Barcelona tiene poder cantaba el añorado Peret, añadamos que también tiene mucha suerte. Suerte y dicha es la de tener un festival con la categoría de Ciutat Flamenco, un referente del género que cada año nos sorprende y alegra nuestros corazones. El certamen tocó techo con la memorable actuación de Rocío Márquez, pero todavía le quedaban algunas balas valiosísimas en la recámara: el emergente Pere Martínez, el fantástico guitarrista Antonio Rey, o Bailaoras, un bellísimo espectáculo que contó con la colaboración estelar de La Chana y que sirvió para cerrar con broche de oro la edición de este año. Un año marcado por el protagonismo de las mujeres, alma y secreto de un éxito clamoroso. Gracias a Taller de Músics por volver a conseguir que el sueño se hiciera de nuevo realidad. Un día antes del glorioso colofón asistimos a otra velada para el recuerdo, la ofrecida por María Fernández Benítez, María Terremoto, un ciclón jerezano de descomunales dimensiones, se lo contamos.
Sube el telón del escenario de la sala Luz de Gas y aparece su figura vestida de rojo fuego que encaja a la perfección con las primeras notas surgidas de esa privilegiada garganta regalada por su legendaria familia. María es nieta de Terremoto de Jerez e hija de Fernando Terremoto, una estirpe legendaria en el mundo del flamenco que, lejos de ser una pesada losa, se convierte en perfecto aliado; hay relevo y de larga duración, no lo duden.
La jerezana nos visitó para presentar su primer trabajo discográfico titulado La huella de mi sentío (En Flamenco Producciones, 2018), una pieza maestra de estilo tradicional que encandilará tanto a los más ortodoxos como a los innovadores y que en directo alcanza cotas todavía superiores. Buena parte de culpa la tuvieron su fiel escudero Nono Jero a la guitarra y el dúo Makarines a los coros y palmas, prodigiosos toda la noche, lujosa compañía para una voz espectacular.
María Terremoto es la demostración de que la potencia no siempre está reñida con la musicalidad e incluso contradice a los que piensan que los cantaores deben quejarse abajo, ella se gusta lanzando las quejas desde arriba, emocionando, clavando las notas cual puñales. Canta hacia fuera desde dentro, entonando cada frase con redondez, utilizando la respiración de forma precisa, lo que le ayuda a embellecer su cante. Posiblemente con los años deberá calmar ese furor inimitable, pero mientras el fuelle dure hará bien en no cortarse. Podríamos tomar de ejemplo Parte de mí, unas fenomenales alegrías de “Agujeta Chico”, dedicadas a su padre, donde puso toda la carne en el asador, saliendo victoriosa. Estuvo también fabulosa en Nadie lo sepa (magnífica colaboración vocal de Makarines) y gloriosa en las bulerías de Jerez, La casa de los rincones (homenaje a la Paquera de Jerez, icónico referente). Con unos fandaguitos de remate, los presentes la despidieron puestos en pie.
Terremoto es un animal escénico de enormes proporciones, se muestra altanera, reta con su poderío al público que la acoge con pasión desmesurada, ya sea de bermellón o con ropajes de reina mora. Su ímpetu es tan enorme que hasta voló uno de sus pendientes (devuelto al final de la función por una admiradora). ¡Leona! alguien clama excitado desde el fondo de la abarrotada platea, adecuado adjetivo, más de un zarpazo nos lanzó, sin dañarnos, eso sí, quizá un poco el alma, se agradece, lo melifluo no la distingue precisamente.
Los halagos recibidos de colegas como la mismísima Rocío Márquez o Miguel Poveda son merecidos (“navegamos en la misma barca y debemos ayudarnos”, afirma la onubense), al igual que los galardones ganados en prestigiosos festivales, conseguirlo con ese apellido tiene un gran valor. En el mundo del flamenco no se regalan las cosas desenfadadamente, sólo si se posee talento y a María le sobra por todos lados, tenemos artista para rato.
Ciutat Flamenco, lo ha vuelto a lograr, ha vuelto a hacernos felices por unos días. Nos sentimos tristes por su final, aunque también alegres porque el año próximo regresará con la misma ilusión de siempre y mejor, a pesar de que ahora parezca imposible. Allí estaremos.
Qué grande es el sueño mío, Fernández llevo dentro de mí, Terremoto fue mi padre y Terremoto he nacido
(Parte de mí, María Terremoto)







Autores de este artículo

Barracuda

Montse Melero
Hacer fotos es la única cosa que me permite estar atenta durante más de diez minutos seguidos. Busco emoción, luces, color, reflejos, sombras, a ti en primera fila... soy como un gato negro, te costará distinguirme y también doy un poco menos de mala suerte.
3 comentarios en «María Terremoto: Genio en la sangre»
Muchísimas gracias a los dos.
Yo estuve en este concierto espectacular.
Tus comentarios Barracuda y tus fotos Montse son fascinantes.
Muchas gracias Ángela, nos alegra mucho tu comentario! Un abrazo!
Gracias Ángela. Un placer.