteras, al indie rock de Two Door Cinema Club. El grupo irlandés inauguró el increíble escenario Estrella Damm, un híbrido entre un barco y una caja de música con un acabado muy steampunk. Alex Trimble, armado con unas gafas de sol, salió al escenario e hizo viajar a la audiencia a un pasado reciente con sus clásicos, desde Cigarettes in the theatre hasta What you know. Paralelamente, Kase. O (Violadores del Verso) comenzaba su actuación confirmando – por si a alguien le quedaban dudas – el eclecticismo del Cruïlla. Un público rapero mucho más entregado que la audiencia del escenario grande confirmaba que el zaragozano y su gira de El círculo (Rap Solo / Boa Música, 2016) rompen con todo allá donde vayan.
Mientras el sol caía en el Fòrum, el grupo de folk rock americano The Lumineers se subía al escenario Cruïlla Enamora. Sus visuales, unos preciosos tubos de órganos, y sus melodías ayudaron a bajar las pulsaciones de la audiencia antes de continuar con el resto de grupos de la noche. El corazón de muchos llegó a detenerse cuando los acordes de Ho hey comenzaron. Corazón off y vídeo on, ya que una cantidad infernal de teléfonos se levantaban para capturar en directo uno de los temas indispensables del verano de 2012. Desde entonces, las bandas sonoras de El lado bueno de las cosas y Los juegos del hambre siguieron encandilando al mundo entero. En el festival barcelonés presentaban su último trabajo Cleopatra (Dualtone Records, 2016), que viene después de cuatro años de silencio desde su debut homónimo: The Lumineers (Dualtone Records, 2012).
Sobre las once comenzaba el cabeza de cartel de la jornada e incluso del festival entero: Jamiroquai. Su carismático vocalista Jay Kay salía ataviado con un casco/tiara/corona luminosa y el más elegante de sus chándals. El público se dividía entre los que echaba de menos los clásicos bailes del artista inglés y los que defendían su show apelando a su reciente operación de espalda. A pesar de que es cierto que el grupo funk no pudo brillar en todo su esplendor al faltar parte del espectáculo, la voz de Jay Kay sonaba como siempre, clara y dominante. Pena que por lo masivo del concierto no se pudiera ver tan bien como se escuchaba.
Por suerte para algunos, el cantante reggae Patrice ocupaba el escenario Time Out mientras la luz del faro que marca la costa tintineaba en verde a lo lejos. Igual que con los anteriores, su estilo en este nuevo disco (Life’s blood, 2016) también es difícil de definir. Tal vez porque ni el propio artista es capaz de resumirlo en una palabra: “Intenté encontrar un punto de encuentro entre todo aquello que amo: Blues, hip-hop, dancehall, afrobeat, la canción de autor, el rock, la filosofía, la poesía…” La variedad de estilos hacía que las aglomeraciones se disminuyeran, pero no se conseguían esquivar del todo. Los Fabulosos Cadillacs, grupo argentino considerado como una de las bandas más importantes del rock hispano, regresaban para presentar su disco La salvación de Solo y Juan (Columbia, 2016) a ritmo de ska. Casi a la vez, los barceloneses, Dorian regalaban a los asistentes temas míticos de su repertorio como La tormenta de arena o A cualquier otra parte.
El primer día de festival fue clausurado con el hip-hop raveño de Die Antwoord, banda sudafricana que también pasaron por el Bilbao BBK Live aprovechando su visita a la península, igual que los Two Door Cinema Club. Yolandi Visser y Ninja, acompañados por Dj God salieron al escenario cuando ya pasaban de las dos de la mañana para desatar la locura y hacer del festival una auténtica rave. Saltos y demencia al compás tanto de sus últimos temas (por ejemplo, Banana brain), como de los que ya son clásicos del grupo (Ugly boy, Cookie thrumper) hasta llegar a los ya himnos Baby’s on fire y I fink you freeky. Una auténtica fiesta tanto encima como debajo del escenario que resonaba en la cabeza de los que se alejaban del recinto de vuelta al hogar todavía con la voz histérica de Yolandi en los oídos.
Autores de este artículo
Paula Pérez Fraga
Carlota Purple
Según la RAE: Torta hecha con leche, huevos, azúcar, cola de pescado y vainilla. Del valenciano: Zanahoria. De Galicia: melidense sarcástica que abusa de la adjetivación y viste -y vestirá- de negro, hasta que inventen un color más oscuro.